Experiencia piloto
Buscan construir un modelo de evaluación para los profesorados
Martes 31 de marzo de 2015 / Actualizado el miércoles 1 de abril de 2015
Con el aval del CIN, se avanza en un modelo alternativo de evaluación para las carreras de profesorado por iniciativa de la Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y Educación.
El pasado 25, 26 y 27 de marzo tuvo lugar en la sede del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) el Seminario-Taller “Hacia la construcción de un modelo de evaluación para las carreras de profesorado”.
La iniciativa de la Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y de Educación (ANFHE) se dio en el marco del proyecto de “Construcción de un modelo de evaluación para las carreras de Profesorado. Experiencia Piloto de Investigación Evaluativa de las carreras de profesorados en Letras”, que aprobó el XXV Plenario de la Asociación.
En septiembre de 2014 ANFHE presentó un documento sobre criterios de autoevaluación de los profesorados, que fue avalado por el Consejo Interuniversitario Nacional (Res. CE 991/14). La Ley de Educación Superior, a través de su artículo 43, estableció el carácter de interés público de las carreras de profesorado, planteando la necesidad que fueran evaluadas y acreditadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU).
Los espacios de debate propiciados por ANFHE, en torno a la necesidad de aunar criterios entre las carreras de formación docente universitarias, posibilitaron avanzar en la construcción de un modelo específico de autoevaluación que permitirá atender a la diversidad de carreras de profesorados existentes, así como a las particularidades que tienen las propuestas académicas en el ámbito de las universidades públicas.
Decisión política
En la apertura del seminario, el presidente de ANFHE y decano de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, José Goity, destacó “la decisión de ANFHE de evaluar los profesorados, luego de haber trabajado en los lineamientos comunes de las carreras de Letras, Geografía e Historia”, y agregó que la iniciativa “va a tener un impacto significativo en todo el sistema universitario y, muy particularmente, en el sistema de formación docente”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, Claudio Lizárraga, definió la propuesta como “significativa, innovadora y que marca un nuevo rumbo. Porque lo más importante, independientemente de los resultados que tengamos con la carrera de Letras -elegida para participar en la experiencia piloto- a fin de año, es que la discusión de la evaluación en términos políticos-institucionales tiene una nueva faceta”.
En tanto, la decana de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNRC, Gisela Vélez, remarcó que, “más allá de una coyuntura, hay una convicción política de generar procesos de evaluación y de auto evaluación que sean democráticos, participativos, colaborativos y fuertemente entramados en un proceso de autoevaluación investigativa”.
A su turno, el presidente saliente del CIN y rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana, admitió que existen “expectativas muy grandes ante la primera experiencia de autoevaluación de un profesorado en el país”, a la que calificó como “ambiciosa”, y subrayó que se trata “del comienzo de la evaluación del sistema educativo nacional, lo cual abre perspectivas interesantes. El hecho que hayan sido las universidades las que plantearon el primer paso, nos da fortaleza y demuestra la capacidad y la decisión de ellas de autoevaluarse y de generar, a partir de eso, los cambios necesarios para tener mejores profesorados, mejores carreras de grado y posgrado y, algo que es fundamental, una mejor articulación con la escuela media”.
En tal sentido, Maiorana enfatizó que “el CIN y ANFHE vamos a patear el tablero con esta propuesta, porque las pocas evaluaciones y autoevaluaciones realizadas no fueron hechas con la seriedad correspondientes. Por muchos condicionantes que tienen las jurisdicciones, especialmente, condicionantes políticos. Por eso, cuando se plantea que lo mejor está por venir es correcto, porque nosotros somos los protagonistas de lo que viene. Este proceso necesariamente va a generar opciones nuevas, inclusive nos va a dar instrumentos para interpelar a las jurisdicciones, para discutir la articulación con la escuela media y primaria, e inclusive también, vernos a nosotros mismos y dejar de considerarnos los carapálidas del sistema”.
La propuesta
Zulma Perassi (UNSL) y Viviana Macchiarola (UNRC) son las coordinadoras técnicas del Proyecto. Al respecto, Perassi dijo que “esta experiencia piloto se llevará adelante en seis unidades académicas de Humanidades de todo el país, buscando sentar las bases de este proceso y empezar a definir los elementos claves que van a dar lugar al diseño de investigación evaluativo en cada Universidad”. Señaló que es “un camino complejo el que se emprende, que estará basado en una fuerte ética y una opción político-ideológica que implica elegir trabajar en una opción colectiva, colaborativa y participativa”.
Por su parte, Macchiarola sostuvo que “el proceso busca una comprensión de las carreras en su particularidad. Queremos generar un nuevo modelo de evaluación, construido participativamente. Y, una vez concluida le experiencia piloto en las unidades académicas, la idea es realizar una meta-evaluación para poder “generalizar” (respetando las particularidades), un modelo y estilo de trabajo, un modelo de evaluación”.
Las encargadas de llevar adelante el Seminario-Taller fueron tres destacadas especialistas sobre investigación y evaluación: Susana Celman, María Teresa Sirvent e Irene Vasilachis de Gialdino.
“Cuando hablamos de crear otra forma de evaluación no estamos pensando que no hay criterios. No es una postura anarquista, lo aclaro porque sino van a decir “ah, qué fácil”. Es mucho más exigente. Porque si los criterios surgen de las mismas personas que van a ser objetos de la aplicación de esos criterios, el compromiso es diferente. Es mucho más grande. Hay criterios, pero creados de otra manera. No impuestos desde arriba, si no creados por las mismas personas que van a ser objetos de aplicación. Esta investigación-evaluativa es mucho más costosa que hacer una planilla para poner criterios”, remarcó Vasilachis.
Por su parte, Sirvent comentó que “de lo que se trata es de un problema, un objeto, un tema, que se construye en cada facultad. La investigación evaluativa, encarada desde un enfoque participativo, puede recuperar lo particular, lo idiosincrásico, que en cada institución fue moldeando, fue dándole matices y texturas a esto que, en un principio, fue un plan de estudio. Por eso no se trata de evaluar ese plan de estudio que estaba escrito, sino qué hicieron docentes, alumnos, en ese lugar y con esa cultura, de ese documento original”.
“La fortaleza es contar con el conocimiento de los actores”, enfatizó Celman, quien agregó que “cada sujeto, además de tener su propia impronta, tiene la impronta del sector o lugar al que pertenece”.
Expectativas en torno a la propuesta
Durante los tres días que se realizó la actividad en la sede del CIN, estuvieron presentes representantes de las distintas instituciones que conforman ANFHE. Juan Pablo Abratte, docente de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC, señaló que “ANFHE está proponiendo un modelo que condice con la propia visión política de las propias unidades académicas y, por otro lado, le está dando un sentido de participación y democratización a los procesos de evaluación”. Al respecto agregó que es necesario “construir viabilidad política en torno a esto”.
Rina Lobo, representante de la Facultad de Humanidades de la UNCA, dijo que la iniciativa “da cuenta de las inquietudes y preocupaciones sobre la evaluación participativa y la formación docente”.
Por su parte, Candelaria Herrera (estudiante de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la UNC) comentó que asistieron para “interiorizarse sobre esta idea de ANFHE de tener un criterio propio, participativo, no tan mercantilista como el de la CONEAU”. En ese sentido, destacó la necesidad de darle “participación al estudiantado, ver el alcance real de ser contemplados como sujetos activos en el proceso, ya que somos los primeros implicados en el tema”.