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El jueves 9 de abril a las 21 comenzará una nueva temporada de los clásicos Jueves de Música de la mano del grupo santafesino “Jogo Bonito”. El recital será en el Foro Cultural UNL, 9 de julio 2150. El costo de las entradas será de $50 generales y $40 para estudiantes y jubilados.

La banda santafesina, surgida en 2011, supo recrear los sonidos de Brasil a través de la Bossa Nova, el samba y la Música Popular de Brasil (MPB) y música nordestina. En esta oportunidad será un recorrido por canciones de su último trabajo discográfico “Litoral Bossa” y la inclusión de temas de João Bosco y Sérgio Mendes. La propuesta apuntará a temas con un marcado tinte disco de los años 60 y 70.

Ritmo brasileño

“Jogo Bonito” tuvo sus inicios en 2011, cuando propuso un recorrido por los sonidos de Brasil con repertorios que incluyen variados ritmos y géneros típicos del país vecino. Con Brenda Bock del Río, el grupo se conforma con Matías Armando en guitarra, Sebastián “el flaco” Tredici en bajo Fabián Rosa en piano y Gustavo Aznar en batería.

Desde el popular Samba pasando por la mixtura entre el Jazz y la Bossa Nova, versiones instrumentales del tradicional chorinho llegando hasta sonidos más nordestinos como el forró son parte de la propuesta de este grupo que dio sus primeros pasos en aras de improvisación y que luego formalizó su identidad.

Mixtura

En 2013 y tras dos años de recorrido, experimentación y varios conciertos, grabaron su primer disco “Pincelada brasileira”. Luego, en 2014 llegó su segunda producción “Litoral bossa”. “La nueva propuesta invita a conocer las posibilidades de mixturar ritmos y melodías de diferentes culturas y territorios. Brasil y el litoral argentino se fusionan en una puesta cargada de bossa y jazz que incluyen ritmos de nuestra región y que proponen, entre otras cosas, un novedoso reversionado de “No me pidas que deje de amarte”  del grupo Cali”, apunta la cantante Brenda Bock del Río.     

La grabación de ambos discos se realizó en el estudio del guitarrista de la banda Matías Armando. “Todo fue parte de un proceso colectivo en el que todos aportábamos y nos consultábamos sobre lo que más nos gustaba. Tener estudio propio nos permitió salir de los tiempos habituales que lleva grabar un disco”, concluye.