Megaexperimentos

“Las preguntas de la Física son las preguntas del hombre”

Viernes 5 de noviembre de 2010 / Actualizado el viernes 5 de noviembre de 2010

Así lo explicó el físico Pablo Bolcatto de la UNL en un nuevo café científico. La charla mostró la ciencia detrás de los experimentos más sofisticados que intentan dar respuesta a algunos de los interrogantes más simples y fundamentales: qué somos y de dónde v

Una obra del pintor Paul Gauguín fue uno de los disparadores para pensar la Física desde otro lugar en un nuevo café científico. Bajo el título “¿De dónde venimos? ¿Qué somos? ¿A dónde vamos?”, la pieza de arte ofreció un recorrido por los grandes interrogantes del hombre que son también las mayores preguntas de la ciencia. En ése marco,  Pablo Bolcatto y Federico Ventosinos -físicos de la Universidad Nacional del Litoral (UNL)- contaron cómo la ciencia intenta busca respuestas mediante megaexperimentos.
Según explicaron, para conocer el Universo o acceder a la materia, el camino que siguen los físicos es el de recoger indicios para reconstruir la historia de lo qué pasó y que explica lo que hoy es. “Es un camino a contramano o ingeniería inversa para poder entender”, resumió Bolcatto.
La Chopería Santa Fe fue el escenario en la tarde del jueves para un debate que tuvo a la Física como protagonista. El encuentro formó parte del ciclo organizado por la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de Santa Fe junto con la UNL, la Facultad Regional Santa Fe de la Universidad Tecnológica Nacional (FRSF-UTN), la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF) y el Centro Científico Tecnológico (CCT) CONICET Santa Fe.

Rayos cósmicos
El Universo tiene un sinfín de misterios pero desde la Física a gran escala pueden seguirse algunas pistas para entender ciertos fenómenos que suceden y que repercuten o impactan en la Tierra. Ése es el caso de los rayos cósmicos que son radiaciones superenergéticas que llegan permanentemente al planeta.
Como explicó Bolcatto, tienen una fuente que puede ser una explosión que emite radiación, luego viaja por el espacio intergaláctico con una energía enorme hasta que se encuentra con algo -que puede ser la Tierra- e impacta. “Estamos constantemente bombardeados por esta radiación”, recalcó el investigador. 
Cuando el rayo entra a la atmósfera choca contra esa capa que parece aire pero es “como una jalea con la que está untada la Tierra”, ilustró. De esos choques surgen otras radiaciones y se generan distintas partículas, que vuelven a chocar con otras repitiendo el proceso. Así, cuando llega a la Tierra, el rayo superenergético ya se dividió en muchas otras radiaciones. Para medir esta radiación, en Argentina existe el observatorio de rayos cósmicos más grande del mundo, llamado “Pierre Auger”, en la localidad de Malargüe, Mendoza. “Con esos datos podemos reconstituir la historia de ese rayo. Hasta el momento se sabe muy poco de los rayos cósmicos. Está claro que no pueden provenir de nuestra galaxia porque nada en ella puede generar esa cantidad de energía ”, explicó. 
El megaexperimento incluye 1.600 detectores de rayos distribuidos en una superficie de 3.000 kilómetros cuadrados. Además, dispone de cuatro telescopios de fluorescencia. Este experimento es posible gracias a la cooperación de más de 20 países.

La pieza que falta
Lograr comprender la materia es otra de las inquietudes que lleva al límite la experimentación. El Gran Colisionador de Hadrones (o LHC, por su nombre en inglés) se hizo famoso con el nombre la máquina de Dios y es, en realidad, la mayor y más potente máquina construida por el hombre. “Es un experimento que pone a prueba la explicación de la materia que se conoce como modelo estándar”, detalló Ventosinos.
El objetivo con el que se construyó la maquina en forma de anillo con 27 kilómetros de circunferencia bajo la frontera de Francia y Suiza,  capaz de generar simultáneamente las temperaturas más altas y las más bajas de la galaxia, es “encontrar el eslabón perdido: el bosón de Higgs”, contó. Se trata de un tipo de partícula elemental que “cierra” el modelo con el que actualmente se explica la materia.
Para encontrarlo, el LHC acelera protones (una de las partes de los átomos) y los hace colisionar entre sí, pero lograr que de ese choque se liberen las partículas tan buscadas es una posibilidad en un billón. “Es como buscar una aguja en 100 mil pajares”, ejemplificó.

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