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La Biblioteca Pública y Popular “Dr. José Gálvez” de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) se sumó a las celebraciones nacionales por el Día del Libro y el pasado miércoles 26 de junio a la celebración nacional, con actividades que incluyeron la inauguración de una muestra de la artista plástica María Eugenia Suárez; y la presentación del libro “Letras de bolsillo VI”, que reúne poesía y prosa, producidas en el taller literario El Patio, que coordina María del Carmen Villaverde.
En ese marco, en la Sala Maggi del Foro Cultural Universitario, los participantes del taller leyeron sus propios textos; y se escucharon las canciones de  “Lo que somos”, el grupo musical que integran María Inés Iacometti, en voz y percusión; Gustavo Juárez y Carlos Alarcón, en voz y guitarra; y Juan Rivoira, en voz y violín.
Cada 15 de junio se conmemora en Argentina la entrega de los premios de un concurso literario, organizado por el Consejo Nacional de Mujeres, ocurrida en 1908. En 1924, la fecha fue declarada oficialmente como “Fiesta del Libro”; y finalmente el 15 de junio de 1941, una resolución Ministerial instauró esa fecha como "Día del Libro".

Siempre vigente
Desde los primitivos soportes de piedra y madera, hasta las tablillas de arcilla; pasando por los papiros fabricados a orillas del Nilo; o los pergaminos medievales; la historia del libro fue marcada por innovaciones tecnológicas, y contingencias políticas y económicas, que a través de los siglos evolucionaron haciendo posible el acceso masivo a la palabra escrita. Para la directora de la Biblioteca “Dr. José Gálvez”, María Isabel Puliotti de Ferrari, esos cambios de soporte que en algunos momentos parecían amenazar la existencia del libro, no afectaron su vigencia como objeto donde se plasman las ficciones, el saber, y otros mundos posibles:  “ningún cambio técnico modifica el hecho de que para leer un libro no se necesitan más que ganas; sobre todo cuando existen lugares como esta biblioteca, que por su carácter público y gratuito, no deja excusas para no acercarse a disfrutar de un buen libro. Cada libro en sí mismo, hace posible una conexión que se puede renovar en cada relectura, donde el lector se encuentra con cosas diferentes. Esa es la magia que tienen los libros”, afirmó.

Razón de ser
Minutos antes de dejar inaugurada la muestra de María Eugenia Suárez en la sala de lectura del centenario edificio, Puliotti comentó que “decidimos celebrar el libro porque es la razón de ser de toda biblioteca; y sobre todo porque no se trata de un mero depósito de libro, sino que somos un medio para que los libros lleguen a los lectores”. En ese sentido, mencionó los servicios que la Biblioteca Pública y Popular “Dr. José Gálvez” presta en forma gratuita a toda la comunidad, como una manera concreta de facilitar el acceso a la lectura. Al respecto, destacó que además de los servicios básicos de consulta y préstamo con unos 32 mil volúmenes agrupados en secciones, la institución cuenta con hemeroteca, videoteca, programas de capacitación y moderno equipamiento tecnológico.
Además, señaló que los artistas convocados para en la ocasión, buscan “tender puentes a la imaginación, como los libros”: “la obra de María Eugenia Suárez es producto de dos años de investigación, donde ella exploró diferentes posibilidades en el uso del papel como soporte. Además, el tamaño de sus obras nos recuerdan a los libros, planteando una relación íntima con el observador, que obliga a acercarse al objeto para percibirlo en su plenitud”. Y agregó que “el grupo Lo que somos también establece puentes con el auditorio para transmitir emociones y sensaciones, como lo hacen los libros con el lector”.

El placer de escribir
Luego de dejar inaugurada la muestra plástica de Suárez, que permanecerá en exposición hasta el 12 de julio, se presentó en la Sala Maggi del Foro Cultural, el libro “Letras de bolsillo VI”, que reúne los textos producidos por los participantes del taller literario El Patio. Vale recordar que la iniciativa debe su nombre al hecho de que los encuentros literarios que se producen en el patio de una casa, que María del Carmen Villaverde consideró heredero de los talleres que coordinó en el Departamento Infantil del Liceo Municipal durante la década de 1960, y a los que siguieron otras experiencias, en las que se gestó lo que denominó como “una escuela adulta del lenguaje, un concierto de experiencias lingüísticas, donde exploramos percepciones, presencias y ausencias, con una particular visión de la vida”.