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El sedentarismo y la inactividad de las personas son características de nuestros tiempos que hay que empezar a combatir concientizando a la población sobre la importancia de la realización de la actividad física o de un deporte, para incorporar buenos hábitos a la vida diaria y así mejorar el estado de salud e inclusive prevenir enfermedades.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que “la actividad física moderada con regularidad es una de las maneras más sencillas de mejorar la salud y mantenerse sano”.

Ante esta situación, desde la Secretaría de Bienestar Universitario de la UNL se viene trabajando en la promoción de hábitos saludables y se brinda a la comunidad universitaria una amplia oferta deportiva y espacios para la recreación y la actividad física.

Cómo incorporar la actividad física a la rutina diaria

La actividad física debe ser placentera para la persona y debe perseguir un objetivo y un rendimiento acorde a las capacidades de las personas.

La OMS plantea que la persona activa y saludable es aquella que en edad adulta- a partir 18 años-realiza al menos 30 minutos de actividad física por día.

Gabriel Fessia, coordinador del Área Preuniversitario de la Dirección de Deportes UNL plantea que puede incorporarse mediante determinadas estrategias, por ejemplo: cuando es un traslado de menos de 1500 metros, no usar tanto el auto, usar la bicicleta o caminar; dejar de subir por el ascensor al edificio y subir por las escaleras; o en vez de realizar las compras en el mercado de una sola vez, repartirla en dos o tres veces en la semana en lo posible.

Pero otra cuestión es empezar a trabajar con políticas que estimulen principalmente a los chicos y jóvenes, para incorporar el hábito a temprana edad. Lo recomendable para los jóvenes es realizar al menos 60 minutos de actividad física por día.

“Como esa franja está en el sistema educativo, hay que empezar a desarrollar mayor cantidad de clases de educación física por semana”, sostiene Fessia.

Para los estudiantes universitarios también se presentan estrategias que pueden empezar a incorporar a su rutina, pero no siempre destinan un tiempo para ello.  “Hay trabajos realizados por alumnos de la Facultad de Ciencias Médicas en las distintas cátedras, nos marcan que las horas de estudio no son un impedimento para la realización de una actividad física”, plantea Fessia.

Entre las buenas prácticas que pueden empezar a incorporar  están: bajarse del colectivo unas cuadras antes para ir hasta facultad, a estudiar, o a la biblioteca, hacerlo al menos 3 veces a la semana para empezar a desarrollar el habito, y en lo posible “hacerlo en grupo porque eso hace que sea más placentero todavía. Si realizan una actividad deportiva, mejor”, recomienda Fessia.

Beneficios múltiples

“La actividad física controlada, direccionada y planificada otorga beneficios desde todo punto de vista: físico, psicológico, emocional. No existe actividad física que haga mal si está bien orientada”, afirma Fessia.

Desde la OMS se plantea que la actividad regular en los adultos reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y de colon, depresión y caídas; mejora la salud ósea y funcional, y es un determinante clave del gasto energético, y es por tanto fundamental para el equilibrio calórico y el control del peso.

Deportes en la Universidad

Los estudiantes regulares pueden practicar cualquier actividad de modo libre y gratuito.

Los deportes son: Ajedrez; Atletismo; Básquet masculino y femenino; Hockey femenino; Vóley femenino y masculino; Fútbol femenino; Fútbol masculino; Fútbol de salón ; Canotaje ; Navegación a vela, y gimnasia para damas. Se brinda, además, un circuito de salud y el gimnasio de sobrecarga.

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