Buena gobernanza
El desafío de compartir el agua
Miércoles 17 de septiembre de 2014 / Actualizado el jueves 18 de septiembre de 2014
En el mundo existen alrededor de 300 acuíferos transfronterizos. Caracterizarlos para su adecuada gestión requiere acciones conjuntas entre los países que los comparten.
Gran parte de los recursos hídricos en América son compartidos. Sin embargo, los mayores esfuerzos para su gestión se han realizado a nivel de las aguas superficiales. “Porque son visibles y de este modo son mayores las facilidades para abordarlas desde el punto de vista del conocimiento”, afirmó Ofelia Tujchneider, docente e investigadora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL y del CONICET.
En el marco de la conferencia “Acuíferos transfronterizos. Gobernanza e importancia geopolítica”, la especialista explicó en qué consiste un sistema acuífero y comentó su experiencia en el Programa ISARM de UNESCO, que tiene como objetivo realizar un inventario de acuíferos transfronterizos en el mundo y elaborar recomendaciones para su gestión sustentable. “El propósito es evitar conflictos entre los países que comparten el recurso, lo cual pone en evidencia la importancia geopolítica que posee este tema”, subrayó.
La llave
En el mundo existen alrededor de 300 acuíferos transfronterizos. Su identificación se logró gracias a la cooperación de los países que compartieron datos e información. Por eso, aseguró Tujchneider, “el conocimiento es la llave”, no sólo para validar nuevos acuíferos, sino también para diseñar estrategias de gestión y protección. “Es el reto que enfrenta la gestión integrada de las aguas subterráneas y que consiste en equilibrar la explotación de un recurso complejo, en términos de cantidad y calidad, con la creciente demanda de los usuarios”, especificó la investigadora.
Para ello se necesita gobernanza, es decir, acciones coordinadas para administrar el recurso a través de la aplicación de normas y principios de responsabilidad, participación, información y transparencia. “En América Latina son escasos los ejemplos de buena gobernanza. Muchos países aún necesitan información, conocimiento, herramientas legales adecuadas, acuerdos institucionales para la administración, políticas y estrategias coherentes”, señaló Tujchneider.
Argentina no escapa a esta realidad. Comparte siete acuíferos con otros países y posee, como base de su economía, un significativo desarrollo de la actividad agrícola, que no sólo constituye la fuente principal de uso de aguas subterráneas en el país, sino también “un obstáculo para una buena gobernanza del recurso, debido a la convergencia de múltiples intereses”, acotó la experta.
La conferencia se llevó a cabo la semana pasada en la FICH, en el marco del curso “La gestión integrada de aguas subterráneas” de la Maestría en GIRH, con el auspicio de la Cátedra UNESCO “Agua y Educación para el Desarrollo Sostenible”, con sede en la mencionada facultad.