Industria y contaminación

¿Por qué hay malos olores en Gualeguaychú?

Lunes 17 de diciembre de 2007

La industria pastera puede emitir gases olorosos, pero eso no ocurre normalmente. Si bien las concentraciones no son tóxicas, el hedor es molesto para los vecinos. Científicos de la UNL analizan ésta y otras consecuencias de Botnia.

Que las plantas de celulosa emiten gases olorosos es algo conocido por los vecinos de Gualeguaychú, quienes ya denunciaron reiteradamente percibir desagradables aromas, similares al coliflor o huevos podridos, provenientes de la recién inaugurada Botnia.
Estos olores putrefactos se originan en el proceso de digestión que tiene lugar en la planta. Se trata de ácido sulfhídrico y mercaptano -el gas que se usa para dar olor al gas natural y así hacerlo identificable en caso de fuga-, y ambos se caracterizan por su hedor desagradable. En condiciones de funcionamiento normal de la planta, estos gases no salen al medio ambiente en cantidades apreciables, ya que son quemados dentro de las instalaciones.
"Normalmente no deberían existir escapes de gas porque todos los equipos y depósitos están cerrados; además existe un sistema de captación para que todos los gases posibles sean conducidos al lugar donde son quemados", explicó el Ing. Miguel Ángel Zanuttini y agregó: "Eso, si funciona bien, no tendría que tener problemas. No obstante, siempre que suceden puestas en marcha, paradas u otras situaciones de anomalías que pueden hacer que este proceso no funcione, los gases se pueden escapar".
El Ing. Zanuttini es docente e investigador del Instituto de Tecnología Celulósica (ITC) de la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL); disertó en el último Café Científico organizado por la Subsecretaria de Ciencia y Tecnología de la provincia con la colaboración de la UNL en el espacio cultural Triferto - UNL.

Efectos
"De acuerdo con los niveles que el ser humano es capaz de percibir, estos gases se encuentran por debajo de los valores que se podrían considerar nocivos para la salud. Sin embargo esto no quita que sean desagradables", comentó el experto.
Es difícil establecer un valor a partir del cual el gas es perceptible porque es algo que varía mucho de persona a persona, lo que implica que hay un amplio rango.
En cuanto a los efectos sobre la salud, es razonable esperar que estos gases no tengan efectos nocivos directos para los vecinos del lugar. "Hay niveles establecidos desde el punto de vista de la salud humana por organismos internacionales, que marcan cuáles son los umbrales para cada uno de los contaminantes que puede soportar una persona que trabaja ocho horas en la fábrica. Esos valores son mucho más altos de los que se pueden percibir estando fuera de la planta. Es decir que no es fácil probar un efecto directo sobre una persona", manifestó Zanuttini.
"Desde el punto de vista de la fauna, el impacto se puede dar si el olor hace que los animales migren del lugar. Por lo tanto no se puede decir que esto no va a producir ningún tipo de efectos", agregó.
Para ser eliminados, estos gases se queman en la caldera de recuperación y en el horno de cal; además en la planta, con quemadores específicos que usan un combustible adicional. "La combustión de estos gases no significa necesariamente una liberación de óxidos de azufre a la atmósfera, ya que gran parte se transforma en sulfato de sodio sólido. El azufre así vuelve al proceso", indicó Zanuttini.

Otras emisiones
Además de los gases olorosos, que en caso de funcionamiento normal no debieran emitirse, las pasteras tienen cuatro puntos bien identificados de emisión de gases. El primero de ellos es lo que se conoce como caldera de recuperación; el segundo corresponde al horno de cal que forma parte de la planta. El tercer y cuarto punto refieren a la disolución de las cenizas, tanto de la caldera como del horno, que se transforman en licor verde y agua de cal, respectivamente.
Los gases contaminantes que se generan en estos procesos son varios. Por una parte, los óxidos de azufre y los óxidos de nitrógeno traen como consecuencia, fundamentalmente, lluvia ácida.
"Este es un tipo de contaminación que normalmente no es sólo del lugar sino que se puede detectar a muchos kilómetros, dependiendo de las condiciones climáticas", explicó Zanuttini, al tiempo que aclaró que el problema es la cantidad de gases que se emiten y si se ajusta o no a los parámetros internacionales.
Otra de las emisiones a considerar desde el punto de vista de la salud humana son las partículas, que pueden depositarse en los pulmones y ocasionar severos trastornos. Para evitar que estas micropartículas escapen al ambiente existen sistemas electroestáticos que las separan. "Son procesos muy eficientes usados en la industria y que, si todo se desenvuelve normalmente, pueden mantener las emisiones de partículas en los rangos internacionales", contó el investigador.
También pueden existir en los gases, aunque en muy pequeñas cantidades, emisiones de dioxinas y furanos.
Finalmente, los efluentes líquidos que son volcados al río, también pueden tener efectos sobre el medio ambiente. En ese caso los principales factores a tener en cuenta son: la carga orgánica del agua, los niveles de fósforo y nitrógeno, y la presencia de compuestos orgánicos clorados.

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