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Cien estudiantes de cuatro instituciones educativas de Esperanza se encontraron en la Escuela de Agricultura, Ganadería y Granja (EAGG) de la UNL en el “Ideatón, una experiencia para emprender”, para pensar, idear y proyectar, soluciones creativas para tratar los desechos producidos dentro de la institución. 

La actividad fue organizada por la UNL, a través de la EAGG y el Programa UNLBio de la Secretaría de Vinculación Tecnológica e Innovación, persiguiendo el objetivo de impulsar la innovación creativa de manera colaborativa, abordándola en clave sustentable. Y se enmarcó dentro del Día Internacional del Ambiente, que se conmemora el 5 de junio.

La jornada fue pensada por los organizadores para propiciar el intercambio entre los estudiantes esperancinos y fomentar su espíritu emprendedor. En esta línea, Ulises Rossin, director de Desarrollo Emprendedor e Innovación de la UNL, la celebró expresando que “la UNL acompaña al desarrollo de espacios de innovación abierta, donde estudiantes de escuelas secundarias y sus docentes pueden compartir un día de trabajo vinculado al ambiente y a verticales que la EAGG ha detectado en los sectores productivos que se encuentran en su recinto”. Por su parte, Rodrigo Benítez, director de la mencionada escuela, manifestó la alegría por “hacer partícipes a nuestros alumnos y a estudiantes de escuelas secundarias de nuestra ciudad de esta jornada porque creemos en los jóvenes y tienen imaginación para crear un montón”. Ambos coincidieron en la apuesta de la UNL a impulsar actividades donde estudiantes puedan apropiarse del conocimiento que la universidad genera, propiciando el desarrollo de habilidades blandas esenciales para el trabajo del futuro.

Por su parte, la secretaria de Cultura y Deporte de Esperanza, Adriana Robledo, dio la bienvenida a los partícipes y celebró que en Esperanza puedan darse estas acciones que promueven el cuidado de la casa común: “Todos tenemos que conformar una gran comunidad educativa para poder trabajar, lograr objetivos, y para cumplir con los desafíos que tienen las generaciones que vienen que es cuidar y preservar el medio ambiente, la casa de todos”.

Idear colaborativamente 
La EAGG planteó cinco problemáticas a tener en cuenta a la hora de idear: el desecho de heces en la producción de conejos; en el espacio productivo de aves, las heces de gallinas y el lugar acotado con el que se cuenta; el gran volumen de desechos generados en el sector de leche bovina y la demanda de agua; en la producción de cerdos, el volumen de desechos por mantenimiento y su limpieza; y los desechos orgánicos y secos del comedor escolar.

A lo largo de la mañana, los estudiantes recibieron dos capacitaciones para abordar estos planteos y tener información certera que contribuya a soluciones creativas, sostenibles y alcanzables. Luego realizaron un recorrido para conocer el predio de la escuela y las diferentes unidades productivas y por último, se reunieron en grupos para desarrollar la propuesta.

Evaluados según la creatividad, la coherencia en la detección de un problema, el impacto social, ambiental y económico, y el equipo de trabajo, la mejor idea fue desarrollada por estudiantes de la Escuela de Enseñanza Secundaria Orientada (EESO) N° 715, con su proyecto “Brinks” para fabricar ladrillos con heces de vacas. Mientras que el proyecto “Mini huerta portátil. Una solución al uso de la cama de pollo” recibió el 2° premio por abordar dos problemáticas: las heces de gallinas, y el reciclado de plástico. Los alumnos de la institución Núcleo Rural Nº 2371 propusieron un uso de plástico reciclado de botella para armar placas recolectoras de cama aviar, que a su vez servirían luego como sustrato de mini huerta familiar. También, pensaron en un microemprendimiento de llaveros y hebillas con las tapas y los plásticos restantes de las botellas.

Este Ideatón representó otra instancia de vinculación entre la UNL e instituciones educativas que apuestan a la innovación desde herramientas sencillas y en grupos, de manera interdisciplinaria, fomentando la escucha y la empatía entre pares. En palabras de Rossin, “estimulando en los jóvenes el convencimiento de que ellos pueden, de que la realidad se transforma a partir de hacerse parte, y que la innovación es repensar verdades dadas y poder ponerles improntas que cada uno tiene, trabajando en equipo, no de manera aislada”.