Arquitectura
Diseñan viviendas de emergencia con botellas y papel
Jueves 27 de mayo de 2010
Un estudiante de la UNL ideó habitáculos autoconstruibles para que los damnificados no abandonen sus casas. Son económicos, resistentes y fáciles de armar.
Una necesidad y una idea para solucionarla confluyen en el contexto de las inundaciones que suelen acechar a Santa Fe. En este caso, se trata de viviendas, ya que un estudiante de la UNL diseñó una serie de estructuras autoconstruibles para que los afectados armen módulos de emergencia.
Guillermo Vezzosi, estudiante avanzado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la UNL, es quien ideó paneles a partir de la utilización de botellas de plástico y papel, elementos usados y desechados todos los días. El resultado fue el diseño de refugios económicos, reutilizables, resistentes al clima y fáciles de armar.
La premisa de Vezzosi era responder a la necesidad de las poblaciones que deben buscar refugio en medio de desastres naturales como los que debió soportar Santa Fe años atrás. Ayudando a familias damnificadas, observó que muchas no se iban de sus hogares, sino que se quedaban en los techos. “Por eso, era preciso diseñar estructuras livianas que se pudieran armar sobre las casas. Además, debía existir la posibilidad de almacenarlas para usarlas en cualquier momento”, indicó.
Básicamente, la idea fue la construcción de módulos en base a paneles acoplables, indicó Vezzosi, que desarrolló el proyecto gracias a una Cientibeca, un incentivo de la UNL para iniciar a estudiantes universitarios en la tarea de investigación.
Reutilización
Luego de analizar otras iniciativas donde se utilizaba cartón reciclado para construir viviendas, Vezzosi pensó que, en cambio, hacía falta un material que fuera abundante y gratis. Así, surgió la idea de usar botellas de plástico.
“El gran problema del reciclaje es que debe consumirse energía y, además, contamina, por eso era mejor la reutilización de los envases. También usé papel de diario y pallets, las bases que se utilizan para el transporte de mercaderías, con el fin de evitar el contacto con el suelo húmedo”, manifestó.
Cada uno de los paneles está compuesto por un sistema de columnas acopladas formadas por botellas plásticas ensambladas entre sí. A esos envases se les aplican capas de papel pegados con adhesivo vinílico. El costo: aproximadamente 100 pesos por cada panel. Menos de lo que cuesta comprar una carpa.
Para albergar a dos personas, se utilizan dos paneles de 2,60 por 2 metros de altura, otros dos de 2,20 por 2 metros, y un panel cubierta de 2,60 por 2,20 metros. Cada parte insume entre 500 ó 600 botellas de dos litros, lo que implica un total de cerca de 3 mil envases.
Al mismo tiempo, Vezzosi comentó que la forma de encastre de los paneles (mediante el sistema macho-hembra) posibilita que se construyan lugares adaptados a la cantidad de personas: “Se generan células de crecimiento con una unidad básica de dos habitantes hasta generar pabellones de seis u ocho personas”, afirmó.
Además, los paneles se montan sobre una base compuesta por pallets que vuelven más rígida la estructura. “Los materiales necesarios se obtienen mayoritariamente de la reutilización de desechos, a los que pueden agregarse revestimientos y maderas”, apuntó.
Resistencia
A la vez, manifestó que, mediante la ejecución y el ensayo de un prototipo, pudo comprobar la funcionalidad y eficiencia de los módulos. “Los paneles verticales se presentan como elementos uniformes, livianos para su traslado y capaces de soportar el peso de una cubierta compuesta del mismo material que otorga rigidez al sistema y sostiene las partes laterales, evitando que fuerzas de empuje lateral, como los vientos, afecten la estructura. Además, las uniones de los paneles están diseñadas para evitar el ingreso de agua a través de ellas”, resaltó.
Otro de los inconvenientes podría ser el calor si los habitáculos se usasen en invierno. Sin embargo, Vezzosi dijo que la idea es que no se encienda fuego adentro, ya que no se hace así cuando la gente va a los centros de evacuados. “De todos modos, es algo que se puede solucionar con un revestimiento que retarde las llamas”, añadió.
Instructivo
Por otra parte, el joven ideó un instructivo para la construcción de la vivienda desde cero, ya que la propuesta es que sean autoconstruibles: “Se explica todo paso a paso, por eso no hay posibilidad de dudas. Además, el manual va acompañado de un pliego de medidas con planos precisos”.
La Cientibeca fue otorgada a Vezzosi por su promedio académico. El director del incentivo fue Alberto Maidana, y del proyecto, Julio Arroyo. Además, su trabajo recibió una distinción en el área Arquitectura, Urbanismo, Artes y Diseño, en el marco del XIII Encuentro de Jóvenes Investigadores de la UNL y el IV Encuentro de Jóvenes Investigadores de Universidades de Santa Fe.
El trabajo fue posible gracias a la colaboración de la empresa Estambul SA, que donó los envases para la construcción de los módulos.