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El jueves 20 de abril, en el Ateneo del Rectorado de la UNL, 16 grupos de investigación,  iniciaron un novedoso ciclo de capacitaciones y asesorías para  adquirir  “Competencias para conectar desarrollos científicos con necesidades del sector productivo”. EStá principalmente orientado a potenciar las capacidades emprendedoras y de creación de empresas, basado en un enfoque que estimula la búsqueda de soluciones a problemas que se observan en el mercado. Son grupos de las Facultades de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU); Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB); Ciencias Agrarias (FCA); Ciencias Médicas (FCM); Ciencias Veterinarias (FCV); Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH); Ingeniería Química (FIQ); y Humanidades y Ciencias (FHUC), y del I Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química.
Por medio de un convenio firmado entre ambas casas de estudios, la UNL promueve el desarrollo de empresas de base tecnológica, cuyas ideas y proyectos están siendo abordados por los investigadores de dichas unidades académicas. Se trata de un proceso de formación, asesoramiento y tutorías cuyo objetivo es el de impulsar espacios destinados a brindar apoyo en la creación y consolidación de Empresas de Base Tecnológicas (EBT). Son seis encuentros: el primero se llevó a cabo en Santa Fe, habrá otros tres en Rosario, en la sede de la universidad capacitadora, y también se desarrollarán jornadas virtuales. 
Como punto de partida de esta vinculación, el rector de la UNL, Enrique Mammarella, recibió a la décana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, Ana Eugenia Galiano, y al capacitador Pablo Avalle, Lic. en Administración de Empresas y Master en Business Administration por la IAE Business School. Estuvieron acompañados por la decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNL, Liliana Dilon, el secretario de Vinculación Tecnológica e Innovación, Javier Lottersberger y el director del Centro para la Transferencia de los Resultados de la Investigación (Cetri Litoral), Christian Nemichenitzer.
Al momento de la apertura, Nemichenitzer remarcó que el objetivo propuesto es “el de sensibilizar a los investigadores en la posibilidad de creación de EBT y mejorar sus propuestas de valor de los resultados de I+D para transferirlos al sector productivo”. Para ello se abordarán contenidos sobre emprendedorismo y estudiarán las propuestas que cada grupo de investigación está trabajando, identificando “sus capacidades y pensándolas mucho más desde la transferencia que desde la ciencia”. 
En esta línea, Ana Galiana destacó que “desde la Universidad Austral se trabaja activamente en el ecosistema de innovación científico tratando de aportar nuestro granito de arena para el armado de modelos de negocios”. A su vez, celebró con entusiasmo que ambas universidades trabajen en conjunto, a la espera de que estas capacitaciones potencien a investigadores y sus proyectos.

Empezar por el ABC del proceso emprendedor
El ciclo de tutorías comenzó con el workshop a cargo del docente Pablo Avalle, quien estudia el mundo de la innovación, el capital de riesgo y cómo estos ecosistemas pueden generar impacto en materia social y económica. Durante la clase, abordó cómo las 4 D (digitalización, dematerialización, demotización y democratización) de las tecnologías pueden aportar a cualquier usuario para cooperar en los ambientes que cada investigador habita, persiguiendo propuestas de valor que generen impacto en los entornos y gestionando la innovación enfocada en el producto. A lo largo de la jornada, se trabajó en esta idea de elaboración “sumergida en el entorno”, para que allí aparezcan las soluciones que incentivan la producción de la ciencia, a través de materializaciones viables y sostenidas en el tiempo. “Estamos acá para construir un prototipo que pueda llegar al mercado”, afirmó el capacitador, quién sostuvo que hay que abordar primero la problemática para luego salir a vender eficientemente cierto producto o servicio de acuerdo a las necesidades detectadas en el contexto que cada equipo de investigación trabaja.
Este curso propició el diálogo entre investigadores de distintas ramas de la ciencia, confluyendo en un enriquecimiento de conocimientos entre los diferentes perfiles de quienes investigan. En este sentido, Nemichenitzer valoró la confluencia de “temas dispares y desconocidos entre pares, lo que genera un valor agregado y aporta a más y mejor transferencia de tecnología”. En tanto que Galiano agradeció a los asistentes por “abrir sus ideas y proyectos para el trabajo en conjunto”, valorando la vinculación con la UNL. “Esta interrelación ayuda a enriquecer la propia visión. La universidad tiene la potencia de la interdisciplinaridad y estos equipos pueden aprovecharla”.
A través de este ciclo, la UNL sigue fomentando la innovación y el desarrollo de empresas, apostando a sus investigadores, potenciando sus capacidades e impulsando el sector productivo de la región.