Atención primaria
Promueven buenas prácticas del uso de tecnología médica
Miércoles 12 de noviembre de 2014 / Actualizado el martes 25 de noviembre de 2014
Docentes de la UNL capacitaron a futuros médicos sobre cómo enseñar a sus pacientes a utilizar mejor distintas herramientas para la salud. El fin es que la comunidad se apropie de los conocimientos y habilidades necesarios para la utilización adecuada.
Ya sea que se trate de un termómetro, un nebulizador o un tensiómetro, usar correctamente la tecnología médica disponible en los hogares puede marcar la diferencia entre saber si una persona se encuentra saludable o no. Es por eso que desde la Universidad Nacional del Litoral (UNL) capacitaron a estudiantes de medicina para que puedan transmitir conocimientos a sus pacientes.
Se trata de un trabajo que encararon los docentes Pedro Tomiozzo y Marisa Gionotti durante 2012 y 2013 como una estrategia de Atención Primaria de la Salud en la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la UNL. “Queríamos saber si los chicos de la PFO (Práctica Final Obligatoria) tenían la capacidad de transmitir a los pacientes cómo utilizar adecuadamente un equipo médico. Quizás puede parecer menor, pero si un hipertenso no sabe cómo tomarse la presión, tiene un problema. Si se la toma mal, también, porque puede generar una conducta equivocada sobre su salud. Son cuestiones menores para enseñar y que no son complejas”, indicó Tomiozzo, de la cátedra de Tecnología Médica.
“Un termómetro con pilas, por ejemplo, si no se las cambian, cuando se usa mide mal, mide menos temperatura que la que debe medir. Eso pasa porque no se hizo un control de las pilas y porque nadie le explicó al paciente que debía hacerlo. Si se usa un termómetro de mercurio, se debe saber cuáles son los riesgos y por qué se dejaron de utilizar. Son cosas sencillas”, continuó.
Capacitación
Tomiozzo añadió que la idea no era explicar sobre la tecnología desde la ingeniería, sino que los médicos lo hiciesen desde su profesión, postura que los obligaba a tener un conocimiento del uso adecuado de los equipos. “Apuntábamos a ver cuáles eran las pequeñas cosas disponibles en los hogares que definían una conducta de salud a seguir y sobre las cuales podía haber un desconocimiento, porque el asunto es que los pacientes hacen caso a lo que les dicen los aparatos y no discuten por qué funcionan de tal o cual manera”, recordó.
“El tensiómetro fue el que nos permitió poner en práctica más herramientas comunicacionales con los estudiantes, ya que hay muchas posibilidades de información cuando se utiliza. Un problema de medición hace que una persona crea que es hipertensa o no, cambia una conducta”, sostuvo.
Al mismo tiempo, Tomiozzo aseveró que muchos de los estudiantes no le daban importancia al tema, mientras que otros ponían más énfasis en la atención primaria, que una pequeña acción de unos minutos podía tener un alto impacto. “Existía esa dualidad, pero no vivieron la capacitación como algo traumático ni pesado o aburrido. Tampoco se imaginaron que se trataba de una gran función del médico, pero sí que se trataba de pensar cómo funciona un equipo y luego buscar la forma de transmitir ese saber. Hay cosas que los chicos nunca se preguntan sobre las herramientas”, manifestó.
Por último, el docente destacó que junto a los estudiantes diseñaron folletos destinados a educar a los pacientes de un modo atractivo: “Era un material sobre hipertensión que sirvió para sumar a lo que habíamos charlado en los encuentros”, finalizó.