Divulgación
Se realizó un café científico sobre catálisis y desarrollo
Miércoles 29 de noviembre de 2017 / Actualizado el jueves 30 de noviembre de 2017
En el marco de los festejos por los 40 años del INCAPE, la charla de divulgación científica estuvo a cargo de Ulises Sedrán, director del Instituto y titular de CCT CONICET Santa Fe, quien hizo un recorrido por la disciplina y la historia del instituto.
Con lisos en lugar de café para amortiguar el intenso calor santafesino, un grupo de investigadores activos y retirados se reunió en el hotel UNL-ATE para hacer un recorrido por los 40 años del Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica “Ing. José Miguel Parera” (INCAPE), de doble dependencia UNL- CONICET.
Se trató de una charla dentro del tradicional ciclo de divulgación denominado “Café Científico”, que estuvo a cargo de Ulises Sedrán, director del Instituto, del CCT CONICET Santa Fe y docente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en la que también se habló sobre la historia de la catálisis, disciplina central para el desarrollo de un país. “Hace varios meses que venimos realizando diferentes actividades para celebrar el 13 de abril de 2018 los 40 años del INCAPE, un instituto pionero de América Latina en investigación sobre procesos catalíticos”, dijo.
El ciclo Café Científico es una actividad organizada por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia de Santa Fe, junto a la Universidad Nacional del Litoral. La entrada es libre y gratuita.
En busca de una definición
Sedrán comenzó destacando que si bien la palabra catálisis es de uso cotidiano y se escucha a menudo, llevó mucho tiempo arribar a una definición pese a que se podía observar evidencia de procesos catalíticos en el mundo natural.
Los primeros en dar cuenta de estos procesos fueron los babilónicos aproximadamente 6000 a.c. con una bebida parecida a la cerveza. “El kash era una bebida obtenida por un aceleramiento y direccionamiento de las reacciones químicas. Los romanos también producían jabón y usaban sales de potasio que actuaban como catalizadores”, explicó.
Para el siglo XX la catálisis se perfila como una disciplina central para el desarrollo de los países por el vínculo que tiene con la refinación de petróleo y la búsqueda de combustibles alternativos. En las décadas del 50 y 60 comienzan los agrupamientos iniciales en la temática y se realizan los primeros congresos internacionales en catálisis (1956). En Argentina, es también en ese tiempo cuando comienzan los primeros trabajos de investigación específica en el tema al interior de las universidades.
Pasado y futuro
Con el impulso dado por las necesidades de la industria se crea el INCAPE en 1978 y se convierte en el tercer instituto de la Argentina en la misma disciplina. Sedrán destacó los aportes de tres investigadores pioneros detrás de esta política científica: Jorge Ronco “responsable de la creación de los institutos, posgrados, actividades de expansión y consolidación de la catálisis en el país, que trajo a los hombres más importantes a la Argentina”, José Parera, fundador del INCAPE y primer becario externo del CONICET, y Alberto Cassano, gran promotor del posgrado en ingeniería química y del instituto, así como del INTEC.
Según indicó Sedrán la vida del INCAPE estuvo unida a la formación de recursos humanos en la UNL, en especial en la carrera de doctorado que comenzó en 1980. A su vez, “el instituto vivió los avatares propios de la ciencia en Argentina que tienen que ver con el CONICET, la Universidad y la alternancia de uniforme y trajes”, agregó.
Después de tres décadas de crecimiento “sostenido y desorganizado”, en 2013 el instituto inicia un proceso de normalización con la elección de director por concurso público, la formación de comisiones y la aprobación de un estatuto interno. Hoy el INCAPE tiene 148 personas que desarrollan sus actividades en 2500 m2, un edificio propio inaugurado en 2015 y equipamiento respetable. “¿Qué nos falta? Juntarnos físicamente, porque estamos en cuatro sedes y decidir cómo se quiere crecer, es decir, tener un crecimiento planificado”.
Para el cierre, Sedrán mencionó tres casos donde la catálisis funcionó como motor del desarrollo. Uno fue la mejora de unidades de craqueo catalítico FCC de YPF, “donde se produjo el primer y único catalizador comercial usado y producido en el país”. El segundo fue el caso de la Fabrica Carioca de Catalizadores en Brasil, que nació de la mano de la política estatal de independencia energética. Como tercer ejemplo mencionó al propio INCAPE, que está desarrollando nuevas líneas de investigación asociadas a la generación de energías limpias a partir de biomasa residual de la región litoral como cáscaras de granos, residuos vegetales, descartes de zanahoria o cáscara de arroz. El investigador dijo que esta línea permite generar productos con mayor valor agregado y se preguntó si el instituto se encuentra ante un cambio de paradigma, algo que espera que las próximas generaciones de investigadores ayuden a definir.