Mariana Sanmartino reflexiona sobre la necesidad de escuchar las voces de los actores sociales en el quehacer diario de la tarea de investigar, y de reconocer que el conocimiento científico, en el entramado social, es sólo una voz más.
Se realizaron las jornadas “Ciencia en territorio”, organizadas por la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la UNL. Además de las presentaciones de los 28 proyectos en desarrollo correspondientes a la convocatoria 2016 de los proyectos CAI+D Orientados a Problemas Sociales y Productivos, las jornadas contaron con la participación de dos invitados. El primero fue Carlos Abeledo, especialista en gestión de la ciencia y la tecnología de la UBA quien acompaña regularmente a los CAI+D Orientados desde su creación.
Mariana Sanmartino fue la otra protagonista de esta edición; doctora en Ciencias de la Educación (Universidad de Ginebra, Suiza), es investigadora del Conicet y desarrolla sus actividades en el Grupo de Didáctica de las Ciencias, en La Plata. Estudió Biología en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.
Sostiene Sanmartino: “En el momento de embarcarme en el trabajo de tesina necesario para la obtención del título de Bióloga, me encontré frente a la posibilidad de desarrollar un proyecto diferente dentro de la facultad: llevar adelante el estudio del nivel de conocimiento sobre el tema Chagas por parte de las personas residentes en el área endémica en Argentina”. Según sus palabras, esto implicó “una metamorfosis sobre la concepción del aprendizaje, la ciencia y el valor social del conocimiento” (Sanmartino 2011).
“Aprendí en ese contexto que hablar de Chagas es hablar de la vida, de los derechos y de las luchas de quienes son ’los verdaderos protagonistas de esta historia’ –como suelo decir ganándome algunos enojos de colegas—“, para señalar que no son los médicos y los biólogos, sino esos “otros” y “otras” mirados/as muchas veces bajo nuestros microscopios, estigmatizados/as por nuestros discursos especialistas que hablan de “chagásicos”, “chagásicas” e “ignorantes”. (Sanmartino, 2012). “Justamente, esos ’otros’ y ‘otras’ son los actores principales de la historia”, asegura.
Esta reflexión, de la que da cuenta Mariana Sanmartino que consiste en escuchar esas “otras” voces, le permitió entender la problemática del Chagas desde la complejidad que la caracteriza. Pero, lo que observa en esa problemática, es una reflexión, un presupuesto que se puede extrapolar a todas las disciplinas sociales y a muchas otras problemáticas igual de complejas: “Las personas que tienen Chagas o que viven bajo riesgo de contraer el parásito que lo causa y eventualmente enfermarse, históricamente han sido consideradas como destinatarios/as pasivos/as de acciones pensadas y elaboradas desde el saber médico y eso tiene un montón de falencias”, explica.
“Cuando se piensa en la comunicación, en el sentido más amplio posible del término, si no interpelás a las demás personas, y si pensás que solamente es el conocimiento científico la vara con la que tenemos que medir el abordaje de los temas, te quedás a mitad de camino. Entonces, es necesario entender que el Chagas atraviesa la vida cotidiana de las personas, lo bueno y lo malo, si no consideramos qué tienen para decir las personas que viven con los problemas que tienen, estamos “chuecos/as”. No es la palabra médica, científica, académica, la única que tiene cosas interesantes y útiles para aportar”.
Entramado de Voces
“Una accede al título de grado y piensa que tiene la información correcta, y cuando aprendés a escuchar a los otros y otras, te das cuenta que la academia es sólo una voz dentro del entramado de voces que tienen que expresarse sobre determinado tema. En lo personal es un ejercicio permanente el de bajar los humos académicos, reconocerte en tus fallas e ignorancias, como un actor social más”, reflexiona.
En este sentido, Mariana Sanmartino afirma que un proyecto de investigación con actores sociales junto a actores académicos “no condiciona la investigación”. Añade que “es lo necesario, lo que tiene que ocurrir para que mi investigación vinculada a lo social ocurra y sirva más allá de las publicaciones y los congresos”.
“Hay investigadores/as que encaran un tema como el Chagas, pensando en esos otros y otras como, por ejemplo, un insumo de sangre o como un estricto corazón que camina. Esos vínculos más asimétricos complican la posibilidad de una relación y, en definitiva, de una búsqueda de respuestas y soluciones efectivas”, prosigue.
Los actores académicos, “pueden acceder a conceptos muy importantes sobre el tema Chagas, pero es interesante pensar cómo aporto a la cotidianeidad de las personas”, enfatiza Sanmartino.
Horizontalidad de saberes
Expresa Jean-Marc Lévy-Leblond en su texto Una cultura sin cultura. Reflexiones críticas sobre la Cultura Científica, que “la ciencia es a la vez demasiado seria y demasiado placentera como para ser dejada solamente en manos de los científicos”. Al respecto, Mariana Sanmartino asegura: “Le discuto a ese autor la centralidad en la ciencia, porque las personas se forman para hacer ciencia, para hacer arte, para enseñar, el tema no es que nos convirtamos unos en otros sino que reconozcamos lo que cada quien tiene para aportar. No hay una supremacía, sino que debe haber un diálogo para, en la medida de lo posible, sentarse a discutir y construir colectivamente; pensar que hay una horizontalidad de saberes, no un saber por encima del otro”, concluye Sanmartino.
Artículos:
–Jean-Marc Lévy-Leblond. Una cultura sin culturareflexiones críticas sobre la cultura científica. CTS: Revista iberoamericana de ciencia, tecnología y sociedad, ISSN 1668-0030, Vol. 1, Nº. 1, 2003, 139-151
-Mariana Sanmartino. La bióloga que cambió de rumbo. Sección “Una investigadora nos cuenta su trabajo”. Boletín Biológica. Año 4. No 19. 2011. Páginas 16-23.
-Mariana Sanmartino. Metamorfosis de una concepción sobre el aprendizaje, la ciencia y el valor social del conocimiento. Boletín Biológica No 23. Año 6. 2012. Página 12.