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Reciclar, reducir y reemplazar papel

Viernes 13 de noviembre de 2015 / Actualizado el viernes 13 de noviembre de 2015

Un especialista en gestión de residuos explica cuáles son las implicancias de una de las primeras medidas que tomó la UNL: dejar de utilizar miles de fojas y usar medios electrónicos. También brinda algunos tips a tomar en cuenta para cuidar el ambiente.

En 2015 la Universidad puso en marcha UNL Verde, una acción que busca la sustentabilidad en el funcionamiento de la institución con la idea de cuidar el ambiente. Uno de los primeros pasos fue reducir en el uso de papel en las reuniones de Consejo Superior y en su lugar utilizar netbooks: las primeras cuantificaciones indican que se redujeron en pocos meses casi 72 mil hojas.

Aunque UNL Verde se puso en marcha en agosto, el ahorro de papel comenzó en noviembre de 2014. Entre esos meses, se dejaron de utilizar 1.800 fojas por consejero, que equivalen a 71.960 hojas que miden 22 km si se las coloca en fila.

La pregunta es si se trata de un dato significativo. Para Pablo Fiasconaro, docente de Gestión de Residuos de la carrera Saneamiento Ambiental de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL, la importancia de este primer paso se puede dimensionar por medio de algunos números.

Por ejemplo, 71.960 hojas de papel significan 144 resmas, que si se pesan, suman aproximadamente 588 kilos. De acuerdo con Fiasconaro, si se desecharan, cargarían un cuarto de camión volcador de residuos. Pero no es todo, trasladar esas hojas desde la UNL hasta el vertedero municipal insume 5 litros de gasoil, ya que cada camión recorre aproximadamente 2 kilómetros por litro consumido.

Reciclar

El especialista opinó que acciones como la de UNL Verde, es decir, reciclar, no debe ser una obligación para los ciudadanos, sino más bien un deber y un placer: “Al reciclar estamos ahorrando materias primas y energía. Por ejemplo, con el reciclado de cuatro botellas de vidrio lograríamos ahorrar la energía suficiente equivalente al funcionamiento de una heladera durante un día. Además, reciclar evita la contaminación causada por la extracción y procesamiento de materias primas”, aseveró.

“El reciclaje no sólo beneficia al medio ambiente sino que también es una buena opción para la economía de un país o región, generando empleos verdes. Tampoco es una moda, es una realidad que está aquí y vino para quedarse. Los pequeños gestos cuentan, la suma de voluntades es la única manera de cambiar el destino de nuestro planeta”, reflexionó.

Reducir

Para fabricar una tonelada de papel se necesitan 14 árboles, que equivalen a 3,5 m3 o 2.300 kg de madera. En ese proceso también se pierden 15 m3 de agua y se utilizan 9600 Kw/h (Kilovatios por hora). También la generación de residuos es importante: se producen unos 1.500 kg.

¿Entonces qué hacer? Las posibilidades de reducir el consumo de papel son amplias. En este sentido, Fiasconaro expresó que, por ejemplo, se puede dejar de usar agendas de papel, más hoy, que existen dispositivos electrónicos que pueden cumplir bien la misma función.

“También pueden dejar de utilizarse las memorias anuales, que suelen imprimirse o utilizarse como instrumento de propaganda, marketing o merchandising de las dependencias públicas. Es tanto o más efectivo el uso de medios electrónicos atractivos como CD, DVD, o dispositivos USB”, continuó.

Otros recaudos son evitar la impresión de invitaciones o salutaciones, salvo que el protocolo lo obligue; reducir la cantidad de impresoras personales o bien sustituir las de blanco y negro por impresoras color, ya sea de chorro de tinta, láser o led, una acción que es efectiva en tanto está vinculada a la idiosincrasia y el conocimiento previo de que las impresiones color son más costosas, algo que actúa como un inhibidor natural de generar impresiones innecesarias.

