En el Consejo Superior
El arquitecto Carli fue distinguido como Profesor Honorario
Jueves 25 de septiembre de 2008
El acto se realizó en el Consejo Superior de la UNL. Fue el decano normalizador de la FADU en 1985.
El Arq. César Luis Carli recibió el diploma de Profesor Honorario de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) el pasado 23 de septiembre en el Consejo Superior de la casa de altos estudios. El acto fue presidido por el rector de la UNL, Albor Cantard, quien estuvo acompañado por el decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU), Miguel Irigoyen.
En este marco, el rector manifestó: “Carli se destaca por una serie de facetas difíciles de conjugar para un intelectual-profesional contemporáneo. Su obra incluye una vasta y reconocida trayectoria personal, una carrera sobresaliente como docente, investigador, autor de diversos títulos y su participación en todos los ámbitos de la cultura y la política de la región”.
Un referente
Por su parte, el decano de la FADU aseguró: “Por su inteligencia, agudeza y sensibilidad fue referente de los alumnos y jóvenes arquitectos, en cuyo estudio encontrábamos siempre un diálogo esclarecedor y la crítica clara. Abrazar la arquitectura exige pasión y mucha entereza para proseguir con las convicciones a pesar de las dificultades y de las escasa oportunidades. Carli ejemplifica la persistencia de los ideales y el compromiso irrestricto por soñar un mundo mejor”.
“Esta distinción me excede largamente. Les confieso que en mi vida jamás soñé vivir estas circunstancias; jamás pensé que podía ser merecedor de todas aquellas cosas que personas realmente importantes de la cultura, el pensamiento y la educación me están otorgando. Les agradezco profundamente todo esto porque sería bastante triste llegar al ocaso de la existencia y que el esfuerzo haya sido en vano”, expresó el homenajeado.
La arquitectura es de todos
A continuación ofreció una breve conferencia titulada “La arquitectura es de todos”. “La arquitectura es una construcción incesante. Ingenuo sería pensar que una vez terminada la construcción de la casa o del edificio, el proceso hubiera concluido. Nuestra obra no empieza nunca porque siempre es una nueva. Nada de lo hecho vale, sino como material de lo que queda por hacer; y lo que queda por hacer será patrimonio de la vida, del devenir misterioso del destino”, sostuvo Carli.
“La casa se convierte en una compañera sensible y comprensible: acepta calladamente su crecimiento biológico –la llegada de un hijo–, admite los cambios. La arquitectura nos permite que seamos, que imaginemos”, concluyó.
Sobre el homenajeado
Egresado de la UNL, tiene un posgrado en Francia. En 1985 fue convocado como decano normalizador por el rector Stubrin. Es autor de varios libros, uno de los cuales -“Casas que hacen casas”- propone el diseño de casas que mediante sistemas electrónicos van modificando su estructura interna, a partir del movimiento de muros. Esta propuesta pretende adecuarse a las distintas circunstancias que establece la sociedad.
Sus creaciones arquitectónicas tienen como principal consideración a la gente en su paisaje, habiendo desarrollado ideas precursoras en una vasta producción arquitectónica.