Universidad-Sociedad

Voluntades solidarias, comprometidas y… organizadas

Lunes 15 de septiembre de 2014 / Actualizado el lunes 15 de septiembre de 2014

La UNL, como parte del Estado, tiene políticas extensionistas que ponen el eje en el vínculo con el Estado y la sociedad. La herramienta central de este diálogo es la participación estudiantil, que generalmente es voluntaria, solidaria y comprometida.

Argentina tiene una fuerte tradición de solidaridad. En Argentina existen decenas de miles de organizaciones sociales, desde las más establecidas como Cáritas, Greenpeace, hasta cooperadoras escolares y vecinales barriales. Y millones de personas realizando actividades solidarias sostenidas en el tiempo o colaborando en alguna causa, ya sea en su barrio, en un club, en una escuela o en una institución.

El último “boom” solidario y mediático fue el baldazo de agua fría por el ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica). En Argentina, movidos por la gran repercusión que tuvo a través de las redes sociales a nivel mundial, muchos famosos, y algunos no tanto, se sumaron a la iniciativa. Más allá de la intensión de dar a conocer la enfermedad, la idea era recolectar donaciones a través de las organizaciones de cada país.

Sin embargo, en Argentina durante los primeros días hubo muchos baldazos y pocas donaciones. Tan bajas fueron las donaciones que el monto recaudado no superó los mil pesos. Luego de que algunos medios publicaran esa información del escaso monto recolectado y un contacto de la organización junto con el número de cuenta, las donaciones superaron los 500 mil pesos. Igual sigue siendo poco, más si tenemos en cuenta que “Un sol para los chicos” (un programa que se emite por canal 13 de Buenos Aires a beneficio de Unicef) en un solo día logró recaudar $27.152.247 y que el aluvión de donaciones por Helenita Galbán (la beba que fue diagnosticada con una rara enfermedad genética y degenerativa, llamada osteopetrosis) en tiempo récord logró juntar más de un millón de dólares.

En Santa Fe, una postal del compromiso social en acciones solidarias y de participación fue la que se vivió en 2003, cuando la ciudad (y ciudades aledañas) sufrió la más terrible inundación de toda su historia. En ese hecho, cuando los Estados local y provincial brillaban por su ausencia, un movimiento espontáneo pero rápidamente organizado salió al cruce y le hizo frente a la tragedia que vivía la sociedad.

Esta situación se repitió, en menor medida, en la inundación de 2007 o con el caso de Lionel Sosa, un niño santafesino que en 2011 debió viajar a China para ser sometido a un tratamiento con células madres para recuperar su visión. También los santafesinos se sumaron a las donaciones en la inundación que vivió la ciudad de La Plata o en las últimas de la provincia de Misiones y Formosa, entre otras.

De esa manera, la comunidad universitaria, junto con organizaciones de la sociedad civil, muchas veces tomaron las riendas y canalizaron la ayuda solidaria, las donaciones, formaron parte de un comité de crisis, entre otras cosas.

Estudiantes solidarios y comprometidos

La inundación de 2003 fue uno de los puntos de inflexión a la hora de ver y considerar las acciones o las prácticas solidarias de los estudiantes universitarios en Santa Fe. El eje central de esta reflexión que se dio –y que se da continuamente–, busca poner la mirada en el vínculo Universidad-Sociedad-Estado y cómo la Universidad genera acercamientos, además de espacios para la discusión y para el enriquecimiento de las políticas públicas, que tiene que ver a su vez con la sociedad.

Se trata de la dimensión más social de la Extensión, que busca hacerse carne de las problemáticas que duelen en una sociedad, pero sin dejar de comprender que el Estado tiene un rol indelegable. Es decir, la Universidad como parte del Estado tiene un compromiso social, pero que debe ser encarado desde una metodología diagramada y no bajo acciones espasmódicas.

Leé la nota completa en la edición de septiembre del periódico universitario El Paraninfo.

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