“Es fundamental también proporcionar al personal la posibilidad de acceso a la documentación digital en todo momento y lugar, aun en la movilidad entre oficinas o dependencias, y en el contexto de las tareas que se desempeñan, ya que evita la necesidad de contar con impresiones que se trasladan a reuniones, conferencias, etc”, enfatizó Fiasconaro.

Al mismo tiempo, sostuvo que en dependencias públicas los boletines, folletos o revistas, por ejemplo, pueden publicarse digitalmente.

“También es común la solicitud de varias copias de documentación impresa, ya sea para trámites o gestiones de diversa índole ante una dependencia pública. Esto debe cambiar en tanto se reestructuren los procesos de cada trámite, se migren éstos a medios electrónicos o bien pueda reducirse el número de copias exigidas a sólo una. En cuanto al email, la impresión es muy frecuente como apoyo a material que se lleva a reuniones, algo que bien puede reducirse si ese correo está disponible en un medio electrónico. Por otro lado si la persona involucrada en estos escenarios conlleva un rol o función de mucha movilidad, es oportuno analizar el proporcionarle una computadora portable”, abundó.

Reemplazar

Otra posibilidad amigable con el ambiente es usar papel reciclado. “Mucho del papel producido advierte en sus empaques el porcentaje de papel reciclado empleado, de ser así, el preferir aquel con porcentajes desde 100% hasta un 50%. Además, es frecuente utilizar papel de 80 o 90 gramos por metro cuadrado, un espesor muy consistente que permite una textura de calidad y evita transparencias en las impresiones a doble faz. Sin embargo, puede reducirse a 70 o menos gramos por m2 si se acompaña de otra serie de medidas complementarias en las impresiones. Por ejemplo, deberá configurarse cada impresión para utilizar una carga de tinta media, por ejemplo para impresión de 'texto' y no 'texto e imagen' o 'imágenes', ya que estas últimas emplean más tinta en la impresión y pueden crear transparencias que dificulten la lectura posterior”, argumentó.

Lo destacable del papel reciclado es que, a diferencia del papel común, se requieren pocos insumos para producirlo: por tonelada se utilizan entre 1.250 y 1.400 kilos de papel, 8 m3 de agua, 3600 Kw/h de energía y se generan 100 kg de residuos, de acuerdo con Fiasconaro.

El gasto de papel se achica aún más si se toman medidas como la reducción de la tipografía de nuestras impresiones, si se eligen letras del tipo Arial, que resultan claras y de muy fácil lectura. “Tipografías como la Time New Roman, un clásico en los 90’s por su parecido a la tipografía de las máquinas de escribir, no resulta tan clara cuando se reduce a 10 puntos o menos. La originalidad o creatividad en el uso de tipografía es algo no recomendado, ya que puede optarse por modelos fantasía que acarrean problemas de compatibilidad al enviar documentos por medios electrónicos”, acotó.

Otra alternativas interesantes son adoptar software especializado que garantice el ahorro de tinta en cada impresión (EcoFont, por ejemplo); imprimir a doble faz; reutilizar el papel a imprimir; elegir el formato de papel apropiado (generalmente es A4); optar, en lo posible, por la impresión múltiple por hoja, que se logra con la reducción de la impresión para contener más de una carilla por cada lado del papel; revisar y corregir los textos en pantalla antes de imprimirlos, usando párrafos más breves, mayor cantidad de “punto y aparte” y un uso más corriente de las pausas dadas por comas, punto y coma y otras formas de segmentar nuestra redacción.

“Asimismo, los software para generar documentos permiten opciones de seguridad, dentro de las cuales se encuentran las que limitan la impresión, ya sea totalmente o bien en determinada calidad. Estas opciones son por demás apropiadas cuando se distribuyen documentos electrónicos que no ameritan su impresión por parte de los destinatarios. En cuanto a los documentos legales cobran notoriedad en la tarea de reducir el papel impreso al tratarse de una cultura histórica de utilización del medio físico. Hoy la firma electrónica y la certificación digital permiten dotar a todo documento digital de la misma legalidad y por tanto de la validez necesaria, que un documento impreso”, finalizó Fiasconaro.

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