Ciencia y Técnica UNL
El saneamiento, medida indispensable para prevenir enfermedades
Martes 20 de mayo de 2003
Profesionales de distintas disciplinas de la UNL consideran que, más que nunca, es necesario intensificar las medidas de higiene personal y de la vivienda. Dicen que es la única manera de prevenir enfermedades. Ambientalistas señalan que se vuelve imprescindib
El agua está bajando, y deja al descubierto una ciudad muy diferente, tanto dentro como fuera de las viviendas. En ese marco, la gente damnificada por las inundaciones está regresando, y es necesario que extremen las condiciones de higiene personales y de su hogar, a fin de impedir el contagio de enfermedades que pueden ser transmitidas por el agua.
“Las condiciones ambientales de los hogares están deterioradas, y también lo están las del entorno”, indicó Carlos Zapata, licenciado en Saneamiento Ambiental y docente de esa carrera, que se dicta en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
En este sentido, explicó que el espacio público presenta un alto grado de contaminación a través de la acumulación de residuos, los animales muertos y las aguas estancadas, que debe ser obligadamente minimizado. Por otro lado, los espacios privados (las viviendas) evidencian suciedades acumuladas, humedad y residuos orgánicos en paredes y demás superficies, además de un riesgo latente en instalaciones eléctricas y terrenos socavados por el agua.
“Lo primero que hay que hacer es poner en condiciones higiénicas la vivienda; después, exigir el saneamiento del entorno: las calles, las veredas, las cunetas y las plazas”, analizó contundente Zapata. Según indica, es poco útil extremar las medidas de higiene dentro del domicilio si las mismas no se reiteran en los espacios públicos, debido a que se multiplicarían las posibilidades de transmisión de enfermedades infecciosas.
“Todo lo que la gente desecha queda amontonado”, indicó Zapata. “En ese montón –agrega- quedan juguetes, que son tomados por otros chicos para jugar; o comida, que otros juntan para comer. Esa acumulación de residuos orgánicos e inorgánicos representa un foco infeccioso latente, por lo que se vuelve necesaria la limpieza de los lugares públicos”.
Desde la óptica ambiental –grafica Zapata-, es necesario zonificar la ciudad y definir áreas de riesgo ambiental: de esa manera puede establecerse qué zonas no deben ocuparse hasta tanto se realice la desinfección correspondiente y se pongan en condiciones habitables los espacios públicos y privados.
Entre tales enfermedades se destacan las diarreas, provocadas por distintas clases de microorganismos tales como bacterias, parásitos (fundamentalmente protozoos) y virus (hepatitis A), leptospirosis (por exposición directa o indirecta a la orina de animales infectados) o tétanos (en el caso de que se exponga una lastimadura a algún elemento contaminado).
En realidad –asegura Kiguen- “vamos a tener micosis, enfermedades respiratorias, parasitosis varias, pero no parece hoy probable la eclosión de epidemias que pongan en riesgo de vida a la población”. Sin embargo, en condiciones de catástrofe como la actual, se señaló también la importancia vital de mantener en estado de alerta los sistemas de vigilancia epidemiológica.
* Utilizar guantes, botas y barbijos al entrar en contacto con el agua de inundaciones.
* Ventilar las habitaciones de las viviendas.
* Cepillar las paredes y otras superficies con agua jabonosa hasta quitar todo resto de materia orgánica; luego, desinfectar la zona con agua lavandina (dilución: 1 taza en 10 litros de agua). Los hongos que crecen en las paredes pueden contaminar el ambiente y provocar reacciones alérgicas como asma y otras enfermedades pulmonares.
* Limpiar y desinfectar tanques de agua. Dejar correr el agua por las canillas durante diez minutos, por lo menos, antes de consumirla por primera vez.
* Utilizar siempre agua “segura” (ver apartado) para la higiene personal, la limpieza y cocción de los alimentos y la limpieza de la vajilla, utensilios de cocina, repasadores y trapos rejilla.
* Evitar el consumo de vegetales crudos.
* Al ingresar a la vivienda, si la misma ya se encuentra desinfectada y la persona ha transitado por áreas contaminadas, es aconsejable quitarse los zapatos, antes de entrar a la casa, para evitar transportar los microorganismos. También es aconsejable hacer lo mismo con la ropa que se utilizó para estar en contacto con agua de inundación, residuos o materiales contaminados.
