Desde la escuela

Buscan mejorar la calidad del aire en Alto Verde

Lunes 22 de marzo de 2010

La quema de residuos y pastizales genera partículas respirables y gases que contaminan el ambiente domiciliario. Investigadores de la UNL y el CONICET trabajaron con los más chicos para saber qué se respira en el barrio y generar conciencia. Charlas y ensayos

Picazón en la nariz y ardor en los ojos son las señales más evidentes que manifiestan los chicos de Alto Verde al hablar de la calidad del aire. Al igual que en otros barrios periféricos, es la quema de basura y de pastizales la principal causa de contaminación atmosférica. Desde la Universidad Nacional del Litoral (UNL) investigadores y estudiantes trabajaron con unos 120 alumnos primarios y secundarios del barrio isleño para generar conciencia sobre la problemática del aire que respiran.
“No queríamos tomar el tema de la quema de basura aisladamente sino llegar a los chicos de la escuela y hacerlos pensar y actuar. Que surgieran en la escuela las necesidades y las inquietudes. Evidentemente surgieron porque, por ejemplo, terminamos trabajando sobre hongos que era la problemática de la institución y que nosotros no habíamos pensado al inicio del proyecto”, señaló Eduardo Lorenzatti, investigador del Instituto para el Desarrollo de la Industria Química (INTEC) dependiente de la UNL y el CONICET y docente de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la UNL.
El trabajo en torno a la gestión de residuos forma parte de una línea más amplia que es la autogestión de la comunidad y en la que la Universidad ya viene trabajando.

En la escuela
El equipo llevó adelante el proyecto de extensión universitaria junto con dos escuelas del barrio: la Nº 533 Victoriano Montes y la Omar Rupp. En ambas trabajaron de manera conjunta con los alumnos, docentes y padres. De acuerdo con Lorenzatti apuntaron en particular a los alumnos mayores por considerarlos como agentes multiplicadores que propagarán lo aprendido a los más chicos y sus familias.
A lo largo del ciclo escolar 2009, los investigadores realizaron charlas, experiencias y trabajos grupales para identificar las fuentes de contaminación. Para analizar el aire utilizaron un equipo para tomar muestras. Tiene un motor que es el de una aspiradora con una turbina y va unido a un tubo que lleva adentro un taco de poliuretano perfectamente limpio. Luego de atravesar el taco, el aire llega a otra sección en la que hay un filtro de fibra de vidrio que se asemeja al papel.
“Cuando el aire pasa por la malla del filtro que es muy fina se retienen los sólidos y al pasar por el poliuretano quedan absorbidas buena cantidad de sustancias gaseosas. Luego nos llevamos las muestras y las analizamos en el laboratorio”, comentó el director del proyecto.
En respuesta a la inquietud de los propios alumnos, se incorporó al trabajo el estudio de los hongos en la escuela. Así fue como los investigadores expusieron placas de petri –que se utilizan para el cultivo de microorganismos– en distintos ambientes para poder compararlos. “Cada disco se pone al aire y allí quedan los hongos que siempre hay en el aire. Los cultivamos y vimos los diferentes tipos y contrastamos lo que encontramos en los baños, el patio y la biblioteca”, indicó Lorenzatti.

Un problema social y ambiental
La combustión descontrolada de plásticos, poliuretano, cubiertas de automóviles y cables genera emanaciones de humo y gases tóxicos. Se trata de acciones humanas que impactan negativamente en la calidad del aire al introducir contaminantes ambientales en forma de partículas sólidas respirables y gases.
Como detalla el proyecto, el objetivo de la intervención fue concientizar a una parte de la sociedad sobre la necesidad de abordar diferentes formas de gestión ambiental que procuren una mejor calidad del aire del barrio.

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