Emprendedorismo
China: un mercado potencial para los emprendedores argentinos
Lunes 26 de agosto de 2013
La actual situación del país oriental es una oportunidad para que empresarios y emprendedores nacionales adapten la oferta de productos y servicios, y abran paso a nuevos mercados.
En el marco del Foro de Capital para la Innovación, el especialista en política internacional, Eduardo Oviedo, realizó una evaluación de la última década de relaciones argentino-chinas. Asimismo, brindó sugerencias sobre la necesidad de adaptar el modelo de relacionamiento entre ambos países e hizo hincapié en la importancia de explotar los vínculos interestatales y de adaptar las ofertas que permitirán a los empresarios y emprendedores locales llegar a nuevos mercados.
En la actualidad, resulta pertinente repensar la relación Argentino-China debido a los cambios en el modelo económico-productivo del país asiático y de la primarización del comercio entre ambos países. Según, Eduardo Oviedo: “Durante toda la última década hemos exportado productos primarios y firmado acuerdos para la apertura de nuevos productos que son de origen primario (cebada, tabaco, maíz). Es necesario hacer una desprimarización de ese mercado, crecer no solo de manera horizontal sino también vertical. Al crecer vertical y generar valor, podemos darle un espacio a los nuevos emprendedores para nuevos productos con valor agregado”.
La Argentina en el mercado Chino
El modelo chino es un modelo productivo exportador que se inicia a fines de la década del ’70 y que utiliza al mundo como mercado y a China como una fábrica. A esa fábrica, arribaron las inversiones extranjeras, fundamentalmente de EE.UU, Europa Occidental y Japón, y allí construyeron fábricas, joint ventures con empresas chinas, y empezaron a producir para el mercado mundial. Al producir para el mercado mundial una parte de esos productos fue quedando en el mercado local chino, que no tenía de estos productos dado que era una economía cerrada. Según Oviedo: “A medida que iban exportando, parte de esos bienes que se producían iban entrando y saliendo en el mercado chino. Así fueron construyendo ese mercado que, si bien ya existía, estaba muy deprimido”.
El impulso verdadero a este mercado se produjo en las décadas del ’80 y ’90. El especialista explicó que: “A China ingresaban inversiones extranjeras, se utilizaba mano de obra local, productos primarios o locales, y esos productos eran luego exportados al mundo, al cual toma como mercado final. Esto se fue retroalimentando, se hizo un círculo virtuoso”. Luego, como la producción aumentó cada vez más, se fueron agotando los recursos internos primarios. Fue el momento en el que China entró en una segunda fase: salir al exterior a buscar los canales de abastecimiento y tratar de mantenerlos estables. Hoy se encuentra en la fase en la que sale a invertir al exterior para seguir garantizando esos canales de abastecimiento y provisión de recursos primarios.
Según Oviedo: “Dentro de este esquema, Argentina se inserta como un país productor de commodities de soja, aceite crudo de soja y de petróleo, que son los principales productos exportados a China. América Latina es utilizada por China como abastecimiento de determinados productos. En este sentido, al menos 3 o 4 productos concentran el 80% de lo que se exporta a China”.
La oportunidad para los emprendedores
Es claro que el mercado de tecnologías en China es un ámbito pujante y de crecimiento exponencial y, en términos generales, la competencia de las tecnologías argentinas sería muy desigual. De todos modos, hay una esfera de mercado potencial: los alimentos. “El slogan de la Cancillería es: Argentina es el supermercado del mundo. Pero, en realidad, no somos el supermercado porque les vendemos commodities. Es decir, seguimos siendo el granero del mundo”, sostuvo Oviedo. La gran oportunidad está en: “¿Cómo hacer para pasar de ser el granero del mundo a ser el supermercado? Allí está la clave y el rol fundamental de los emprendedores: agregar valor a los productos primarios, convertir un poroto de soja en queso de soja y venderlo a China”.
Sin embargo, para poder lograr estos objetivos es necesario un paso anterior. Según Oviedo: “Para transformarnos en el supermercado del mundo tenemos que tener primero las industrias que elaboren esos productos. Si para hacer un emprendimiento uno requiere una determinada inversión, probablemente no contemos con esos recursos y ahí estaría la oportunidad para asociar a algunos chinos en el proceso. Sería muy interesante que productos que están hechos en Argentina, con joint ventures argentino-chinos se exporten al mercado asiático”. Sin embargo, para Oviedo las cosas no son tan sencillas, “para esto tenemos que tener condiciones macroeconómicas estables, ser atractivos para las inversiones y no generarles obstáculos. Además, tenemos que definir si queremos o no las inversiones y, en el caso de se defina que sí, hay que definir una política y una estrategia determinada”.