* Es aconsejable que los niños no jueguen en lugares que no han sido desinfectados, ni que tomen juguetes que hayan estado en contacto con el agua de inundación. Si salen, procurar que cuando ingresen a la vivienda se bañen y se cambien el calzado y la ropa que pudo haber estado en contacto con el agua o con residuos.
Por otra parte, el agua de origen subterráneo (pozos), incluso provista por red, puede haber sido afectada por la inundación. Por eso se recomienda hervir el agua que se destina al consumo durante 1 a 3 minutos, en recipiente tapado, y agitarla antes de consumirla, de manera de airearla, guardándola luego en recipientes tapados que previamente hayan sido higienizados y desinfectados. De esta forma se eliminan bacterias, virus y parásitos, microorganismos que pueden afectar a la población. Esta agua puede utilizarse tranquilamente para el consumo, para limpiar verduras, frutas y utensillos, y para lavarse las manos y la cara. De esta forma se eliminan bacterias, virus y parásitos, microorganismos que pueden afectar a la población que bebe agua contaminada, o que incluso está en contacto directo con ella.
En el caso de que hervir el agua no sea posible, puede potabilizarse empleando dos gotas de lavandina por cada litro y dejándola reposar media hora antes de su uso. No agregar lavandina al agua de red pues ya ha sido clorada en la planta de tratamiento.
Además, más que nunca se recomienda no olvidar lavarse las manos con agua segura (hervida o previamente desinfectada, si no es agua de red) antes de preparar o comer alimentos, previo al amamantamiento de los niños, después de ir al baño, después de estar en contacto con agua de inundación o de limpiar la vivienda.
Fuentes de consulta: Dra. María Cristina Lurá, Bioq. Beatriz de Abramovich, Dr. Juan Claus, Lic. Carlos Zapata y Dr. Jorge Kiguen, de la FBCB
“Las condiciones ambientales de los hogares están deterioradas, y también lo están las del entorno”, indicó Carlos Zapata, licenciado en Saneamiento Ambiental y docente de esa carrera, que se dicta en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).
En este sentido, explicó que el espacio público presenta un alto grado de contaminación a través de la acumulación de residuos, los animales muertos y las aguas estancadas, que debe ser obligadamente minimizado. Por otro lado, los espacios privados (las viviendas) evidencian suciedades acumuladas, humedad y residuos orgánicos en paredes y demás superficies, además de un riesgo latente en instalaciones eléctricas y terrenos socavados por el agua.
“Lo primero que hay que hacer es poner en condiciones higiénicas la vivienda; después, exigir el saneamiento del entorno: las calles, las veredas, las cunetas y las plazas”, analizó contundente Zapata. Según indica, es poco útil extremar las medidas de higiene dentro del domicilio si las mismas no se reiteran en los espacios públicos, debido a que se multiplicarían las posibilidades de transmisión de enfermedades infecciosas.
“Todo lo que la gente desecha queda amontonado”, indicó Zapata. “En ese montón –agrega- quedan juguetes, que son tomados por otros chicos para jugar; o comida, que otros juntan para comer. Esa acumulación de residuos orgánicos e inorgánicos representa un foco infeccioso latente, por lo que se vuelve necesaria la limpieza de los lugares públicos”.
Desde la óptica ambiental –grafica Zapata-, es necesario zonificar la ciudad y definir áreas de riesgo ambiental: de esa manera puede establecerse qué zonas no deben ocuparse hasta tanto se realice la desinfección correspondiente y se pongan en condiciones habitables los espacios públicos y privados.
Las enfermedades
Según indicó Zapata, en coincidencia con el epidemiólogo Jorge Kiguen, médico y profesor de Epidemiología en la carrera de Licenciatura en Saneamiento Ambiental, “con toda seguridad” existen riesgos de adquirir distintas enfermedades y patologías transmitidas, en este caso, por el agua contaminada, aunque pueden ser prevenidas con una serie de cuidados básicos, que están relacionados, en forma primaria, con la calidad del agua que se consume y la eliminación de excretas.Entre tales enfermedades se destacan las diarreas, provocadas por distintas clases de microorganismos tales como bacterias, parásitos (fundamentalmente protozoos) y virus (hepatitis A), leptospirosis (por exposición directa o indirecta a la orina de animales infectados) o tétanos (en el caso de que se exponga una lastimadura a algún elemento contaminado).
