90 años de la Reforma

Los intelectuales y la política

Martes 17 de junio de 2008

El profesor Darío Macor disertó en el panel “Los intelectuales y la política” que se realizó el 12 de junio en la FCJS. También expuso Ricardo Falcón, en el marco del mes aniversario de la Reforma Universitaria.

En el marco de los festejos por los 90 años de la Reforma Universitaria, el pasado 12 de junio se desarrolló en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) el panel “Los intelectuales y la política”, con la participación de Darío Macor y Ricardo Falcón.
Ricardo Falcón comenzó señalando que “en el siglo XX hubo tres movimientos: la Revolución Rusa, la Revolución Mexicana y la Reforma Universitaria”. “Esta última está a la altura de los otros dos fenómenos mundiales”, aseguró.
A continuación explicó que de todas las formas políticas, han perdurado tres: el radicalismo, el socialismo y el peronismo. Señaló algunas características de cada uno de estos movimientos y destacó: “Dentro de la Reforma hay dos fuerzas en el marco de dos partidos políticos: el radicalismo y el socialismo. El primero era popular y representaba a sectores y franjas muy heterogéneas. Era un movimiento nacional. En tanto, el partido socialista no representaba al conjunto de la nación, sino sectores de clase: el pueblo trabajador. Estos dos partidos tienen tácticas diferentes para captar seguidores, sin embargo confluyen, aunque no haya sido de manera explícita, en la Reforma Universitaria”.
Falcón hizo un repaso por hechos históricos, como la Ley Sáez Peña, y personalidades como Alfredo Palacios, José Ingenieros, Roque Sáez Peña y Ricardo Rojas.
“Se suele presentar a la Reforma Universitaria como consecuencia de la Revolución Rusa. Yo no creo que sea tan así, pero reconozco que la influencia de la Revolución fue enorme”, concluyó el disertante.

Del intelectual al experto
En su disertación, Macor retomó una idea de Halperín Donghi de que la argentina es producto de una excepcionalidad: “La excepcionalidad argentina radicaría en que a diferencia de todos los países de América Latina, la Argentina como país antes de ser realidad, fue pensada por quienes sólo tenían como ventaja su superior clarividencia. En su momento fue Estrada; en 1918, los intelectuales reformistas”.
A partir de este razonamiento, Macor se preguntó: “¿Por qué ha perdurado tanto la Reforma si hace tiempo que se ha quedado sin intelectuales que argumenten a su favor? Hoy no hay reformistas como había en la década del ‘30, hoy hay gente reformista en el sentido práctico, pero no hay intelectuales que hacen del reformismo una apología de la Reforma. Hay una aproximación política intelectual, no una aproximación intelectual”.
También interrogó por qué si había protestas en todos lados, aquella que ha perdurado en la memoria histórica es la de Córdoba de 1918 y no la de 1906 en Buenos Aires que, de acuerdo al historiador, fue tan fuerte como la cordobesa? “La gran diferencia de Córdoba –respondió- fue la participación estudiantil en el gobierno y los niveles de institucionalidad que alcanza el cogobierno de la universidad cordobesa, que se derrama en pocos años en el conjunto del sistema universitario argentino”.
“La institucionalidad de la Reforma va a repercutir en la intelectualidad argentina. En el campo que construye el reformismo conviven el académico/científico, el intelectual y el político. Pero la figura central de la universidad argentina es el intelectual, que se define por el atributo de saber”, continuó.
A partir de ahí, Macor hizo una recorrida por el golpe del ‘30 y del ‘43, el peronismo y los años ‘60, durante los cuales aseguró que “la universidad era un lugar más de enunciación para los intelectuales, pero no el único”. Como contrapartida, durante los ‘80 “no hay nada por fuera de la Universidad”. En tanto, respecto a la actualidad concluyó: “No sé si han aparecido voces externas a la Universidad, pero las voces de la Universidad se están apagando y, en su lugar, aparecen los expertos”.

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