Emprendedores
El uso de metodologías ágiles para gestionar proyectos
Lunes 31 de marzo de 2014
Gestión predictiva y métodos como Scrum o Kanban son herramientas utilizadas en las empresas y emprendimientos que promueven la autoorganización, superación, enriquecimiento mutuo y difusión del conocimiento en los ámbitos de trabajo.
Existen múltiples metodologías ágiles para gestionar proyectos, entre ellas el Método Scrum, uno de los más utilizados en la actualidad por empresas competitivas para organizar los ciclos de trabajo. Se trata de una metodología que permite contar con: equipos auto-organizados y motivados, conocimiento compartido, colaboración, responsabilidad y compromiso. Estas características se trasladan tanto hacia el interior del equipo como en situación de intercambio con el cliente.
En el marco del cuarto encuentro de los Cursos de verano para Emprendedores 2014, “Emprender en tiempos vertiginosos. Gestión de proyectos con metodologías ágiles” (que se realizó a principios de marzo) la docente, María Alejandra Giménez, sostuvo: “Las metodologías ágiles tienen como objetivo lograr mayor valor, agilidad, flexibilidad, fiabilidad y reducción de tiempos de desarrollo”. En este sentido, “se trata de un cambio cultural, de mentalidad, en la gestión de proyectos y hacia el interior de los equipos. En síntesis, es una metodología más motivadora que las tradicionales”, añadió Giménez.
La agilidad como constante en las empresas
Hacia fines de la década del ‘80 se produjeron cambios que provocaron un replanteo de los modos en que se gestionaban los proyectos. Hasta entonces la demanda era más estable y homogénea y consecuentemente, los ciclos de vida de los productos más extensos, pero los cambios en el entorno a nivel mundial fueron definiendo que se necesitaba producir con mayor celeridad y flexibilidad. Los japoneses Takeuchi y Nonaka observaron que algunas empresas en mercados competitivos, relacionados con la producción de vanguardia sacaban ventajas competitivas a través de la innovación y la rapidez de lanzar los productos en el mercado. También vislumbraron una mayor interacción de equipos multidisciplinarios de elite que trabajaban en proyectos de inicio a fin. Decidieron compararlos con equipos de rugby y al ambiente que se generaba lo llamaron “Campos de Scrum”.
Un nuevo escenario se hizo presente casi dos décadas después, pero en concordancia con estas primeras miradas. A partir del año 2000 es el momento de surgimiento del Manifiesto Ágil. En sus postulados y frente a las metodologías tradicionales, defiende a las personas por sobre las herramientas y procesos, al producto que funciona por sobre la documentación exhaustiva, la colaboración con el cliente por sobre la negociación contractual, y la respuesta al cambio por sobre el seguimiento de un plan.
Esta herramienta permite a los emprendedores estar a la vanguardia y acorde a los tiempos del mercado. “Las metodologías ágiles están orientadas a la entrega temprana de resultados tangibles y adaptadas a los cambios a gran velocidad. Permiten adaptar los procesos a todo lo relativo a la gestión del cambio. De este modo deja ingresar los cambios y los maneja de una forma natural. Las metodologías tradicionales trabajan de manera secuencial mientras que con las metodologías ágiles se busca trabajar de manera solapada”, dijo la docente.
Usos y ventajas del modelo Scrum
Existen una serie de problemas típicos que suelen aparecer, juntos o separados, en la gestión de proyectos. Se trata de la incertidumbre en cronogramas y presupuestos, y sobre el avance real del producto o servicio. También suelen aparecer problemas en los requerimientos, vinculados a dificultades por entender la necesidad del cliente y sus prioridades, y respecto a los cambios o estabilidad de esas exigencias. Pueden existir, además, problemas de comunicación con el cliente y hacia el interior del mismo equipo, e incertidumbre sobre el avance real de producto o servicio.
Frente a estas dificultades, se puede recurrir a metodologías tradicionales o bien a metodologías ágiles, como Scrum. El Scrum es un marco de trabajo para la gestión y desarrollo de proyectos basada en un proceso iterativo e incremental utilizado comúnmente en entornos basados en desarrollo ágil. Además es, dentro de las metodologías ágiles, una de las más utilizadas para la gestión de proyectos en sentido amplio.
En la mirada tradicional de la gestión de proyectos el enfoque está puesto en la especialización, el trabajo en fases, requisitos detallados y seguimiento de un plan riguroso de trabajo. En cambio, los campos de Scrum se caracterizan por el trabajo en equipo, realización de tareas solapadas, visión puesta en el producto y adaptación a los cambios permanentes. “Cuando hablamos del concepto de producto tenemos que pensar que se pasa de una visión de productos finales a una de productos en permanente evolución”, explicó la docente.
En cuanto a las ventajas de esta metodología, Giménez sostuvo: “Estos campos se caracterizan por la incertidumbre consustancial, la auto-organización, el control sutil y la difusión del conocimiento. Se trata de lograr autonomía, auto superación y enriquecimiento mutuo. Con Scrum todos conocen el proyecto y su visión de negocio, la información es accesible a todos y, al mismo tiempo, todos los miembros del equipo aportan y aprenden”.