Arg de Literatura
Hacedores de crónicas
Miércoles 22 de junio de 2016 / Actualizado el miércoles 22 de junio de 2016
Selva Almada, Liliana Villanueva y Cristian Alarcón protagonizaron el panel “Hechos, perspectiva, relato: cruces entre la crónica y la literatura”. Los escritores compartieron desde diferentes perspectivas cómo se entrecruzan el periodismo y el género.
“Lo que trasciende es lo que puede descubrir un periodista del mundo, no la información”. Estas fueron las palabras con las que Santiago Venturini abrió la segunda jornada del 12º Argentino de Literatura en el Foro Cultural UNL. La Sala Saer desbordó de público de todo tipo que se acercó para presenciar la mesa titulada “Hechos, perspectiva, relato: cruces entre la crónica y la literatura”. Este panel contó con la presencia de tres especialistas de la literatura narrativa argentina: Cristian Alarcón, Selva Almada y Liliana Villanueva. La propuesta consistió en exponer tres visiones diferentes de cómo la literatura y el periodismo se entrecruzan a la hora de crear el género crónica.
El eterno forastero
El inicio de las ponencias vino de la mano de la escritora entrerriana Selva Almada, autora de “El viento que arrasa (Mardulce)”, “Ladrilleros” y “Chicas muertas”, entre otras grandes producciones. La escritora expresó su perspectiva del cronista como “un forastero, un recién llegado a ese universo sobre el que va a escribir. Un voyeur, un mirón”. Sobre este punto remarcó la idea que evidencia una “cuestión de clase” en el escritor que siempre lo pone a una distancia de lo que va a contar.
A su vez expuso sus intenciones de erradicar el “mito del cronista in situ”, esa idea de que el cronista debe estar de cuerpo presente en el lugar de los hechos para darle a su narración esa verdad que parece una condición sine qua non del género. “La experiencia no es siempre intransferible. Si al escritor de novela policial no le exigimos haber asesinado a alguien para que pueda montar la escena de un asesinato, ¿por qué le exigimos al cronista haber estado para creerle algo?”, concluyó.
De viajes y crónicas
“Hay gente que viaja para enfrentarse a la aventura o para probarse a sí mismo, yo viajo para ser otra, para escribir desde otro lugar”. Así lo explicó Liliana Villanueva, una arquitecta devenida en escritora de crónicas quien a través de sus relatos compartió su opinión acerca del género de la crónica y su experiencia con la dimensión de la “otredad”.
Con la lectura de un texto que tituló “El arrojo de los tímidos y el misterio de los escritores”, la cronista habló sobre cómo lo personal está implícito en la crónica de viajes al afirmar que la primera persona es indisociable del género. La escritora, a su vez, destacó la importancia de ese “extrañamiento hacia cada uno de los lugares, personas y situaciones con las que se topó en todos sus viajes”. Su experiencia de vida en Rusia y en muchos otros lugares del mundo le aportaron la idea de que “cuando uno viaja mucho, la vida se convierte en un largo viaje hacia adelante”.
Testigo de lo real
Las palabras de Cristian Alarcón, director de la revista Anfibia, cerraron el panel con una reflexión acerca de la importancia de la realidad en la literatura del cronista. “Para nosotros no es un hábito la reflexión porque estamos siempre en el lugar del que intenta escuchar”, explica a la vez que comenta su experiencia en la que comenzó a hacer periodismo sin darse cuenta que estaba haciendo literatura.
“Un texto es al fin y al cabo es resultado de la vida entera de su autor, eso que afecta sus cinco sentidos y los del lector. Hoy miro la crónica con el ojo de editor de la revista Anfibia y busco en ella algo que me emocione ya no en la experiencia del campo sino en la lectura de lo real”, agregó. “Hay un punto que es extremadamente político de la crónica que hace que lo real sea literatura y la literatura vuelva literario lo real”, concluyó.