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“Hay que desterrar el mito de que hay muchas ideas, pero falta plata para concretarlas. Es justamente al revés: faltan buenas ideas y sí hay plata para invertir. Por lo tanto, aquél que desarrolle un buen proyecto, tendrá a varios grupos de inversores peleándose por invertir en su idea”. Así empezó moderando el panel “Exploración de recursos financieros para empresas jóvenes”, el Ing. Enrique Draier, presidente del Instituto de Emprendimientos Científicos y Tecnológicos (IECyT).
El panel contó con la participación de Daniela Gorgni –emprendedora ideadora de Epifanía– y Rafael Althaus –uno de los creadores de resScreen SRL–, quienes contaron cómo fueron sus experiencias desde que se les ocurrió una idea hasta este momento en que se encuentran próximos a comercializar sus productos.
Todo esto fue en el marco de la Semana del Emprendedorismo que se desarrolló del 5 al 7 de noviembre en la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Durante estos días se realizaron tres eventos fuertemente relacionados con la iniciativa emprendedora y los distintos mecanismos existentes para incentivar la creación de nuevas empresas: la 3º Jornada de Jóvenes Emprendedores, el IX Encuentro Nacional de AIPyPT y el 1º Encuentro de Incubadoras y Empresas Incubadas de la Región Centro.

De la idea al negocio
¿Qué es un emprendedor? “Es el que puede hacer de una idea un negocio, una empresa”, afirmó Draier y advirtió: “Una persona con una buena idea no es un emprendedor, una persona que innova no necesariamente es un emprendedor. Es emprendedor aquel que logra crear una empresa exitosa”.
¿Cuáles son los parámetros para determinar si una empresa es exitosa? “Tiene que crecer muy rápidamente y tener la posibilidad de tomar posición de liderazgo, aunque sea en un nicho muy chiquito, porque sino no puede crecer”.
En este sentido remarcó la importancia de la innovación que “permite producir una ruptura u ofrecer algún producto o servicio que tenga una demanda latente y que no se satisfacía porque no había oferta”.

¿Por qué fracasan?
No todos los proyectos llegan a buen puerto. Draier consideró que “el principal problema de los emprendimientos es la parte de comercialización: Todos los que provenimos del sector tecnológico o científico estamos convencidos de que si lo que hacemos es muy bueno, la gente va a hacer cola en la puerta de nuestra empresa. No es así”.
Para demostrarlo aseguró que “ningún proyecto tiene un costo de venta menor al 50% del precio de venta”, por lo que consideró que la principal debilidad es “no tener en cuenta el costo de venta cuando vender es carísimo”.
Draier desmintió la creencia de que “si los números no cierran de entrada es un mal negocio”. En este sentido, explicó que el tiempo que transcurre hasta que se consiguen los primeros clientes –si se trata de un muy buen proyecto– puede ser entre 18 y 36 meses. Además, aclaró que para “tomar una posición importante en ese mercado, tengo que tener una estructura digna de mi empresa para desarrollar, fabricar y vender. El costo de esa estructura, la inversión y los egresos son bastante mayores que los ingresos de los primeros seis meses, el primer año o los primeros dos años”.

Inversores
Según el ingeniero, a la hora de apoyar económicamente el proyecto “la primera plata viene de los bolsillos de los emprendedores, la segunda de familiares y amigos, y la tercera de subsidios, que tampoco alcanzan”. Cuando ya se agotaron estas tres instancias se recurre a los inversores, una figura relativamente nueva en nuestro país.
Hay distintos tipos de inversores: para una primer etapa están los inversores ángeles y, en una segunda instancia, aparecen los grupos de inversión.
“Los inversores ángeles son los que acompañan desde el momento en que la idea está lo suficientemente armada como para largar la empresa durante los primeros años. Invierten entre 50 y 200 mil dólares, permitiendo que la compañía evolucione durante los primeros tres años. Si se valida el negocio, es decir, se demuestra que la idea es buena y que la compañía puede fabricar y vender, tenemos que salir a cubrir geográficamente el mercado doméstico, latinoamericano e internacional. Para ello hace falta más plata y ahí es cuando entra un fondo de inversión, que aporta desde 200 ó 300 mil dólares hasta un millón o más. En Argentina hay ocho fondos de inversión que están desesperados por invertir”, explicó Draier.

Cómo acceder
Finalmente, mencionó los requisitos para acceder a este tipo de fondos. En primer lugar, que “el proyecto sea invertible”: “Los inversores miran dos cosas: al grupo emprendedor –que tenga una idea, que conozca su negocio, que se juegue por su proyecto y que haga todo por derecha– y la oportunidad de negocio, es decir que sean proyectos de alto crecimiento. Los inversores esperan recuperar en cinco años diez veces el monto invertido”. A modo de conclusión, recomendó tener en cuenta el tipo de proyecto que uno tiene, para saber a qué tipo de inversor debe apuntar.

Los eventos
La 3º Jornada de Jóvenes Emprendedores sirvió para presentar ideas innovadoras que buscan convertirse en empresas. Con este fin, se dieron a conocer proyectos y planes de negocios de los emprendedores de la universidad y la región.
En tanto, el IX Encuentro Nacional de AIPyPT “Empresas de Base Tecnológica” trabajó diferentes temáticas relacionadas con la creación, incubación y desarrollo de empresas de base tecnológica. Referentes nacionales e internacionales disertaron acerca de las políticas nacionales y provinciales de apoyo a la actividad emprendedora y el panorama en Latinoamérica.
Por último, a través del I Encuentro de Incubadoras y Empresas Incubadas de la Región Centro se apuntó a contar con la presencia de empresas y emprendedores pertenecientes a las Incubadoras, Parques y Polos de la región Centro, con el fin de que puedan mostrar sus productos.