En todo el país
¿Uno o dos husos horarios?: el debate pendiente
Martes 21 de octubre de 2008
Además de la discusión sobre los trastornos que genera, el cambio de horario planteó otra discusión: la conveniencia o no de mantener un único huso horario en todo el territorio nacional. De acuerdo con el Dr. Diego Golombek se trata de una oportunidad para en
En el escenario de una Argentina dividida en dos husos horarios, se disparó la discusión. De acuerdo con el Dr. Diego Golombek, director del laboratorio de cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes, “lo bueno del cambio de hora es que instaló de prepo una discusión que necesitábamos tener hace mucho en el país: el tema de los husos horarios”.
De acuerdo con el especialista, Argentina es un país suficientemente “ancho” como para discutir qué situación es mejor, la de mantener un único huso o, como de hecho está ocurriendo en este momento, con un horario para la zona este y otro para el oeste. “A pesar que fue un poco conflictiva la situación, lo sano es que esto se empiece a hablar, porque sino las provincias del oeste quedan en una situación completamente anómala”, comentó Golombek en el programa de Fabián Mazzi “Fabián al mediodía” que se transmite por LT10.
Con el cambio instaurado el domingo pasado, Argentina pasa del huso –3 al –2. “Esto afecta fuertemente a las provincias cordilleranas que quedan desfasadas completamente porque Argentina ya está mal situada en su huso horario de acuerdo con su geografía”, indicó Golombek.
El experto explicó que antes del cambio de hora, el país utilizaba el huso –3, cuando en realidad debía utilizar el –4. “Tendríamos que estar al menos cuatro horas desfasados del huso cero que es el de Greenwich”, afirmó.
Trastornos
“Todo lo que sea un cambio de horario artificial donde uno decida adelantar o atrasar el reloj va a entrar en conflicto con tu reloj biológico y con la hora de la salida del sol”, afirmó.
Existen algunos trastornos de sueño pero son temporarios, porque las personas se terminan acostumbrando. “El trastorno aparece cuando todavía hay claridad pero ya es la hora de cenar o, incluso, la hora de dormir. Entonces, en ese caos hay que escuchar al reloj y al horario que uno siente que es el correcto, por más que afuera esté claro”, explicó Golombek.
Sin embargo, aclaró que, dado que el cambio se realizó en octubre, los efectos son menos bruscos que los vividos el año pasado cuando se modificó en diciembre. “Esta vez tenemos una gran ventaja, porque podemos acostumbrarnos mejor”, dijo.
En cuanto al ahorro energético, el biólogo se limitó a comentar que es muy temprano para conocer resultados ya que sólo se realizó una corta experiencia. “Hay que esperar unos años para saber si funciona o no”.