Nuevo Aniversario
Historia y actualidad de la Reforma Universitaria
Lunes 15 de junio de 2015 / Actualizado el lunes 15 de junio de 2015
El 15 de junio se recuerda la gesta estudiantil de 1918, que forma parte del ADN de la UNL, creada bajo las banderas de la democratización del saber y el cogobierno, entre otros principios que desde Argentina se extendieron a toda Latinoamérica.
Desde finales del siglo XIX, diferentes movimientos reclamaban una democratización de la sociedad argentina, centralmente a través del acceso a la educación y a la participación ciudadana. A tono con ese impulso de la sociedad, la educación superior atravesó desde 1918, un proceso que se conocería como Reforma Universitaria. La mecha de esa transformación profunda, se encendería con las protestas estudiantiles que comenzaron tras la clausura del internado de estudiantes del Hospital de Clínicas de Córdoba, que dio inicio a huelgas y tomas de facultades. La participación activa de los estudiantes se concretaría entonces en la creación de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) y la redacción del emblemático Manifiesto Liminar que fue más allá de los reclamos puntuales y proclamó la genuina democratización de la enseñanza y la modernización de los estatutos universitarios de todo el país. El mensaje llegaría a los universitarios latinoamericanos, sentando las bases para la creación de instituciones como la Universidad Nacional del Litoral.
En diálogo con Radio Portable (LT10), el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (FHUC), Claudio Lizárraga, se refirió a la Reforma Universitaria, que se conmemoró este 15 de junio, y que “marcó para siempre el modelo universitario argentino”.
Antes y después
Consultado acerca de cómo era el sistema universitario previo a la Reforma, el decano de la FHUC remarcó que eran pocas las que existían en el país, y “estaban localizadas en ciudades que habían sido importantes durante la época colonial, y había algunas creadas en las grandes ciudades del país durante la etapa independentista, como la de Buenos Aires”. En esa línea, señaló que las instituciones “estaban fundamentalmente ligadas a una tradición clerical, como ocurría con la Universidad de Córdoba que respondía a una formación jesuítica de muchos años, y que fue precisamente la cuna de la Reforma”. Los grandes movimientos transformadores de la historia de nuestro país tendrían mucho que ver en el clima de época, entre los que Lizárraga, mencionó “los reclamos de democratización de la vida política Argentina producto de cambios sociales importantes como la inmigración, la idea de progreso que venía planteada desde la segunda mitad del siglo XIX; y la renovación de las ideas políticas que condujeron a la necesidad de ampliar los derechos y la participación ciudadana, como quedaría planteado en la Ley Sáenz Peña; o la Ley Nacional de Educación N° 1420, que implicó el acceso a la educación laica”.
Pequeñas repúblicas
Retomando los principios del ideal reformista, Lizárraga describió a las universidades como “pequeñas repúblicas”: “porque uno de sus principios fundamentales es el cogobierno, que implica la participación en el gobierno universitario de todos los claustros: estudiantes, profesores, graduados y personal no docente; y fundamentalmente un principio tan caro a la Reforma como es la autonomía. Es decir, la capacidad de sancionar las propias normas ajustándose a los lineamientos establecidos por las leyes nacionales que rigen las universidades, de establecer sus propios estatutos y los mecanismos de la vida universitaria”. Asimismo, destacó “la enseñanza libre y la cátedra paralela”, como “elementos que dieron cuenta de la renovación que se pretendía frente a un modelo de educación universitaria muy ceñido a viejos parámetros”.
Las reivindicaciones de los pueblos originarios y el antiimperialismo también formaron parte de las proclamas universitarias y permanecen vigentes aún hoy como principios de las universidades de toda Latinoamérica que se reconocen hijas de ese proceso transformador: “independientemente de los modelos universitarios que existen en cada país es cierto que estos principios básicos que tienen que ver con la generación de un clima de desarrollo y conocimiento, y su distribución social, forman parte del modelo de todas las universidades latinoamericanas”.
Formar ciudadanos
A pocos años de que se cumpla el centenario de la Reforma Universitaria, y retomando conceptos del historiador Eric Hobsbawn, el decano de la FHUC consideró oportuno “repensar cuál es el modelo de universidad y cuál es el modelo que hoy requieren la sociedad, y nuestra realidad política. El desafío que nos deja el legado de la Reforma no es una universidad reformada, sino una Universidad en constante transformación”.
En esa línea, vinculó la participación de autoridades universitarias como observadores del reciente proceso electoral santafesino, con el compromiso social de las universidades en la Nación: “ese es un claro ejemplo de compromiso de la Universidad frente a la demanda puntual, en este caso del sistema político electoral, que la sociedad nos reclama. Si repasamos el conjunto de los programas de extensión, de vinculación científico-tecnológica, y de investigación orientada a problemáticas sociales y productivas, y convenios específicos como los que establecimos entre la FHUC y el Ministerio de Educación de la Provincia en distintos rubros, vemos que ese es el camino que queremos seguir, el que más se ajusta a una Universidad que se piense socialmente. Por eso siempre decimos que la misión fundamental de la Universidad, más allá de la de formar profesionales, es formar ciudadanos”.