En un barrio de Santa Fe
Abordar la salud de caballos para tiraje de manera integral
Miércoles 30 de abril de 2014 / Actualizado el martes 13 de mayo de 2014
Docentes y alumnos de la UNL trabajan junto a familias del Barrio Santa Rosa de Santa Fe que se dedican al cirujeo. La finalidad es conocer aspectos vinculados a salud pública, el cuidado del ambiente y el bienestar animal.
Los carreros del barrio Santa Rosa de Lima de Santa Fe se preparan para concurrir al campito que está bien pegado a la Iglesia. Allí estudiantes y docentes de la Facultad de Ciencias Veterinarias (FCV) Universidad Nacional del Litoral (UNL) erigen un gacebo que oficia de consultorio, preparan los insumos necesarios para las curaciones y también disponen de un espacio para que los niños jueguen y aprendan. El sol sube en este populoso barrio cuya población asciende a los 16 mil habitantes y que está ubicado al suroeste de la ciudad de Santa Fe. Como todos los martes por las mañanas, las primeras familias se acercan con sus caballos. Viven –sobreviven– del cirujeo, práctica arraigada y transmitida de generación en generación. Los niños también van llegando, quieren saber quiénes son esas personas vestidas de verde oscuro. Eso pasaba al principio ya que en 2013 iniciaron las primeras visitas; hoy ya los conocen.
El hecho de sanar es significativo, pero este proyecto de Extensión de la UNL, denominado “Concientización sobre enfermedades zoonóticas y uso racional del equino de tiro en un barrio de Santa Fe“, va mucho más allá de la atención de la salud de caballos. Es una propuesta pedagógica basada en lo que se conoce como “aprendizaje en servicio”. Al respecto, los docentes responsables Betina Mariño y Rubén Mazzini, remarcan que “el proyecto tiene como finalidad conocer aspectos vinculados a salud pública, el cuidado del ambiente y el bienestar animal, colaborando de manera solidaria frente a una necesidad social vinculada a las personas dedicadas al cirujeo. Esta iniciativa busca promover la integración social, tendiente a evitar la marginación, la discriminación y a educar en cuestiones básicas sobre el cuidado de la salud, los animales y el ambiente”.
Beneficio mutuo
“Esta experiencia nos enriquece mutuamente”, dijeron los docentes. “A los carreros y a su grupo familiar porque encuentran que las instituciones universitarias no son centros indiferentes a sus problemáticas sino organizaciones sensibles, dispuestas a interactuar con ellos para resolver problemas cotidianos y a los universitarios nos permite conocer una situación social muchas veces ajena o distante a nuestra realidad, mejorando nuestra capacidad para relacionarnos con los demás”.
La participación de los estudiantes es sumamente activa. Forman parte del proyecto alumnos que se encuentran cursando la asignatura Prácticas Hospitalarias de Grandes Animales quienes realizan habitualmente prácticas a campo durante sus “Guardias” –como se la conoce– por un periodo de 6 meses. Si bien es una forma de hacer Extensión porque los estudiantes tienen contacto e interactúan con los propietarios y empleados rurales, esta propuesta es diferente porque “con ella, intentamos despertar o fortalecer el compromiso social durante su etapa de formación y para su desempeño futuro”, sostuvieron los responsables. Este proyecto es continuación de la iniciativa del docente-investigador Roberto Rodríguez (hoy jubilado), “quien ha sido un referente en grandes animales en nuestra región”.
Sobre la situación de las familias que participan de la propuesta, los primeros datos recogidos dan cuenta que “son muy numerosas. En promedio dos adultos y seis menores por cada equino registrado. Cuentan con bajos e irregulares recursos económicos y un alto porcentaje de analfabetismo y deserción escolar, entre otros”. Finalmente, resaltaron que debido a que el sustento de las familias depende, casi exclusivamente, de las actividades derivadas de la tracción a sangre, “es nuestra intención que los informes finales de este proyecto puedan servir en el futuro para la implementación de programas integrales de reconversión con el objeto de mejorar esta difícil realidad social”.
El aporte de la Iglesia Santa Rosa de Lima y de su Párroco Dante Debiaggi es central, cediendo el terreno y apuntalando el proyecto. Numerosas cátedras y laboratorios de la FCV participan del proyecto realizando diferentes aportes. La FCV también pone a disposición su moderno quirófano de grandes animales.
No están solos
Participan y avalan esta iniciativa: el Instituto Nacional de Virología (FCM-UNC); el Programa CONTROL de Vectores (Dirección Provincial de Zoonosis del Ministerio de Salud de Santa Fe); la Escuela Particular Nº1196; Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Dr. Emilio Coni (INER) y el Colegio de Médicos Veterinarios de Santa Fe (Primera Circunscripción). Los siguientes laboratorios donan importantes insumos: Allignani Hnos., Zoovet, AlfaVet, Proagro, Over y Facyt.