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Recrear el universo personal de Frida Kahlo a través de un lenguaje simbólico y poético como lo es el de la danza y expresar a través del movimiento los retratos de esta artista mexicana cuya vida estuvo signada por las limitaciones físicas, el padecimiento y el dolor es el desafío que la Compañía de Danza “Vendaval” se propuso encarar en “Frida”. La obra recorre los diferentes pasajes de su intensa vida, su amor controvertido con el muralista Diego Rivera, su estética, la rebeldía, el padecimiento físico, en definitiva su humanidad.

Sin dudas, Kahlo es un personaje enigmático, con aristas muy intensas en un mundo turbulento, características que lo hacen muy interesante a la hora de recuperarlo para el escenario.  En este sentido, María Paz Meza, directora y protagonista de la obra, cuenta que “ese misterio es exactamente lo que me emociona y atrapa. El cuerpo de Frida es lo que más llama mi atención, un cuerpo herido, invadido y mutilado, pero que contiene un espíritu inquieto e intensamente vivo. Dicen que el cuerpo es el templo del espíritu y el rostro el templo del cuerpo. Cuando el cuerpo se rompe, el espíritu no posee más altar que el de un rostro. Aquella tarde del 17 de septiembre de 1925 el cuerpo de Frida se rompió y su espíritu encontró refugio en su rostro y una nueva forma de expresarse: la pintura”.

¿Cómo describir la agonía? Es el interrogante de trasfondo que moviliza a la compañía a poner en movimiento esta obra que, a través de un relato que evita la descripción biográfica y los lugares comunes, repasa algunos de esos sentimientos que tienen que ver con la vida de la artista y que transforma el dolor en poesía y esa poesía en danza.

Mujeres

Además de Paz, el grupo está integrado por Marcelina Ulla, Magdalena Deb, María Susana Rivera, Joaquína Butto, Magalí Airala, toda ellas juegan sobre el escenario a ser un poco Frida. “Las cinco intérpretes que protagonizan la obra rinden homenaje a esta mujer, a este enigma y bailan cada una de esas emociones como mujeres que se identifican con la fortaleza, la pasión y el misterio que guarda su ser”, afirma Paz.

Por otra parte, adelanta que “Magalí baila y canta en la obra. Interpreta ‘La Llorona’-versión Lila Downs- un son istmeño mexicano, característico del istmo de Tehuantepec (Oaxaca). No tiene un autor conocido, pero muchos intérpretes han creado o copiado versos que la convierten en una historia de amor y dolor muy representativa de la época de la Revolución Mexicana”.

El elenco se completa con la participación de Víctor Egger, en el rol de bailarín- intérprete, y Rubén Forlín que se pone en la piel  de Diego Rivera.

 Sobre la compañía

“Frida” Es el primer trabajo que lleva a cabo la compañía “Vendaval”. “El  estar en movimiento es un rasgo esencial del aire que es invisible y se extiende por todos lados. Buscamos ser parte de ese aire, de ese vendaval. Somos en movimiento, el movimiento nos abre las puertas hacia la vibración de la vida y me interesa que los bailarines puedan expresar aquello que los mueve”, afirma Meza.

La obra, con fuerte arraigo latinoamericano y una puesta en escena integral, fue seleccionada junto a otros trabajos dentro del campo de las artes escénicas para presentarse en septiembre en el marco de la Bienal de Arte Joven.