“Transmuteiyon”
Magalí Airala: “Hicimos cuerpo las escenas literarias”
Martes 10 de octubre de 2017 / Actualizado el miércoles 11 de octubre de 2017
La actriz y bailarina santafesina comenta la experiencia de ser parte del proyecto dirigido por Gastón del Porto que se consagró ganador de la última convocatoria de la Secretaría de Cultura de la UNL “El Cuerpo Todo”.
La propuesta dirigida por Gastón del Porto “Transmuteiyon” fue consagrado ganador de la última convocatoria de Proyectos de Creación Coreográfica “El Cuerpo Todo” impulsada por la Secretaría de Cultura de la UNL en el marco de Trayectoría. Bajo una propuesta muy novedosa, plantea una puesta sobre escenarios no convencionales urbanos de la ciudad y la región. Las próximas presentaciones serán el miércoles 18 a las 14.30 en el Centro de Día San Juan para adultos mayores, San Juan 2291, Santo Tomé; y el lunes 23 a las 17 en la Escuela Comunal de Música en la Plaza San Martín de la localidad de San Agustín. La entrada es libre y gratuita.
Magalí Airala es actriz y comenta cómo fue el proceso de trabajo y su perspectiva del resultado como intérprete de este proyecto que integra junto a Gabriela Lavagnino, Ignacio Francia, Gabriel Paredes y Rocío Solís. El grupo se completa con tres músicos en escena, Mauricio Bernal, Flavio Gilli y Nahuel Ramayo con la coordinación de Macarena Palacín. El vestuario está a cargo de Magalí Airala y producción fotográfica y diseño es de Gastón Del Porto y Baltasar Albrecht.
-¿Por qué “Transmuteiyon”?
-“Trans” que quiere decir “al otro lado” y “muteiyon” refiere al “mudar”, salir del lugar y viajar a otro. Eso es lo que para nosotros es y representa esta reflexión que hacemos sobre nuestra cotidianidad. Además el “Teiyon” tiene que ver como un juego del lenguaje que hace que hasta el mismo lenguaje empiece a tener una transformación que va más allá de lo aprendido e incluso sea reflejo de modismos, épocas y edades. La idea vino para pensar la trasformación y la metamorfosis desde el cuerpo.
-Gastón del Porto escribió y dirigió el proyecto pero ¿fue una creación colectiva?
-Sí, lo fue desde el inicio. Si bien Gaston escribió el guión y le cedimos el rol de tener la última palabra y las últimas decisiones estéticas, la obra fue el resultado de varios encuentros que tuvimos como grupo en los cuales intercambiamos opiniones sobre el discurso de la misma y lo que significaba para nosotros “El cuerpo disciplinado”, la temática de la convocatoria de este año.
-¿Cómo se dio ese proceso de creación?
-Desde que nos enteramos que fuimos seleccionados comenzamos a ponerle el cuerpo al proyecto y concretamos los encuentros del grupo que se consolidó con cinco bailarines, tres músicos, una psicóloga y un cineasta. En base a un guión inicial empezamos a improvisar tanto desde la música como desde el movimiento corporal, específicamente la danza. Pasamos por un montón de ideas y propuestas que se sostuvieron y otras que se fueron descartando. Todo era bienvenido y tratado grupalmente. Nunca hubo imposiciones. Por eso el proceso fue una construcción colectiva de constantes cambios.
-¿Cómo fue la experiencia de cruzar el lenguaje cinematográfico con el de la danza?
-El director fue mucho más allá de la mirada cinematográfica que tiene incorporada y su perspectiva “de afuera” nos sirvió como guía para todos. Lo cinematográfico se vio reflejado en el discurso que encontramos. Desde un principio los bailarines quisimos explorar por caminos fuera de las tradiciones de la danza. La idea era no limitarse a una sola disciplina. El guión ya tenía condicionantes bastante marcados con escenas con linea dramática sin ningún indicio de cómo abordarlas desde el cuerpo. Hicimos cuerpo las escenas literarias.
-¿Qué objetivo se propuso “Trasmuteiyon” y por qué camino optó para lograrlo?
-Seguimos la idea de destruir una realidad cotidiana a partir de la presencia de figuras plásticas desde el vestuario y desde lo sonoro. Quisimos crear una irrupción en esa cotidianeidad de la gente a través de intervenciones en espacios no convencionales donde la gente no esté esperando ver un espectáculo. Desde cierto escepticismo empezamos a pensar en la monotonía que nos envuelve generalmente sin reflexionar mucho sobre ella. La idea es intervenir sin que se sepa.