Salud
Por qué es importante vacunarse
Lunes 27 de abril de 2015 / Actualizado el lunes 27 de abril de 2015
Desde el 25 de abril hasta el 2 de mayo se celebra la Semana de Vacunación en las Américas, que tiene como fin fomentar el uso de las vacunas para proteger a las personas contra las enfermedades. ¿Por qué es importante la inmunización?
La Semana de Vacunación en las Américas, que se celebra del 25 de abril al 2 de mayo, tiene por objetivo fomentar el uso de las vacunas para proteger a las personas de cualquier edad contra varias enfermedades. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inmunización es una de las intervenciones sanitarias más eficaz y con mayor éxito.
El médico infectólogo Gustavo Ezcurra, profesor en Medicina y docente de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), contó que la Semana de la Vacunación en las Américas es una iniciativa anual que comenzó en el año 2003 respaldada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuyos objetivos fundamentales son promover la equidad y el acceso a la vacunación, la transición de la vacunación del niño a la vacunación de la familia, la comunicación y cooperación entre países, mantener la vacunación en la agenda política y servir de plataforma para las actividades integradas.
“El lema oficial de este año es ‘Refuerza tu poder: ¡Vacúnate!’. La vacunación no es una obligación, es un derecho de los niños y su familia que se debe ejercitar, es por ello que consideramos fundamental que las personas conozcan la importancia de esta herramienta”, destacó Ezcurra, que también es secretario del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) Filial Santa Fe.
Razones para seguir vacunando
Según el especialista, existen diez razones para seguir vacunando. Por un lado, las vacunas son seguras, ya que no provocan la enfermedad que previene, no enferman a los pacientes. Además, proporcionan beneficios individuales y colectivos, ya que disminuyen la incidencia y fundamentalmente complicaciones y mortalidad de muchas infecciones que en el pasado eran devastadoras. Si el vacunado adquiere defensas tiene menos chances de transmitir o contagiar esas infecciones a sus contactos: hermanos, padres, abuelos, compañeros de guardería, jardines, clubes. Se trata de la función social o solidaria de recibir vacunas.
Según el médico, además los riesgos siempre son inferiores a los beneficios, porque los eventos posteriores a recibir una vacuna en su mayoría son leves, de corta duración y en su gran mayoría locales, en el sitio de aplicación (dolor en el brazo, aumento de temperatura en el lugar de aplicación). Asimismo, las reacciones alérgicas son muy raras y no son más frecuentes en niños alérgicos estacionales, a medicamentos o alimentos.
En cuarto lugar, la existencia de no vacunados aumenta posibilidades de adquisición, ya que si una persona no está protegida puede adquirir la enfermedad y sus riesgos potenciales, incluyendo la muerte y además contagiar a sus contactos. Al mismo tiempo, Ezcurra mencionó que las enfermedades inmunoprevenibles siguen existiendo: “Son muy pocas las erradicadas de manera absoluta (viruela, por ejemplo). Dado que ninguna protección es 100%, un solo caso puede originar un brote si contagia a aquellos que no están protegidos”, aseveró.
Otra de las razones para vacunarse es que por el momento no existen alternativas eficaces. “Está demostrado que las mejoras en la eliminación de excretas (cloacas), la disponibilidad de agua potable, la mejora en la seguridad de los alimentos no ha permitido eliminar la posibilidad de contagiarse hepatitis A; lo mismo sucede en los niños pequeños con respecto a rotavirus. La existencia e indicación amplia de dichas vacunas ha demostrado un impacto mayor en el control de estas enfermedades. Desde la existencia de la vacuna de hepatitis A, en la Argentina ha dejado prácticamente de existir la posibilidad de muerte o necesidad de transplante hepático por esa enfermedad en nuestro país”, manifestó el médico.
Otro motivo es que no es mejor padecer la enfermedad que vacunarse. Es imposible anticiparse y saber si la infección se presentará de manera leve o cursará con complicaciones, por lo que es muy arriesgado esperar tener la enfermedad. “Por el contrario, puedo contraer la enfermedad a pesar de estar vacunado pero son muy altas las chances de que la vacuna ayude a atenuar su presentación clínica. Está demostrado, por ejemplo, que la varicela puede presentarse de manera más agresiva en un contacto familiar de un niño que la ha padecido. Es por eso que no se recomienda más ‘juntarlos para que se contagien y tengan ahora todos la varicela’”, aseguró.
“Otra razón es que la disminución de las enfermedades inmunoprevenibles no puede adjudicarse a la mejora de higiene. Ya lo mencionamos con hepatitis A, el cambio en la cantidad y gravedad de casos se observó y demostró ampliamente cuando se incorporó la vacuna al calendario oficial gratuito. Además, el estar vacunado no aumenta la posibilidad de adquirir la infección, porque en su gran mayoría no solo no aumentan esa posibilidad, sino que la disminuyen. Y en el caso de las vacunas vivas, que son las más parecidas a la enfermedad natural, ese riesgo existe pero para personas inmunosuprimidas. Por último, puede mencionarse que las vacunas no sobrecargan el sistema inmune”, finalizó Ezcurra.