En realidad –asegura Kiguen- “vamos a tener micosis, enfermedades respiratorias, parasitosis varias, pero no parece hoy probable la eclosión de epidemias que pongan en riesgo de vida a la población”. Sin embargo, en condiciones de catástrofe como la actual, se señaló también la importancia vital de mantener en estado de alerta los sistemas de vigilancia epidemiológica.
Consejos prácticos
Antes de alarmarse, respetar una serie de sencillos consejos disminuye el riesgo de contraer enfermedades cuando se permanece en el área inundada o se retorna a la vivienda luego de la inundación.* Utilizar guantes, botas y barbijos al entrar en contacto con el agua de inundaciones.
* Ventilar las habitaciones de las viviendas.
* Cepillar las paredes y otras superficies con agua jabonosa hasta quitar todo resto de materia orgánica; luego, desinfectar la zona con agua lavandina (dilución: 1 taza en 10 litros de agua). Los hongos que crecen en las paredes pueden contaminar el ambiente y provocar reacciones alérgicas como asma y otras enfermedades pulmonares.
* Limpiar y desinfectar tanques de agua. Dejar correr el agua por las canillas durante diez minutos, por lo menos, antes de consumirla por primera vez.
* Utilizar siempre agua “segura” (ver apartado) para la higiene personal, la limpieza y cocción de los alimentos y la limpieza de la vajilla, utensilios de cocina, repasadores y trapos rejilla.
* Evitar el consumo de vegetales crudos.
* Al ingresar a la vivienda, si la misma ya se encuentra desinfectada y la persona ha transitado por áreas contaminadas, es aconsejable quitarse los zapatos, antes de entrar a la casa, para evitar transportar los microorganismos. También es aconsejable hacer lo mismo con la ropa que se utilizó para estar en contacto con agua de inundación, residuos o materiales contaminados.
* Es aconsejable que los niños no jueguen en lugares que no han sido desinfectados, ni que tomen juguetes que hayan estado en contacto con el agua de inundación. Si salen, procurar que cuando ingresen a la vivienda se bañen y se cambien el calzado y la ropa que pudo haber estado en contacto con el agua o con residuos.
Á‚¿Cuándo el agua es segura?
De acuerdo con la lectura de la Dra. María Cristina Lurá y la Bioq. Beatriz Abramovich, docentes e investigadoras de la carrera de Bioquímica que se dicta en la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB), quienes cuentan con agua de red proveniente de fuente de agua superficial potabilizada por Aguas Provinciales de Santa Fe deberían quedarse tranquilos. Aún así, se recomienda que las viviendas afectadas por la inundación desinfecten sus tanques y red de distribución según las recomendaciones.Por otra parte, el agua de origen subterráneo (pozos), incluso provista por red, puede haber sido afectada por la inundación. Por eso se recomienda hervir el agua que se destina al consumo durante 1 a 3 minutos, en recipiente tapado, y agitarla antes de consumirla, de manera de airearla, guardándola luego en recipientes tapados que previamente hayan sido higienizados y desinfectados. De esta forma se eliminan bacterias, virus y parásitos, microorganismos que pueden afectar a la población. Esta agua puede utilizarse tranquilamente para el consumo, para limpiar verduras, frutas y utensillos, y para lavarse las manos y la cara. De esta forma se eliminan bacterias, virus y parásitos, microorganismos que pueden afectar a la población que bebe agua contaminada, o que incluso está en contacto directo con ella.
En el caso de que hervir el agua no sea posible, puede potabilizarse empleando dos gotas de lavandina por cada litro y dejándola reposar media hora antes de su uso. No agregar lavandina al agua de red pues ya ha sido clorada en la planta de tratamiento.
Además, más que nunca se recomienda no olvidar lavarse las manos con agua segura (hervida o previamente desinfectada, si no es agua de red) antes de preparar o comer alimentos, previo al amamantamiento de los niños, después de ir al baño, después de estar en contacto con agua de inundación o de limpiar la vivienda.
Fuentes de consulta: Dra. María Cristina Lurá, Bioq. Beatriz de Abramovich, Dr. Juan Claus, Lic. Carlos Zapata y Dr. Jorge Kiguen, de la FBCB