En Santa Fe
Los bares y restaurantes no perdieron ventas con la ley antitabaco
Viernes 23 de mayo de 2008
Según un estudio de la UNL, la puesta en vigencia de la normativa en 2005 no afectó las ventas de los bares y restaurantes de la provincia. Los comerciantes tenían la percepción de que serían perjudicados, pero datos objetivos demostraron lo contrario.
Un estudio realizado en la provincia demostró que no hubo bajas en la ventas en bares y restaurantes luego de la vigencia de la Ley Antitabaco en Santa Fe desde 2005. Para ello, se hicieron a los dueños y responsables de los locales encuestas que demostraron la existencia del mito de que con la norma se perdería cerca del 30 por ciento de las ventas, creencia que luego fue contrastada con el análisis de información objetiva provista por la Administración Provincial de Impuestos (API).
Más allá de los estudios desde la perspectiva de la salud, “había que hacer análisis que provengan de la economía, porque a veces los intereses económicos minusvaloran la información”, justificó Oscar Costa, docente investigador de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la UNL y fundador de Aliar (Alianza Libre de Humo de Tabaco en la Argentina), la ONG que impulsó el trabajo.
Según Costa, “es importante que existan estudios económicos objetivos y cualitativos sobre la problemática para tener argumentos en los casos de provincias o ciudades de la Argentina con legislaciones de ambientes cien por cien libres de humo de tabaco”.
Datos objetivos
“Hicimos un análisis de los últimos cinco años de las ventas de bares y resturantes de la ciudad de Rosario y Santa Fe, desde enero del 2003 a diciembre de 2007. La ley de ambientes libres de humo es de agosto de 2005. Se hizo un análisis econométrico a través de información obtenida del API”, explicó Costa, que coordinó el grupo que llevó adelante los estudios.
Se trató de declaraciones juradas de impuestos que pusieron en evidencia las cifras de ventas a partir de la alícuota que grava la actividad: “Son datos objetivos que las mismas empresas habían declarado que habían vendido. Uno se puede preguntar si esos montos son ciertos o si los hay distintos, pero siempre son para más. Si hubiera un dato de ocultamiento al organismo recaudador es de ventas que están en negro; es de más, no de menos”, sostuvo.
Costa añadió que las curvas que marcan la magnitud de las ventas a lo largo de los cinco años demostraron que éstas en promedio crecieron: “Significa que hay mayor venta que la que hubiera habido si no hubiera estado la ley”.
El mito del 30 por ciento
Para complementar esos datos realizaron un análisis cualitativo a través de encuestas estructuradas a 482 dueños y responsables de bares y restaurantes, 357 de Rosario y 125 de Santa Fe, para saber sus percepciones sobre qué iba a suceder con sus ventas al momento de la sanción de la ley.
“La mitad sostenía que iba a perder, es decir, estaba instalado el hecho de que iba a haber pérdida”, comentó Costa.
Esa sensación fue descripta por el docente como el mito del 30 por ciento “que levantan las compañías tabacaleras dirigido a los dueños de bares y restaurantes, y que dice que éstos perderán dinero si se instrumenta una ley de ambientes cien por ciento libres de humo de tabaco, que van a vender menos. Con ese miedo la industria gastronómica no quiere saber nada y se oponen a cualquier legislación. En el caso de la provincia de Santa Fe hubo una oposición inicial, pero una vez que estuvo la ley muchos de los comerciantes entendieron que la cosa no iba a ser tan así”.
En 2008 volvieron a consultar a los comerciantes constatando que el 30 por ciento aún opinaba que vendía menos, pero los datos objetivos demostraban que vendían un promedio de dos mil pesos más por mes.
Lo curioso de estas últimas indagaciones es que observaron que la sensación de menos ventas se dio mayormente entre comerciantes fumadores.
El mito derribado
“Hoy podemos sostener que el mito del 30 por ciento en principio está afectado, limitado o golpeado”, aseguró Costa. Pero, al mismo tiempo, lamentó los perjuicios que apareja el hábito de fumar al generar un gran impacto económico.
“La gente deja de trabajar y se genera un gasto público en exceso para atender a los enfermos. Hay toda una enorme situación que se genera alrededor de esta actividad pero hay un motor atrás muy grande de las tabacaleras que están asentadas en la Argentina y en muchas partes del planeta, y una actividad económica floreciente vinculada con la venta del cigarrillo”, destacó por último.