Interdisciplinario
Elaboran mapas del riesgo social asociado a los bosques nativos
Lunes 8 de julio de 2013 / Actualizado el lunes 8 de julio de 2013
En un trabajo que cruza el estado de los recursos naturales y las condiciones de vida de la población, investigadores de la UNL retrataron la situación del norte santafesino. Se trata de un recurso para abordar integralmente los problemas del territorio.
Afirmar que los bosques nativos están en riesgo parece un lugar común luego de que el tema finalmente logró insertarse en la agenda pública en los últimos años. Sin embargo, mucho menos frecuente es cuestionarse de qué riesgo se habla. Investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) emprendieron un trabajo interdisciplinario que indaga sobre los aspectos sociales y espaciales de la afectación de los bosques nativos.
Para ello, los investigadores cruzaron datos censales correspondientes a las poblaciones vinculadas a los bosques con el relevamiento de recursos naturales que previamente habían realizado los científicos. Eso, sumado al trabajo de campo sobre la realidad y las percepciones de la diversidad de actores sociales vinculados a los bosques santafesinos, permitió elaborar un mapa inédito para abordar una problemática territorial.
“Tomamos toda la información disponible y le sumamos trabajo de campo para tratar de generar un primer modelo de esa realidad que hasta este momento no estaba. A partir del mapa que hemos generado uno puede identificar áreas que son particularmente problemáticas y profundizar en ellas”, resumió Carlos D´Angelo, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias (FCA) de la UNL y director del proyecto.
De este modo, el trabajo logró trascender una mirada estrictamente atada a los recursos naturales para abordar al bosque de un modo interdisciplinario. Por ello el equipo de investigación incluyó también sociólogos y terapistas.
“El uso de mapas y la georreferenciación es una estrategia de comunicación de resultado que tiene que ver con poder incidir en la agenda de decisión política”, afirmó Virginia Trevignani, investigadora de la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) de la UNL.
En riesgo
Al hablar del estado de los bosques nativos se suele hacer referencia a la cantidad de hectáreas deforestadas o deterioradas en un lapso de tiempo. En este sentido, el Banco Mundial estima que se pierden 6 millones de hectáreas de bosque por año, en el mundo. Mientras que a una escala local, el relevamiento de bosques identificó un total de 769.081 hectáreas en Santa Fe y el Índice de Condición del Bosque Nativo desarrollado por los investigadores indicó que el 65% de esa superficie se encuentra degradada, es decir que padece alteraciones estructurales que amenazan su perpetuidad y funcionalidad.
Pero también existe otro tipo de riesgo: el riesgo social. “Refiere a los grupos y a los usuarios que viven de ese recurso natural o que tienen alguna relación directa o indirecta con él”, detalló la socióloga.
De cara al mapa presentado, D´Angelo explicó que “todo lo que corresponde a los departamentos Vera y General Obligado es un área crítica”. Allí, las condiciones sociales vinculadas al bosque deben ser manejadas con precaución y atendiendo a sus particularidades.
Los actores
En primer lugar se trabajó con los datos censales en su menor escala, es decir, tomando como unidad el radio censal, que refiere a los datos recabados por cada censista. Esa información incluye el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), la cobertura de salud, el nivel de educación entre otros parámetros.
Además de preguntarse por las condiciones sociales actuales de los grupos vinculados al bosque nativo, contemplar la dimensión social del problema también implica, según explicó Trevignani, indagar sobre sus percepciones de riego sobre este deterioro.
En este sentido, los investigadores se vincularon con distintos grupos como hacheros, pequeños productores, changarines, cazadores, dirigentes de organizaciones y agentes estatales. Cada grupo fue caracterizado, expresó su percepción sobre la situación actual, los significados que cada uno tiene en torno al bosque nativo y sus prácticas de uso.
“Se ve como los distintos usuarios del bosque atribuyen responsabilidades con respecto al deterioro. Algunos responsabilizan a los que hacen un uso directo como es un grupo de hacheros. En otros casos uno puede encontrarse con una mirada más politizada que atribuye responsabilidades a los grupos de intereses económicos más fuertes como los agropecuarios. Entonces, el deterioro del bosque es responsabilidad del corrimiento de las fronteras agropecuarias”, ilustró Trevignani.
El trabajo se enmarco en la línea de Cursos de Acción para la Investigación y el Desarrollo orientados a problemas sociales y productivos de la UNL.