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Con la presencia del prestigioso politólogo francés Alain Rouquié se inauguró el ciclo “25 años de democracia” de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). El intelectual desarrolló  la conferencia “La democracia en América Latina y los problemas de integración regional” el pasado 1 de septiembre en un Paraninfo desbordado de oyentes. En este contexto fue distinguido con el diploma de Huésped de honor de la casa de altos estudios.
Rouquié aclaró que abordaría “un tema complejo, vinculado con los 25 años de democracia que vive la Argentina”. Su disertación giró en torno de las “integraciones regionales desde el punto de vista de la democracia, tanto en Europa como en América Latina, partiendo de las dificultades que sufren esos procesos en ambos continentes”.
“Ese momento de crisis es particularmente interesante para analizar el papel de las democracias en las integraciones regionalistas. Los dos bloques se componen de países democráticos, en los que la ciudadanía juega un papel relevante y múltiple. Por otra parte la vigencia del Estado de derecho ha sido una de las motivaciones más fuertes para la creación de ciertos bloques, como el Mercosur y la Comunidad Europea (CE)”, aseguró.

La Comunidad Europea
Entre las características del bloque europeo, el politólogo mencionó: “La Comunidad Europea nació de la voluntad de terminar con las guerras. La base de la creación fue la reconciliación entre Francia y Alemania y el objetivo primitivo fue la paz, así como la consolidación de la democracia”.
“Las crisis actuales no pueden entenderse sin referirse a la democracia en todos sus niveles. Estamos en un mundo en vías de multipolaridad, bastante inconfortable. Ése es el telón de fondo de las regionalizaciones”, continuó.
Para el conferencista, Europa no es ajena a la crisis, “porque hay divergencia sobre la concepción de la unión y su funcionamiento”. En este sentido, detalló: “Ciertos sectores quieren acelerar la construcción con transferencia de soberanía. 14 países tienen una moneda en común, lo cual implica un sacrificio grande de soberanía. Otros consideran que la Comunidad Europea tiene que ser una unión aduanera perfeccionada. Es una concepción más instrumental. La segunda diferencia es el problema de la ampliación. Empezaron siendo 6 países, ahora, 27”.
Rouquié explicó que el proceso de integración europeo despertó “temores y mitos”, como el del “plomero polaco que le iba a sacar empleo al francés”. Asimismo señaló el “miedo a que invadieran la religión o se impusiera el aborto”, cuando en realidad esas cuestiones corresponden a “cada uno de los estados”.

América Latina
“El Mercosur nació del acercamiento entre Brasil y Argentina”, refirió el politólogo, según el cual en nuestro continente “la regionalización no ha frenado la democracia”, sino que por el contrario, “la democracia ha sido afianzada con las integraciones”.
 Entre los problemas del Mercosur señaló la “enorme asimetría entre cualquier país integrante y Brasil, que es muy reticente a la hora de compartir el poder”. En este sentido remarcó: “La integración exige sacrificios de soberanía. Brasil trata de sacar el beneficio máximo con un compromiso mínimo”. Respecto a la crisis en América del Sur, Rouquié sostuvo: “Tal vez la crisis actual impone una pausa necesaria para fijar la agenda del futuro”.

Regionalización y democracia
“Hay una especie de primavera democrática en América del Sur. La integración regional ha tenido un papel importante porque intenta crear un entorno de paz y estabilidad”, destacó el orador.
Más allá de las crisis que puedan plantear los procesos de regionalización, Rouquié concluyó su conferencia defendiéndolos: “La integración de Europa es el nombre de la paz que gozamos desde 1945; la del Mercosur, la legitimación de la democracia. Con eso ya se justifica plenamente la integración”.