Conmemoración

10 de noviembre: La ciencia en la vida cotidiana

Miércoles 6 de noviembre de 2024 / Actualizado hace 2 semanas, 4 días

En el Día de la Ciencia por la Paz y el Desarrollo la propuesta consiste en visibilizar la ciencia en nuestra vida cotidiana, desde cuando vamos en bicicleta al colegio o al trabajo, hasta cuando usamos el teléfono móvil o nos duchamos.

En el cuento “La carta robada” (Edgar Allan Poe, 1844) se nos enseña que demasiado cerca, desaparece. La historia trata sobre un misterio a plena vista: el prefecto de la policía de París busca desesperadamente una carta robada que compromete la reputación de una figura influyente. Pero, al buscar bajo la modalidad tradicional, registrando “habitación por habitación”, no logra dar con el documento que “confiere a quien lo posea un gran poder en cierto lugar donde ese poder implica un valor inmenso”. 

En tanto, el investigador Dupin (un detective de ficción, creado por Poe) al buscar por el lugar más inesperado, pero al mismo tiempo evidente, logra dar con la misiva.

Pensemos en cómo hay desarrollos científicos en muchas actividades y elementos de nuestra vida cotidiana  que damos por descontado por ser tan “evidentes”, “cotidianos” desde la ciencia de los materiales, la física del movimiento de los cuerpos, el deporte, entre muchos otros.

En el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo la propuesta radica en dar visibilidad a la ciencia presente en nuestras vidas cotidianas. Por ello, se entrevistó a tres expertos de la UNL: Marilina Carena, Doctora en Matemática, profesora asociada de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL e investigadora del CONICET; Federico Ventosinos, Doctor en Física, investigador del CONICET y de la Universidad de Valencia, España; María Alicia Serafino, Doctora en Antropología, docente-investigadora de la facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales, de Humanidades y Ciencias y de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL.

Paremos la pelota

“Si bien el fútbol tiene mucho de matemática alrededor, desde la geometría de la cancha hasta las estadísticas, hay algo que me parece muy interesante y tiene que ver con toda la ciencia y tecnología que hay detrás de la pelota”, sostiene Carena y agrega “para que una pelota sea autorizada para competencias importantes, tiene que pasar ciertas pruebas de calidad de la FIFA. Son ocho en total, de las cuales una tiene que ver con el tipo de materiales que se utilizaron, y las otras siete son puramente matemáticas: circunferencia, peso, esfericidad, rebote, pérdida de presión, absorción de agua y deformación. Para que un modelo de pelota sea aprobado, los resultados de estas pruebas deben caer en ciertos umbrales previamente determinados por la FIFA en sus manuales de calidad del balón”, continúa Carena.

“Un ejemplo simple de estas pruebas tiene que ver con la absorción de agua: la idea es que la pelota pueda resistir un rato en un partido bajo la lluvia sin ponerse tan pesada. Para el test se sumerge la pelota en un recipiente lleno de agua y se la comprime por medio de un pistón neumático. Se repite el proceso 250 veces. Se retira rápidamente la pelota y se seca su superficie con toalla. Se pesa la pelota y se compara con el peso original, para determinar qué porcentaje de su peso aumentó al mojarse, redondeado a una cifra decimal. El valor obtenido refleja el porcentaje de aumento del peso de la pelota al ser mojada, y no debe superar el 10%”, ejemplifica Carena.

La ciencia de andar en bicicleta

“Cuando uno más fuerte va en bicicleta, más estable se siente: lo que en física llamamos momento angular”, explica Ventosinos, quien anda en bicicleta todo el tiempo en España y prosigue “El momento angular, también conocido como momento cinético, es una magnitud física que contribuye a que la bicicleta se mantenga estable al girar sus ruedas”.

“Otros factores que contribuyen a la estabilidad de la bicicleta son: la inercia, la inclinación, la fuerza centrífuga”, puntualiza Ventosinos y agrega: “En lo que respecta al frenado, por ejemplo, los frenos a disco han mejorado mucho esta característica de la bicicleta” .

