Investigación ICIVET

Sugieren repensar la epidemiología de algunas enfermedades en aves

Miércoles 17 de marzo de 2021

Un estudio liderado por el Laboratorio de Ecología de Enfermedades, demostró que un parásito infecta a las aves menos aptas cuando las que más le conviene escasean. Esta evidencia supone implicancias para la conservación de la fauna.

Un estudio realizado en aves, pertenecientes a la Reserva Universitaria de la Escuela Granja de Esperanza, demostró que un parásito selecciona a las especies que más le conviene, e infecta a las aves menos aptas, sólo cuando las de mejor calidad escasean. Estos resultados son esenciales para entender la epidemiología de enfermedades transmitidas por vectores y las dinámicas de los parásitos.

Se trata de una investigación de ocho años de duración realizada por los científicos Darío Manzoli, María José Saravia Pietropaolo, Sofía Arce, Alejandro Percara y Leandro Antoniazzi, dirigidos por Pablo Beldomenico; todos miembros del Laboratorio de Ecología de Enfermedades del Instituto de Ciencias Veterinarias del Litoral (UNL-CONICET).

“Este parásito es una mosca, cuyo nombre científico es Philornis torquans, puede infectar con sus larvas a la mitad de las más de 50 especies de aves que nidifican en la reserva. La intención no es solamente ver lo que pasa en este sistema en particular, sino entender otras relaciones entre parásitos y hospedadores, que incluyen las relaciones entre parásitos y humanos o animales domésticos”, explica Pablo Beldomenico es el director del LEcEn, investigador principal del CONICET y profesor adjunto de la FCV-UNL.

La investigación se realizó mediante un seguimiento detallado y sistemático de las aves que nidifican en la Reserva Universitaria de la Escuela Granja de Esperanza. Durante ocho temporadas reproductivas de las aves (que van de septiembre a marzo), se monitorearon semanalmente todos los nidos presentes en la reserva, examinando minuciosamente cada pichón en búsqueda de parásitos.

“Empezamos estudiando el impacto que podía tener en la conservación de la fauna. Pero luego vimos que el sistema era muy interesante para aprender la relación entre parásitos y sus hospedadores”, agrega Beldomenico. Si bien Philornis torquans puede parasitar a muchas especies de aves que nidifican en la zona, la gran mayoría de los parásitos se observan en nidadas de sólo tres especies: el benteveo, el espinero grande y el espinero chico.

“La relación varía mucho con las especies, hay algunas que toleran más, otras que lo limitan en su crecimiento”, observa el director del LEcEn. Un estudio previo comprobó que estas tres especies de aves difieren en gran medida en cuanto a su calidad como hospedadores. El benteveo es un hospedador óptimo, ya que en él las larvas tienen un éxito mayor al 90% y los pichones sobreviven. El espinero grande monta una respuesta inflamatoria contra las larvas cuando es parasitado, pero esta respuesta no es eficiente en reducir el desarrollo de las mismas, por lo que gran cantidad de las larvas se desarrolla y completa su ciclo. El espinero chico, en cambio, monta una respuesta inflamatoria que sí es eficiente, logrando impedir el desarrollo de la mayoría de las larvas que lo parasitan. Dado este escenario, si la hipótesis estudiada fuera cierta, los parásitos deberían preferir al benteveo por sobre los espineros, y al espinero grande por sobre el espinero chico.

“Nuestro objetivo es aumentar la cantidad de hospedadores que se estudian para ver bien qué resulta de una gran diversidad de respuestas frente al parásito. Y también nos interesa estudiar los mecanismos que subyacen a todos estos patrones, cuáles son los procesos que explicarían, por ejemplo, porqué el benteveo sea más tolerante y el espinero grande sea ineficiente”, anticipa Beldomenico. 

Resultados contundentes 

Tras ocho años de investigación, se recolectaron datos de 2616 nidadas. Los resultados del estudio fueron publicados en el último número del ‘International Journal for Parasitology’, y muestran que cuando hay suficientes nidadas de benteveos el parásito prácticamente ignora a los espineros. Cuando escasean los nidos de benteveos, las moscas escogen a la más conveniente de las alternativas: el espinero grande. El parásito sólo usa al espinero chico cuando no hay ni benteveos ni espineros grandes.

Si bien el fenómeno debe constatarse en otros sistemas parásito-hospedador para verificar si es generalizable, que así sea es muy probable, ya que los procesos y patrones observados tienen un sentido biológico y una coherencia evolutiva trasladable a diversos parásitos. Por ende, es de esperar que el patrón comportamental descubierto sea también compartido por varios otros parásitos móviles, e incluso por artrópodos vectores de enfermedades.

Forrajeo óptimo

El patrón comportamental para la búsqueda del recurso alimenticio observado en los parásitos estudiados es similar al nuestro. Somos selectivos mientras haya para elegir, pero cuando la comida escasea y hay hambre, tendemos a ser menos exigentes con respecto a lo que consumimos. Solemos acomodar nuestra dieta a la variedad de alimentos disponibles. A este patrón la ciencia lo ha denominado «forrajeo óptimo», y ha sido documentado en varios animales, pero nunca antes en un parásito.

Implicancias

Estos hallazgos tienen dos importantes implicancias. Por un lado, invitan a reconsiderar la manera en que se comprenden y modelan algunas enfermedades parasitarias o transmitidas por vectores. Tradicionalmente, se asume que la transmisión de enfermedades infecciosas y parasitarias es dependiente de la densidad poblacional o frecuencia relativa de los hospedadores. Es decir, se espera que los parásitos utilicen a los hospedadores según la probabilidad de encontrarlos: a altas densidades hay más proporción de hospedadores infectados porque aumenta la probabilidad de encuentro entre el parásito y el hospedador. Esto ignora que ciertos hospedadores puedan ejercer mayor atracción que otros, como se vio en el presente estudio. En este sentido, los resultados fueron contundentes: el uso de hospedadores de baja calidad no tuvo ninguna relación con la densidad o la proporción de sus nidadas, sino que dependió de la disponibilidad de una especie que le convenía más al parásito. Esto implica que los modelos epidemiológicos de algunas enfermedades parasitarias y transmitidas por vectores deberían incluir esa atracción diferencial entre hospedadores para mejorar sus predicciones.

Por otro lado, la plasticidad en la selección de hospedador observada refuerza los vínculos existentes entre la biodiversidad y la salud, ya que supone que cuando disminuye la diversidad de especies en un ecosistema, algunos parásitos o vectores ya no tendrán disponibles a sus hospedadores preferidos, debiendo entonces buscar a hospedadores que por lo general evitan. Estos hospedadores alternativos podrían ser los seres humanos, los animales domésticos, o alguna especie silvestre amenazada, por lo que el fenómeno descripto es de relevancia para la salud pública, la sanidad animal y la conservación de la fauna.

Acerca del Laboratorio de Ecología de Enfermedades (LecEn)

El LEcEn, en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), parte del Instituto de Ciencias Veterinarias del LITORAL (UNL-CONICET). Fue creado en septiembre de 2010, y está integrado por un grupo interdisciplinario compuesto por científicos provenientes de distintas ramas de las Ciencias Biológicas y Médicas (Veterinaria, Epidemiología, Inmunología, Biología molecular, Zoología, Ecología, entre otras), todos ellos avocados al estudio del fenómeno de salud y enfermedad en la naturaleza.


 

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