En cárceles
El aislamiento agravaría las condiciones de los internos
Miércoles 27 de agosto de 2014 / Actualizado el miércoles 27 de agosto de 2014
Es una de las conclusiones que se desprenden de un monitoreo realizado por la FCJS sobre el aislamiento individual en las Unidades Penitenciarias Nº2 y Nº4 de Santa Fe. El equipo de trabajo fue coordinado por Máximo Sozzo, del Programa Delito y Sociedad.
En la prisión se agravarían las condiciones de detención si un preso pasa un período en celdas disciplinarias, “tanto por sus condiciones materiales como por la manera que adquiere la privación de la libertad en estos escenarios”. Esta es una de las conclusiones preliminares de un informe realizado por la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
“El encierro dentro del encierro. Formas y condiciones del aislamiento individual en las prisiones de la ciudad de Santa Fe”, es el título del trabajo realizado por el Programa Delito Y Sociedad que dirige Máximo Sozzo y fue realizado en el marco de un monitoreo sobre aislamiento individual en las Unidades Penitenciarias Nº2 y Nº4 de la ciudad de Santa Fe en el segundo semestre de 2013.
El agravamiento de las condiciones, “en el caso de la prisión de varones, incluye formas de ejercicio de la violencia directa por parte de ciertos guardias, de alto impacto denigratorio –como la utilización de agua o liquido de matafuegos–, señaladas reiteradamente por los internos. En el caso de la prisión de mujeres, en cambio, se hace referencia a formas de maltrato verbal y psicológico”.
Este informe fue presentado el martes 26 de agosto en la FCJS en el marco de la jornada "Prácticas de aislamiento en contextos de encierro: usos y efectos", organizada por la Secretaría de Extensión, el Observatorio Prisión y Derechos Humanos y auspiciada por la Procuración Penitenciaria de la Nación.
Falta de garantías y autolesiones
Otra de las conclusiones preliminares que se desprende del informe es que “se observan enormes dificultades en el acceso a las garantías que debería poseer un proceso administrativo de sanción disciplinaria (redacción de un sumario, presentación de pruebas, la posibilidad de recurrir a un defensor, posibilidad de apelación, justificación y resolución del tipo de sanción)”. Además, según el equipo de trabajo, esta situación “se combina con un alto desconocimiento, por parte de las personas privadas de la libertad, de las reglas que establecen el cuadro de faltas y sanciones, como los procedimientos para su valoración y aplicación, reforzando la situación de indefensión”.
En cuanto a la prisión de varones, en el trabajo se pudo detectar a “la situación de aislamiento individual en celda disciplinaria –sea por sanción o resguardo– como un espacio y un tiempo en el que se multiplican las autolesiones, tanto como forma de efectuar un reclamo con mayor efectividad o como manera de expresar una situación subjetiva extremadamente negativa”. Parecería ser que esta frecuencia no es tan marcada en la prisión de mujeres, “aunque se ha señalado la posibilidad de que dichas autolesiones se produzcan luego de un período de aislamiento individual”.
Metodología
Para la construcción de este informe, se realizaron entrevistas semi-estructuradas a presos que se encontraban en ese momento en la celda de aislamiento y, en el caso de la prisión de mujeres, a presas que habían tenido recientes experiencias de encierro en aislamiento, informan desde el equipo. Asimismo fueron entrevistados delegados de pabellón; empleados del Servicio Penitenciario; al profesional encargado de dirigir el Equipo de Acompañamiento para la Reintegración Social, al Jefe del Servicio Médico y a dos autoridades de cada prisión: Jefe de Correccional y Director de la Prisión.
El equipo de trabajo estuvo coordinado por Máximo Sozzo e integrado por Manuel Alonso, Jesica Bernard, Waldemar Claus, Carolina D’Amelio, Luciana Ghiberto, Juan Lazzaneo, Lucas Silva, Ernesto Macedo, Nicolás Maiarota, Julieta Taboga y Julieta Zana.
Este informe se centra en el aislamiento individual al interior de las prisiones de la ciudad, se trata de una situación de “encierro dentro del encierro”. El equipo plantea en el informe que ello “se desenvuelve utilizando las celdas disciplinarias, es decir, el sector especialmente reservado dentro de estas estructuras edilicias para el cumplimiento de sanciones disciplinarias, pero también empleado con motivo del resguardo”.