“Hoy en día el ciclismo de alta competencia lleva a la ciencia al extremo, para que la ingeniería de materiales haga bicicletas más livianas lo cual le permite al ciclista que parte de su potencia no se desperdicie en peso y en tracción. Luego, estos progresos científicos se desplazan, bajan al ciudadano común, lo que logra que la vida cotidiana sea más llevadera para todos”, indica Ventosinos. “El deporte se ve altamente beneficiado por los adelantos de la actividad científica”, enfatiza.

“La física cuántica, también conocida como mecánica cuántica, es una rama de la física que estudia el comportamiento de la materia a nivel microscópico, es decir, en las dimensiones de los átomos, moléculas y núcleo atómico”, expresa Ventosinos y agrega “esta comunicación por teléfono celular seguramente es posible porque los creadores de los Smartphone conocen mucho de física cuántica”.

“En el teléfono celular y al momento que usamos el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) tenemos una prueba que la Teoría General de la Relatividad la conocemos bien. Caso contrario tendríamos kilómetros de error porque los relojes atómicos de su interior perderían la calibración”, asegura Ventosinos.

Vida cotidiana y razonamiento matemático

“Entiendo por vida cotidiana lo que hacemos día a día, las rutinas, lo inesperado, lo que sentimos, lo que pensamos, lo que decidimos, lo que elegimos. Incluye todas aquellas acciones que llevamos a cabo en contextos familiares, sociales y laborales, y que forman parte de nuestros días. Van desde lo más simple como dormir o comer, hasta interacciones sociales complejas, pasando por el trabajo, lo recreativo, lo cultural”, esclarece Carena.

En tanto, María Alicia Serafino expresa que “para la disciplina antropológica la vida cotidiana permite aproximarnos a la interpretación de ciertas maneras de llevarse a cabo los vínculos sociales, prácticas y modos de conducta de las personas pero también desde la mirada puesta en la cotidianeidad analizaremos los sentidos y significados que las personas les dan a ciertas interacciones con otros, a espacios o a creencias. En nuestras rutinas diarias llevamos a cabo estos actos y en varias oportunidades las realizamos de manera “naturalizada”, es decir, no nos preguntamos mucho por qué las hacemos, ya sea de forma diaria o temporal”.

“Entonces, la vida cotidiana brinda información que será utilizada como datos para la construcción de un conocimiento científico que –desde la mirada de la antropología- permite comprender en términos culturales la presencia de valores, creencias, normas, moralidades en lo cotidiano a través de los actos y prácticas llevados a cabo por integrantes de una sociedad”, afirma Serafino.

“Es difícil no darnos cuenta de la cantidad de ciencia que nos rodea desde el punto de vista tecnológico, el celular es una extensión nuestra y lo usamos para todo, pero pienso que en los lugares donde no nos damos cuenta hay mucho de razonamiento que se entrena en matemática”, narra Carena.

“Por ejemplo, al momento de tomar decisiones o de abordar un problema ponemos en juego eso de ver qué es lo esencial y qué es lo accesorio, como dijo Eduardo Sáenz de Cabezón, un conocido divulgador matemático: “Con la matemática se aprende a ordenar el pensamiento, y eso nos hace más libres y menos manipulables”, resalta Carena.

¿Qué entendemos por ciencia?

“La ciencia son las diferentes maneras que tiene el ser humano de ir buscando respuestas a preguntas, es decir, la ciencia responde a una curiosidad innata al ser humano”, reflexiona Ventosinos.

“Podemos definir a la ciencia a partir de los diferentes conocimientos que se elaboran en los diversos campos en donde pueden aplicarse: refere a una organización de conceptos, categorías, métodos que de manera sistemática se aplican para estudiar, por ejemplo, fenómenos naturales, sociales o físicos”, indica Serafino.

“Comprender en términos científicos estas formas de existencia humana permite proyectar ideas, propuestas que a futuro puedan ser apropiadas y transformadas por las futuras generaciones. Por lo tanto, el conocimiento científico se encuentra en constante avance, es decir, no se lo puede entender como estático, cambia continuamente a partir de los logros o hallazgos obtenidos”, subraya Serafino.

“A simple vista parece que los científicos y científicas no tienen en cuenta la utilidad de los temas que investigan, por ejemplo cuando hace cien años Einstein se preguntaba por postulados como la alteración del espacio-tiempo que luego revolucionaron la ciencia”, concluye Ventosinos.

 

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