El fundamento social de la propiedad intelectual es el incentivo a la realización de obras intelectuales inventivas y creativas, así como su difusión y aprovechamiento por la comunidad y en pro del bien común.
Frente al fundamento social, tenemos otro individual: el titular y propietario intelectual aspirará a conservar su derecho en forma exclusiva, a fin de asegurarse una adecuada compensación de lo invertido en capital, trabajo (ideas y creatividad) y tiempo. Es lo que se conoce como el derecho exclusivo de explotación.
Aparece como justo y apropiado que la persona que invierte trabajo y esfuerzo en una creación intelectual recoja ciertos frutos como resultado de su trabajo. Al conceder protección a la propiedad intelectual, se fomentan esos esfuerzos y las industriasbasadas en esa labor pueden progresar pues las personas se dan cuenta de que ese trabajo implica una ganancia financiera.
Un ejemplo de este último punto es el caso de la industria farmacéutica. Quien para poder desarrollar un nuevo producto debe trabajar muchos años e invertir muchos recursos en investigación y desarrollo (tiempo de laboratorio necesario para la creación, la realización de pruebas, los procesos de aprobación de las autoridades gubernamentales etc.), los cuales son necesarios antes de que un nuevo medicamento llegue al mercado. Sin los derechos de propiedad intelectual que permiten excluir a los competidores de la comercialización de ese nuevo medicamento, la empresa farmacéutica que lo crea no tendría ningún incentivo para invertir tiempo y esfuerzo. Sin protección por patente, esa empresa tendría que hacer frente a pérdidas resultantes de la situación de “oportunismo” de sus competidores. Sin una protección de su marca, esta empresa tampoco tendría incentivos para invertir en el desarrollo de una imagen marcaria.