Historia de la ciencia
¿Cómo eran los diagramas matemáticos en la antigüedad?
Lunes 5 de mayo de 2014 / Actualizado el lunes 5 de mayo de 2014
La respuesta a esta pregunta fue uno de los ejes que trabajó Christián Carman durante una charla organizada por la FIQ. Es docente de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet.
La charla "Haciendo hablar a los diagramas: cómo eran los diagramas matemáticos en la antigüedad", se realizó en la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) como iniciativa del Departamento de Física y la Cátedra Historia de la Ciencia. Estuvo a cargo de Christián Carman, docente de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet. En esta oportunidad el disertante dio cuenta de las características de los diagramas manuscritos, cómo construir un stemma codicum a partir de los diagramas y, finalmente, arriesgó algunas hipótesis acerca de las causas de esas características.
Carman, junto al profesor Rodolfo Buzón, se encuentra realizando la traducción al español, la primera en la historia en nuestro idioma, de una obra de Aristarco de Samos denominada: “Tratado de las distancias y los tamaños del sol y la luna”. Respecto al origen de la motivación por el estudio de los diagramas antiguos, Carman explicó: “para hacer la traducción nosotros tuvimos acceso a los manuscritos. Ahí fue donde vimos las figuras y nos impresionó la diferencia entre esas figuras de la antigüedad y las actuales”.
Qué dicen los diagramas
El manuscrito al que tuvieron acceso a los investigadores y actualmente se encuentran traduciendo al español, es parte de la obra de Aristarco de Samos y data del Siglo IX d.C. Es un escrito en el que se describe el cálculo de la distancia de la tierra al sol y de la tierra a la luna, incluyendo gran número de figuras matemáticas.
En torno a este nombre significativo de la astronomía griega, Carman dijo: “Aristarco como personaje es muy interesante porque es el precursor de Copérnico. Es un griego del Siglo III a.C autor de la teoría heliocéntrica de la tierra, lo cual fue revolucionario en el Renacimiento y mucho más en su época. Esta obra de Aristarco es una de las pocas que se conserva completa de astronomía griega de esa época. En el Siglo I d.C. aparece Ptolomeo, un astrónomo tan interesante que todos los anteriores quedaron eclipsados pero sus obras no se copiaron más y no se conservaron. La de Aristarco formó parte de una antología especial de pequeñas obras que se leían antes de las de Ptolomeo, con lo cual como tuvo cierta importancia se fue copiando. En este sentido, se trata de un acceso muy interesante a la astronomía de esa época”.
Como reflexión en torno al lenguaje y el significado de los diagramas, “lo que nos dicen estas figuras es que los griegos razonaban de una manera diferente a la nuestra. En concreto, en geometría eran mucho más abstractos y menos pendientes de las distancias de los diagramas para hacer sus pruebas geométricas”, expresó Carman.
Respecto al estudio de estos diagramas desde la mirada contemporánea, el investigador del Conicet sostuvo: “nos hace tomar conciencia que en nuestras figuras y forma de razonar hay ciertas convenciones que asumimos como tales pero que podrían ser de otra manera. Por ejemplo, que en la figura y en la prueba un ángulo tiene que ser necesariamente recto mientras que para los griegos no era esencial para la prueba. Esto nos hace tomar perspectiva de que algunas cosas que tomamos como verdades absolutas quizás podrían ser diferentes. Por eso el estudio de estos temas nos deja una buena enseñanza”.
Esta charla completó el ciclo de charlas vinculadas a la historia de la ciencia. Con anterioridad se dictaron en otras instituciones de la ciudad de Santa Fe: “la explicación del cambio de brillo de los planetas, un caso interesante para el realismo científico” y "La primera tableta de la Humanidad: historia del descubrimiento y funciones del mecanismo de Anticitera".