Entrevista abierta
Solsona: “La pintura es una actuación sin fronteras”
Viernes 23 de octubre de 2009
El arquitecto y artista se presentó en el Museo de Arte Contemporáneo de la UNL y, entre pregunta y pregunta de la directora del establecimiento, Stella Arber, se desarrolló una amable charla en la que no se dejó punto sin tratar. Y sin embargo, no cerró ningu
De profesión arquitecto, Justo Solsona responde a la inquietud de pensar el ser urbano y la urbanidad. Autor de la muestra plástica “Gente en dificultades”, que se expone en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) de la UNL hasta el 25 de octubre, llegó a nuestra ciudad para ser parte de la entrevista abierta titulada “Reflexiones sobre el ser urbano” en el mismo MAC en la tarde de este jueves.
En su paso por la UNL, comentó sobre “Gente en dificultades” que “es una de las condiciones del ser urbano en densidad. La densidad tiene dos cosas muy importantes. Por un lado, te da calor humano, hay gente no hay vacío. Pero por otro lado, hay peligro. Y también hay un momento dado que te produce vacío. Y ahí aparece el fenómeno del ser urbano, para mí el fenómeno del ser urbano es el tipo que vive en la ciudad sin perder nunca su condición de individuo”.
Acerca de su trabajo, aclaró que “soy arquitecto, básicamente. Pinto como un complemento a mi trabajo de arquitecto, y la pintura que hago es una pintura que no tiene un discurso previo. Pinto sobre alguna imagen que tengo, algún dibujito que he hecho en una servilleta donde almuerzo todos los días, y luego la pintura va trabajando. Pinto en el suelo, con la tela en el suelo, con esmaltes, uso muchísimo las escobas para pintar, más que el pincel. Es un trabajo libre. A veces, hasta me salen personas y me quedo asombrado”. Sin embargo, sostiene que su arte se vincula con su profesión a través de las columnas que traza sobre el lienzo en el modelo primordial, y asegura que éstas son su “referencia arquitectónica”.
Escape
Por otro lado, su visión sobre la urbanidad lo llevó a indicar: “No creo que vaya a haber una explosión, sino que creo que van cambiando las civilizaciones. Creo que el mundo moderno es el mundo de la alta densidad, soy un tipo que pienso y discuto sobre los edificios en altura, que a veces son chocantes como solución para los pueblos. Creo que hay que juntar a la gente y hacerla vivir en la alta densidad porque creo que el hombre es un ser social, y ser social es estar juntos. Esta especie de escapes que ha habido en Buenos Aires me parece un disparate, de una clase media, media alta con ínfulas que se hace la fantasía de que vive con los iguales. Y lo peor que te puede pasar es vivir con los iguales, lo mejor que te puede pasar es vivir con tus diferentes. Dentro de lo que llamaríamos el urbanismo y la arquitectura moderna, esas son las dificultades, dentro de eso la plástica dialoga”.
Solsona aseguró que su relación con la pintura es de “escape”, y que esa huida se la debe a su hijo menor. Una anécdota: su primera pintura fue un barco y le llevó seis meses concluirla.
No obstante, el artista no se ve a sí mismo como artista: “No soy pintor –dijo-, soy una persona que pinta, una persona que dedica pedazos de su vida a pintar”.
Se mueve en la dualidad de ser un profesional y un artista. Él mismo dirá que es antes un arquitecto que pintor, y asegurará incluso, que ni siquiera es un pintor. Pero a veces, esos roles se le confunden, se le mezclan, y los límites que él mismo intenta definir, se le desdibujan. “La pintura es una actuación sin fronteras”, expresó. Pero también “la arquitectura es una actuación sobre el mundo y debo admitir que desde que pinto, me noto más suelto de hombros para dibujar y trazar como arquitecto”.