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La arquitectura se torna significativa a la hora de describir una cultura; sus obras se hacen eco de una realidad política, social, histórica ya que se crean en un contexto y espacio específicos. Generalmente, conocemos Brasil por sus playas, su idioma y su música, pero este país también tiene en su haber una vasta y rica historia en lo que a la arquitectura respecta.
Algunos aspectos relevantes de la cuestión brasilera han sido abordados por Ruth Verde Zein, arquitecta, master en Teoría, Historia y Crítica, doctorada en el Programa de Investigación y Posgrado en Arquitectura de la Universidad Federal de Río Grande do Sul y miembro del Comité Internacional de Críticos de Arquitectura, quien visitó Santa Fe en el marco del Ciclo de Conferencias “Arquitectura Latinoamericana del siglo XXI”, organizado por la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UNL. 
Como investigadora ha trabajado la problemática de la Escuela Paulista Brutalista de 1953-1973, como otra cara de la arquitectura moderna brasilera poco conocida en Argentina, con la obra de jóvenes arquitectos brasileros paulistas. En su tesis doctoral, la investigadora abordó esta temática y realizó análisis en comparación con otras tendencias de la arquitectura brasilera e internacional de aquel momento histórico. Además recorrió las obras representativas que pueden ser englobadas en las realizaciones de esta Escuela.
Esta revisión ha pretendido según sus afirmaciones que “la Escuela Brutalista Paulista, medio siglo después de su surgimiento, puede y debe ser finalmente vista con foco en lo arquitectónico. También precisa ser reconocida por sus valores universales, y ser liberada de las amarras conceptuales que hasta hoy limitaron su estudio”,  tal como lo afirmó Verde Zein en uno de sus trabajos (“Breve introducción a la arquitectura de la Escuela Paulista Brutalista”, disponible en http://www.vitruvius.com.br/arquitextos/arq069.01).
 
Arquitectura Paulista en la arquitectura brasilera
Ante la fuerte centralización de sus estudios en la arquitectura Brutalista de Sao Paulo, podría vislumbrarse una tensión con la llamada “Arquitectura Carioca”, ante la idea de definir la identidad de la arquitectura brasilera.
Sin embargo la arquitecta argumenta que “la identidad es una construcción que se inventa en cada momento histórico y cambia; es dinámica. En consecuencia, probablemente el concepto de identidad tenga que ser inventado y renovado por lo menos una vez, por cada generación.
En este sentido creo tener una visión pluralista de la arquitectura brasilera que niega lo esencialista, constructivista, y atenta contra lo particular y las diferencias. Esta idea no niega una posible existencia de una ‘identidad’ de cuño regional y/o nacional, pero apuesta a la posibilidad de que ella sea una construcción, posible de ser revisada y actualizada de diversas maneras a lo largo de un período temporal relativamente amplio”.
“No obstante, sería improductivo e insustentable negar o minimizar la importancia de la contribución de la Escuela Carioca y de sus principales autores y obras en la formulación de los paradigmas formales y conceptuales de la arquitectura brasilera, y evidentemente, de la propia arquitectura de la Escuela Paulista Brutalista”, agregó.

La identidad en el mundo global
En este sentido, Verde Zein indicó que la identidad brasilera se plasma en características arquitectónicas como “la integración entre interior y exterior, la permeabilidad entre estos dos espacios, el color, la manera colorida con que las personas se relacionan con la ciudad”, pero que también está condicionada por las miradas y el proceso de construcción.
“Hay una canción de Gilberto Gil que dice: Cuando Antes mundo era pequeno porque Terra era grande. Hoje mundo é muito grande porque Terra é pequena do tamanho da antena parabolicamará. En sintonía con esta melodía pienso que el mundo es más pequeño, la información circula en un micro segundo, y esto presenta una doble contradicción: por un lado estás conectado con todo, y por el otro está el intento de construir una identidad integrada.
En tal sentido la identidad sólo puede afirmarse reconociendo, y no negando ese juego permanente de cambios e intercambios, y como soy arquitecta y veo las cosas desde la arquitectura, en las obras -porque las obras tienen que ver con la economía, la tecnología disponible para que se pensara en cierto momento histórico- la identidad debe plasmarse en ellas”.
En cuanto a la identidad en la arquitectura latinoamericana, consideró que “no hay un estilo latinoamericano de arquitectura, ni un estilo argentino ni paulista; lo que hay son miles de posibilidades de opciones. En tanto actualmente nos estamos dando cuenta de que podemos mirar al lado, no sólo a Europa. Entonces miramos a Colombia, México; tenemos un poquito más de conciencia de que poseemos cosas en común, tal vez más en común que el que tenemos con un inglés”.