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Un grupo de expertos del Instituto de Catálisis y Petroquímica (INCAPE) de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) está abocado al desarrollo de un proceso continuo para producir carbón activado partiendo de la cáscara de coco como materia prima. El objetivo de los científicos es usar el material de desecho de la industria aceitera para obtener un carbón de gran calidad. Esta es una opción para utilizar un importante volumen de desperdicios, ya que en la producción de aceite de coco el 90% del volumen de materia prima termina como desecho, y sólo el 5 o 6% como aceite.
Se trata de un material con una estructura interna -a nivel molecular- similar a la de una esponja, que permite la retención de partículas dentro de su estructura. “En este caso, el carbón activo a partir de cáscaras de coco tiene la ventaja de ser un material que ya posee esta estructura interna, por lo que los trabajos de investigación y desarrollo tecnológico se centran en aumentar esa estructura para producir un material de mayor aptitud para la remoción de contaminantes orgánicos. Dadas sus características, desde el punto de vista del área, la resistencia al desgaste y la granulometría, se trata de un producto de muy buena calidad”, explicó el Dr. Carlos Ramón Vera, integrante del equipo de investigación del INCAPE, junto con los ingenieros Juan Carlos Yori y Carlos Pieck.
En la industria química, el carbón activado se utiliza como un adsorbente por lo que es muy útil en procesos de filtrado de líquidos y gases. A nivel doméstico, se lo usa en los purificadores para eliminar olores o sabores del agua, como los presentes cuando hay un exceso de cloro. A nivel industrial, forma parte de los más variados procesos productivos por su capacidad de separar elementos a nivel molecular. También tiene usos medicinales, especialmente como tratamiento en caso de envenenamiento, porque este carbón es capaz de adsorber venenos.
El carbón activo se puede elaborar también con cáscaras de nuez o de maíz y se utiliza para la purificación del aire y el agua; el carbón de coco es el preferido para la extracción de oro por sus mejores cualidades respecto al de nuez.

¿Cómo se hace?
El proceso de manufactura del carbón activo se realiza en dos períodos. “En una primera etapa la materia prima (es decir, la cáscara de coco) seca o semiseca se somete a un proceso de carbonización en atmósfera libre de oxígeno donde se produce una importante contracción de volumen como consecuencia de la deshidratación y la pérdida parcial de distintos compuestos producidos durante la pirólisis del carbón (que es la descomposición del compuesto químico por acción del calor). La segunda etapa es la de activación del material carbonoso, donde se genera un material con una elevada área superficial y porosidad”, contó Vera.
“Los trabajos implicados en este proyecto consisten en la optimización a escala de laboratorio de las variables más importantes relacionadas con el proceso de obtención de carbón activado. El estudio pretende analizar de manera experimental el efecto de las distintas variables operativas  (temperatura, caudal, condiciones del proceso) sobre las propiedades del producto final. El objetivo es obtener datos operativos que permitan realizar el diseño de la planta o la adopción de los distintos equipos necesarios para la producción que permitan optimizar al máximo los costos y la calidad de la misma”, agregó.
El trabajo de investigación se encuentra en su etapa inicial y los resultados están previstos para mediados de año. El informe final expondrá la tecnología primaria elegida, los modos de fabricación, los equipos a utilizar y las condiciones necesarias para el desarrollo del proceso.

Universidad y empresa
Este trabajo de investigación se desarrolla por solicitud de una empresa paraguaya dedicada a la producción de aceite no refinado de coco, Cocotera San Roque SA. El objetivo de la empresa  es aumentar el valor agregado del material produciendo carbón activado con los residuos y, por otra parte, aumentar el valor agregado de su producto primario -el aceite de coco- para lo cual se plantean otras actividades que contemplarán la generación de subproductos derivados de este aceite.