451 años
Natalicio de Galileo: “Planteó un cambio de perspectiva”
Viernes 13 de febrero de 2015 / Actualizado el viernes 13 de febrero de 2015
En febrero se cumple un aniversario más del nacimiento de Galileo Galilei. El científico Claudio Berli explicó por qué su nombre sigue vigente y cómo se conjugaron en él la fe, la razón y la intuición.
El 15 de febrero de 1564 nació Galileo Galilei. A pesar de haber pasado ya 451 años, su nombre no se olvida. Según dicen quienes estudian su historia, sus logros y su legado, indefectiblemente el científico del Renacimiento siempre es elegido para estar en el ranking de las personalidades más relevantes de la ciencia ¿A qué se debe su vigencia?
“No fue el único hombre relevante del segundo milenio, pero como científico y académico debo decir que sí fue el primero, porque su legado fue la generación del método científico, lo cual significa la separación de la ciencia puramente dicha de las viejas disciplinas basadas en dogmas, en la religión y en el enciclopedismo aristotélico”, explicó Claudio Berli, profesor de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) e investigador del CONICET en el INTEC, que ha estudiado la vida y la obra del italiano.
En este sentido, recordó que Galileo planteó “un cambio de perspectiva” para la explicación de los fenómenos, que en su época caía en argumentos a la medida del hombre: “Él cambia la visión de las causas y los efectos. Propone que los fenómenos ocurren porque hay una razón física, que se pueden describir matemáticamente, y que deben ser contrastables con la experiencia y la razón, no con los deseos. Por ejemplo, las gotas de lluvia no caen porque son necesarias para las plantas, sino porque las atrae la gravedad de la tierra. De este modo, Galileo se restringe a describir el proceso, o el cómo, y deja de lado el porqué, diferenciándose así de los enfoques de la religión y la filosofía. Es una diferencia que persiste hoy en el ejercicio profesional de la ciencia, y que generó Galileo”, destacó.
“Hacía observaciones astronómicas, para lo cual perfeccionó el telescopio. Así describió las fases de Venus, las lunas de Júpiter y las imperfecciones de la Luna, todos descubrimientos que no coincidían con las creencias de la Iglesia Católica y que, por el contrario, estaban perfectamente de acuerdo con la teoría heliocéntrica. Por ello fue interpelado varias veces y finalmente enjuiciado por la Inquisición. Pero se puede decir que no le fue tan mal como a otros herejes de su tiempo: Galileo sólo fue obligado a recluirse en silencio. Esto quizás por el genuino respeto que se había ganado, pero quizás también porque él mismo no era un enemigo del catolicismo”, dijo.
Fe, razón e intuición
Para Berli, la vida de Galileo transcurrió en una continua transformación que derivó en beneficios para el conocimiento. “Se construyó a sí mismo y al hacerlo construyó la ciencia. Muchos consideran que ‘Diálogos sobre los máximos sistemas del mundo’ implicó el nacimiento de la Física, pero también el de la ciencia moderna”, continuó.
“Con Galileo hubo un triunfo de la razón, luego de tantos siglos de fe ciega que la Iglesia había impuesto sobre Europa. Esta nueva perspectiva fue tan significante para nuestra cultura occidental por todo lo que luego se desencadenó: la Ilustración Francesa, la Revolución Industrial, la llegada del hombre a la Luna, el gran conocimiento que tenemos sobre los organismos vivos, y por lo tanto la salud y el aumento de la longevidad que hoy gozamos”, ejemplificó Berli, docente de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH) de la UNL.
Desde luego, ello no significó una derrota definitiva de la fe, ni mucho menos la erradicación de las religiones. Hoy día el ímpetu por la ciencia coexiste en la sociedad con una faz profundamente religiosa. “Entiendo que para la mayoría de las personas la idea de Dios es vital. Incluso muchos científicos como Isaac Newton, o filósofos como Immanuel Kant, han sido profundamente creyentes. La fe y la razón son dos aspectos que pueden convivir, no son forzosamente indisociables. Además, la actividad científica es una actividad creativa como la de un músico o la de otro artista. Si uno no logra esa disposición mental, las ideas no salen. Y en cierto modo, esa especie de fe y dedicación a lo que uno hace se parece mucho a la de un devoto religioso”, sostuvo.
“En el caso de Galileo, la resolución de los problemas que se planteaba, además de inteligencia y creatividad, le demandaban una tremenda intuición, ya que no existían los conocimientos matemáticos suficientes, que llegaron un poco más tarde. Son los casos de la ley de inercia, o la descripción del movimiento de caída libre”, aseguró. Según Berli, esos logros los pudo concretar “incluso con razonamientos errados, pero con la suerte de los ganadores. No obstante Galileo no postulaba nada sin la adecuada verificación experimental”.
Por último, expresó que los grandes cambios cualitativos en el conocimiento llegan esporádicamente, luego de muchos años: “En el caso de la Física, son saltos que se dieron con Galileo, Newton, Maxwell y el último fue con Einstein. Galileo, sobre todo, marcó un gran hito. Es difícil de imaginar cómo hizo su trabajo sin las herramientas que tenemos hoy, las formas de medir, el cálculo. Él no tenía con qué medir el tiempo, avanzó prácticamente a partir de la nada”, finalizó Berli.