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Una convocatoria para sumarse a un equipo de investigación fue lo que atrajo a María Victoria Puyol a la criminología. Esta disciplina que aborda la cuestión criminal no sólo desde el Derecho sino desde otras ciencias sociales, le brindó la posibilidad de encontrar un espacio profesional dentro del vasto mundo de la abogacía.

“Nunca fui una abogada litigante, ni trabajé en el Poder Judicial, dos de las salidas laborales más tradicionales para los abogados”, explica Puyol. “Siempre trabajé en el ámbito de la universidad, en lo académico y me dedico a la docencia e investigación, por lo que la Maestría en Criminología fue un aporte muy importante para esa trayectoria”, agrega quien es hoy la coordinadora de la carrera.

La Maestría en Criminología que este año comienza su cuarto ciclo, es parte de una nutrida oferta de posgrado de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS) que incluye el Doctorado en Derecho, una nueva maestría en Teoría Constitucional y Derechos Humanos, y las especializaciones en Derecho de familia, Derecho Laboral, Derecho Notarial, Registral e Inmobiliario y en Derecho Penal. Estas siete carreras tienen las inscripciones abiertas y el comienzo de clases está previsto para marzo/abril.

Al igual que otras maestrías, el tiempo de cursado es de dos años con un dictado mensual bajo la modalidad presencial e intensiva, lo que permite la participación de estudiantes de todo el país y de Latinoamérica.

De alumna a docente

María Victoria se sumó al Programa Delito y Sociedad cuando estaba en la mitad de su carrera de grado. “Había una convocatoria abierta para formar parte de un CAI+D y entré; después participé de las distintas actividades que surgieron y cuando se abrió la maestría no dudé en cursarla”.

Diez años después, Victoria está a punto de completar un doctorado en Ciencias Sociales en la UNER, cursado con una beca para docentes de la UNL, da clases de criminología y de introducción a la sociología en la FCSJ y sigue muy vinculada al programa Delito y Sociedad, ahora ya como parte del cuerpo de investigadores y dirigiendo varios proyectos. “Acá encontré el lugar y campo fértil para trabajar, un espacio para crecer”.

Al igual que ella, el perfil de los estudiantes de criminología es el de un egresado de ciencias sociales que tiene una fuerte vocación por la docencia y la investigación. “Esta maestría aporta herramientas teóricas pero también prácticas para la investigación que te permiten encaminarte en esa dirección, eso es lo que a mí me sucedió”.

A su vez, la maestría apunta también a formar profesionales en criminología que puedan intervenir en políticas públicas. “Además de lo teórico hay un fuerte contenido en cuestiones que tienen que ver con las políticas públicas y se brindan herramientas para que el egresado participe en la intervención concreta sobre el campo. En ese sentido, el cuerpo docente está conformado por profesores prestigiosos en el ámbito académico, muchos de los cuales se han volcado al campo de la política, participando en el diseño e implementación de políticas públicas, lo cual aportan una mirada desde las dos posiciones”.

Un posgrado de mucho prestigio

Con sólo tres cohortes completas desde su creación, la maestría en Criminología logró posicionarse como una de las más importantes del país en su disciplina. Parte del éxito radica en los profesores que participan. “Los docentes locales y nacionales son profesionales muy prestigiosos. Junto a ellos hay un cuerpo de docentes extranjeros de renombre internacional que viajan a Santa Fe, dictan sus horas de clase y presentan y discuten sus últimos trabajos. Esa posibilidad de entrar en contacto con ellos no se da en otros lugres”.

El renombre de los docentes y la posibilidad de interactuar con ellos atrae a muchos estudiantes internacionales, en particular de países como Colombia, Uruguay, Chile y Perú, que además tienen acceso a un beca especifica para residentes latinoamericanos. “Somos pocos santafesinos, la minoría. En general el público no es local pero puede venir por el tipo de cursada intensiva que tiene”.

Otro condimento importante del posgrado son las actividades abiertas al público que se realizan en el marco de la carrera. Cada dos años, cuando finaliza una cohorte se organizan workshops o congresos en los que se presentan ponencias donde se prioriza los trabajos de investigación con base empírica sobre una serie de ejes propuestos. Están también las llamadas “escuelas”, que se realizan una o dos veces al año y consisten en semanas intensivas de cursado, por lo general con profesores extranjeros. “Este intercambio con docentes de otras universidades es otra cuestión que también es muy relevante a la hora de posicionar a la maestría como una oferta única en su especie y en la región”, concluye Puyol.

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