Día mundial

Inocuidad de los alimentos, cuestión de vida o muerte

Martes 7 de abril de 2015 / Actualizado el martes 7 de abril de 2015

Este 7 de abril, la OMS llamó a la concientización sobre la salubridad. Desde la UNL explicaron cómo se relacionan los malos hábitos en la producción de alimentos con la probabilidad de enfermar o morir.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que este 7 de abril, Día Mundial de la Salud, esté dedicado a la inocuidad de los alimentos. Según el organismo, los comestibles insalubres están relacionados con la muerte de unos 2 millones de personas al año, siendo los niños y las poblaciones de alto riesgo los más afectados, ya que los productos que contienen bacterias patogénicas, virus, parásitos o sustancias químicas nocivas pueden causar muchas enfermedades, que van desde la diarrea hasta el cáncer.

“La gente debe interiorizarse sobre la contaminación de los alimentos para reducir las posibilidades de exposición a enfermar, factor que agrava el problema de la mortalidad por hambre, ya que las dos cosas están relacionadas. Los niños que padecen desnutrición se encuentran bajos en sus defensas y cualquier enfermedad puede ser severa o mortal”, según manifestó Susana María Jiménez, del Instituto de Tecnología de Alimentos (ITA) de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

En este sentido, la OMS publicó cinco claves para mantener la inocuidad de los alimentos: mantener la limpieza, separar alimentos crudos y cocinados, cocinar los alimentos completamente, mantener los alimentos a temperaturas seguras y utilizar agua y materias primas inocuas.

Mapa del hambre

El último mapa del hambre en el mundo, publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestra que la mayoría de los países con problemas de desnutrición se encuentra en África, Asia y Oceanía, mientras que en América Latina las cifras son bajas. “En nuestro país se dice que hay hambre cero, pero en realidad hay menos del 5 por ciento, según el mapa”, informó Jiménez.

En los países en desarrollo, uno de cada seis niños, casi 100 millones, padecen de bajo peso, según el Programa Mundial de Alimentos. A la vez, uno de cada cuatro tiene retardo en el crecimiento. “En los países en desarrollo la proporción puede aumentar a uno de cada tres. A la vez, unos 66 millones de chicos van a la escuela primaria con hambre en los países en vías de desarrollo, de los cuales 23 millones están en África”, enumeró Jiménez, jefa del Área de Microbiología de Alimentos del ITA.

Asimismo, el Programa Mundial de Alimentos indica que en 2015 unos 842 millones de personas no tienen suficientes alimentos, una cifra que disminuyó con respecto a 1990, unos 56 millones menos. “La mayoría vive en países en vías de desarrollo, donde el 14 por ciento de la población padece desnutrición. Además, del total de personas con hambre, el 60% son mujeres. Otro dato provisto por dichos organismos es que la desnutrición contribuye con la muerte de 2,6 millones de niños menores de 5 años. Todos estos datos se ligan estrechamente con la inocuidad de los alimentos”, indicó la investigadora.

Asimismo, Jiménez sostuvo que en nuestro país uno de los problemas más importantes es Escherichia coli O157:H7, una bacteria relacionada con el Síndrome Urémico Hemolítico. “Muchos niños en la Argentina enferman por este agente causal que puede conducirlos a un problema renal crónico o a la muerte. La causa principal es la falta de control en la cocción, en la limpieza de las manos y de las superficies donde se manipula la carne que se consume. En este ejemplo se puede ver la ligazón que hay entre salud e inocuidad de los alimentos”, observó.

Tsunami silencioso

Según destacó Rolando González, exdirector del ITA, el problema del hambre se puede resolver, ya que existen los medios. “Sin embargo, que los chicos coman cuatro veces por día de manera de satisfacer sus requerimientos nutricionales y además que reciban la educación imprescindible para que puedan desarrollar sus capacidades en plenitud, es algo que debe asegurar el Estado”, apuntó.

“El actual abandono de millones de niños y adolescentes es la deuda imperdonable de la clase política. La marginación ha generado padres sin la conciencia necesaria sobre lo que debe hacer con sus hijos, sobre sus roles, y de recursos. Como consecuencia de la falta de educación alimentaria, tampoco hacen una buena selección de los alimentos según su poder de compra”, aseveró.

Por último, González afirmó que la desnutrición impide que la red neuronal se desarrolle normalmente y sus efectos son irreversibles. “La ciencia puede ayudar a que esos niños mejoren sus capacidades, pero nunca estarán en su mayor potencial. La clave está en que se alimenten bien y reciban los estímulos necesarios para el desarrollo. No hay tiempo que perder, ya que en Argentina estamos en presencia de un tsunami silencioso”.

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