En Holanda

Pavimentarán una calle con adoquines que descontaminan el aire

Viernes 26 de septiembre de 2008

Se trata de una tecnología innovadora que utiliza la radiación solar para reducir el smog urbano. Científicos holandeses ponen a prueba el sistema en una calle europea en un experimento del que participa una doctora del INTEC.

La idea es ingeniosa: incorporar a los adoquines de la calle un material que, gracias a la acción de la radiación solar, reacciona con los contaminantes del aire y los descompone en sustancias inofensivas. Es una alternativa simple y económica que puede mejorar la calidad de vida en las ciudades.
Investigadores de la Universidad de Twente en Holanda, estudiaron durante años diferentes formulaciones de concreto para lograr incorporar esta tecnología denominada fotocatalítica y finalmente obtuvieron una “receta” con resultados alentadores. El paso siguiente es estudiar su funcionamiento en condiciones reales, lo que comenzará en noviembre de este año. “En este trabajo se plantea modificar una calle en Hengelo en los Países Bajos con adoquines de concreto fotocatalíticos y luego se monitoreará la calidad del aire en ese lugar y se compararán los niveles de contaminación de esta calle con otra construida con concreto normal”, detalló la Dra. María de los Milagros Ballari, una científica argentina que se integró recientemente al grupo de investigación holandés tras doctorarse en el Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química (INTEC) dependiente de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y el CONICET.
El experimento permitirá conocer cómo afectan las condiciones ambientales como la irradiación, humedad o velocidad del viento, además de la suciedad y la corrosión. “La influencia de estos parámetros se estudiará en nuestro laboratorio, y luego será analizada con simulaciones computacionales que se compararán con las mediciones obtenidas durante el monitoreo de la calidad de aire en la calle modificada”, contó Ballari.

¿Cómo funciona?
La clave de la tecnología detrás de los adoquines es la incorporación de dióxido de titanio en la mezcla del concreto. Se trata de un material semiconductor que se usa comúnmente en la pintura blanca, no es tóxico y resulta muy económico.
Al exponerse a la radiación ultravioleta, como la que proviene del sol, el dióxido de titanio genera un proceso de oxidación que descompone muchos de los contaminantes del aire. “La ventaja de esta tecnología es que logra mineralizar completamente compuestos contaminantes, transformándolos en dióxido de carbono, agua y ácidos minerales”, explicó la Dra. Ballari.
El proceso es efectivo en una cantidad innumerable de contaminantes que pueden ser degradados de esta manera. En particular, los investigadores de Twente focalizaron su trabajo en reducir los niveles de óxidos de nitrógeno presentes en el aire que son generados principalmente durante el proceso de combustión en los motores de automóviles.
“Estos compuestos de nitrógeno tienen efectos nocivos sobre el medio ambiente y sobre la salud humana debido a que producen ozono en los niveles de la troposfera y promueven el smog urbano a través de reacciones fotoquímicas con hidrocarburos”, comentó.
Los ladrillos desarrollados permiten que los óxidos de nitrógeno, en presencia de luz solar, sean convertidos en nitratos inofensivos para el medio ambiente.

Una solución práctica
Los adoquines con los que se va a revestir la calle Castorweg tienen dos capas. La inferior es más gruesa y está construida con el concreto convencional. Por encima hay una segunda capa, más fina que es fabricada con el nuevo tipo de concreto que contiene dióxido de titanio.
Dado que el dióxido de titanio actúa como catalizador, no se consume durante las reacciones por lo que es un material con una larga vida útil. Si bien su rendimiento puede reducirse en presencia de otros contaminantes o al saturarse de nitratos, los expertos esperan que las lluvias laven o remuevan esos compuestos y regeneren el catalizador.
“Estimamos que a pesar de la corrosión o desgaste normal que puede tener una calle, por ejemplo,  por el tránsito de autos, vientos y lluvia, esa capa de sólo algunos centímetros que contiene dióxido de titanio es suficientemente gruesa para que no sea completamente desgastada y presente una alta durabilidad, del orden de décadas”, dijo Ballari.

Contrarreloj
A través de este estudio, los investigadores esperan que los ladrillos diseñados sean aceptados por la legislación holandesa de modo que puedan ser usados en distintos municipios. “Es una alternativa para alcanzar los niveles de óxidos de nitrógeno impuestos por la directiva de la Unión Europea”, detalló Ballari.
Según los pronósticos del Ministerio Holandés de Vivienda, Planificación Espacial y Medio Ambiente, los Países Bajos excederían los valores límites de concentración de óxidos de nitrógeno y otros contaminantes establecidos por la Unión Europea que entrarán en vigencia en 2010.
Sin embargo, esta tecnología no se limita a Europa sino que puede obtener mejores resultados en países donde la disponibilidad de radiación solar es mayor, como es el caso de Argentina. “El único inconveniente que visualizo es que en Argentina y en otros países el tipo de materiales y la técnica de aplicación para construir las calles es diferente al de Holanda que utiliza este tipo de adoquines o ladrillos de concreto. Por lo tanto cada país debería adaptar esta tecnología a la infraestructura de la que disponga”, aclaró la experta argentina.

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