Vida universitaria
Cuando las fronteras no son un obstáculo
Martes 21 de julio de 2015 / Actualizado el miércoles 22 de julio de 2015
Una ex estudiante superó las distancias para poder estudiar la carrera que realmente quería. Hoy, recientemente graduada de Ingeniera Ambiental, cuenta su experiencia académica en la UNL.
Tamara Aguilar tiene 26 años y reside en su ciudad de origen, Comodoro Rivadavia, Provincia de Chubut. Cursó sus estudios primarios y secundarios en la misma ciudad, y al momento de elegir una carrera universitaria, también eligió una que se cursara en una institución local, aunque sin mucho convencimiento. Fue así que comenzó la carrera de Ingeniería Industrial, dictada en la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (Comodoro Rivadavia).
"Con el tiempo y a través de las noticias, me daba cuenta que el malestar por parte de la comunidad se incrementaba ante un deterioro ambiental evidente", expresa Tamara. "A raíz de esto comencé a investigar por una carrera que tuviera como objetivo la prevención y/o mitigación de los impactos ambientales negativos de las distintas actividades que realiza el hombre para satisfacer sus necesidades."
Luego de mucho buscar, Aguilar se da cuenta que lo que realmente quería estudiar era Ingeniería Ambiental. Averigua acerca de la carrera, sus alcances y en qué universidades se dictaba. "Había encontrado que en Buenos Aires y en Santa Fe tenían la carrera entre sus ofertas académicas. Y dado que debía comenzar sola en cualquiera de las dos ciudades, opté por estudiar en la UNL", explica la protagonista.
Fue así que en el año 2010 ingresa a la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) a estudiar Ingeniería Ambiental. Dado que venía de cursar otra carrera de la misma rama, Tamara cuenta que le homologaron los exámenes disciplinares y entre 12 y 15 materias aproximadamente.
Vida académica
La entonces estudiante manifiesta que al principio, estar a 2600 km de distancia de su familia y amigos no fue fácil. Tuvo un primer año de gran incertidumbre, pero el hecho de estar lejos de su casa y conocer otras realidades le permitieron crecer en muchos aspectos y valorar otras cosas. "Tuve que poner un gran esfuerzo y perseverancia para finalizar la carrera, pero siempre estuve rodeada de personas que me dieron una mano en todo momento. Creo que es importante entender que las metas no se logran actuando como llaneros solitarios", expresa con entusiasmo en la voz.
Al hacer un repaso sobre sus horas de estudio y días de cursado, Tamara menciona que a su manera de ver "el nivel académico de la UNL es muy bueno, aunque es importante saber que somos nosotros, los alumnos, los que debemos marcar las falencias de las distintas carreras para ir mejorándolas cada vez más."
La comodorense expresa que los distintos servicios que la Universidad brinda en materia de deporte, salud, becas, etcétera, permiten que los estudiantes puedan alcanzar sus metas, ya que brindan oportunidades que es importante aprovechar durante los años de estudiante. Si bien ella no tuvo la oportunidad de realizar intercambios académicos a otros países, cuenta que sí se le otorgó por el término de un año, una beca para trabajar en el Proyecto de Aguas Subterráneas en la Cuenca La Matanza- Riachuelo, en el Centro de Estudios HidroAmbientales en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas. "Fue una experiencia muy positiva ya que gracias a mi director, Pablo Cello, pude aprender conceptos nuevos que no había visto en la carrera, además de conocer lo que es participar de un ambiente de laboral determinado", enfatiza.
Primeros pasos como profesional
Actualmente, Tamara Aguilar reside en su ciudad de origen. Volvió luego de que en mayo de este año presentara su proyecto final y obtuviera el título de grado de Ingeniera Ambiental. Si se le pregunta sobre sus expectativas como profesional, da una respuesta precisa y sin vacilaciones: "creo que mucho del daño realizado es irreversible, pero siempre es necesario tener una visión optimista y creer que se puede lograr una concientización y un respeto por el ambiente que durante tanto tiempo estuvo perdido."
Finalmente, respecto a las decisiones personales y académicas que ha tomado en sus años de estudiante, la recientemente graduada expresa: "Cuando me decidí por la carrera sabía cuáles eran mis objetivos, por ello espero tener la posibilidad de poner a disposición mis conocimientos en grupos interdisciplinarios para realizar proyectos que permitan desarrollar una sustentabilidad en el medio ambiente para generaciones futuras."