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Guillermina Erbetta y Gonzalo Sosa son estudiantes de la Licenciatura en Ciencia Política de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) quienes realizaron un trabajo titulado “Entre la desconfianza y la participación ciudadana: matices de la cultura política santafesina”.

El mismo tuvo como objetivo estudiar la relación entre ciudadanía y Estado en la ciudad de Santa Fe, a partir de la noción de cultura política. En este sentido, se abordaron las evaluaciones, creencias y percepciones que los ciudadanos realizan de los demás, del Estado, de las instituciones estatales y civiles y del sistema democrático, con la finalidad de identificar si nos encontramos ante una ciudadanía activa o apática.

El trabajo se ideó desde la cátedra Análisis Político que dicta el Dr. Pablo de San Román, y la recopilación de datos se realizó por medio de una encuesta que se les realizó a 312 personas de ocho distritos de la ciudad, durante los meses de agosto y septiembre del corriente año.

Disconforme pero no apática

En las conclusiones del trabajo, Erbetta y Sosa señalan que “la caracterización política del ciudadano santafesino adquiere diferentes matices que van en sintonía con la configuración de la ciudadanía posterior a la crisis de representación del año 2001. Así, nos encontramos en la ciudad con individuos participativos (aproximadamente la mitad de la muestra afirma que participa en algún tipo de organización social, política o religiosa) pero por fuera de la esfera política y circunscripta al ámbito de la sociedad civil. De este modo, se destaca, particularmente, la participación en asociaciones religiosas y organizaciones no gubernamentales”.

En tal sentido agregan que “una de las causales explicativas de la baja participación en organizaciones políticas es la desconfianza que los santafesinos manifiestan hacia los partidos políticos, el gobierno y la clase política en general”. Esta desconfianza está vinculada principalmente a la percepción que tienen de la ineficiencia del Estado en la solución de los problemas cotidianos y en la provisión de servicios básicos (en este sentido, el 70% de los encuestados manifiesta como desproporcional lo que debe contribuir en impuestos y lo que reciben como contraprestación). Por esta razón, terminan inclinándose por las ONGs y la Iglesia, como las instituciones que brindan mayores y mejores respuestas a sus problemáticas.  

A su vez, manifiestan que “uno de los déficits en la experimentación de la vida pública en la ciudad de Santa Fe es el elevado nivel de desconfianza social que presenta” debido tanto a la inseguridad (el 54% de los santafesinos lo señalan como el principal problema de la ciudad) como a la “crisis de confianza en aquellas instituciones encargadas de velar por la seguridad y el mantenimiento del orden público”, como son la policía y los tribunales de justicia.  

Por otra parte, los autores señalan que “no debería pasarse por alto el dato acerca de la corrupción. Gran parte de los encuestados lo señalan como el segundo problema más importante del país y de la ciudad, y en muchos casos, le atribuyen causalidad con respecto a las demás problemáticas (inseguridad, narcotráfico, trata de personas, pobreza, entre otros)”.

Además, se indica en el trabajo que se está “ante un ciudadano que si bien mantiene distancia hacia las actividades políticas, no pierde interés en absoluto por lo público. El 85% posee algún grado de información en lo que conciernen a los asuntos de gobierno”, y en este marco, “juegan un papel central los medios de comunicación, en quienes los santafesinos depositan un nivel relativamente alto de confianza”.

“En líneas generales –señalan los autores–, no nos encontramos en Santa Fe con una ciudadanía apática. Como hemos visto, manifiesta un alto grado de información sobre los asuntos públicos, y al descontento generalizado hacia la política, ha sabido canalizarlo en participación en organizaciones de la sociedad civil. Además, sigue apelando al voto, como el mecanismo de mayor eficacia para expresar su descontento ante la falta de respuestas a sus demandas por parte de la clase política”, .

No obstante, los responsables de la investigación señalan que “la construcción y la consolidación de la democracia requerirán de la solución de fondo de problemas estructurales como son las grandes brechas y desigualdades sociales persistentes, resaltadas con gran énfasis por los encuestados, así como también la configuración de ciertas prácticas materiales que vayan en consonancia con el reconocimiento de nuevos derechos (como es el caso de la diversidad sexual) que permitan la consolidación de un pluralismo verdadero”.