Carlos Gorriarena
UNA TOTALIDAD EXPRESIVA PRIMARIA Y SABIA
Las pinturas de Carlos Gorriarena son su experiencia de vida, revelando en sus imágenes, acontecimientos puntuales que transversalizan todo su hacer. Telas donde este artista estampa figuras, en contextos simbólicos, de apariencia simple, escenas que se sostienen en la primera mirada, por la cercanía que le arroja la realidad como referente. A medida que uno va viendo, van transformándose en inquietantes momentos captados y dejados allí. Para nuestra sorpresa, van tomando forma, van constituyéndose en puntos laterales de acción y de a poco se nos van manifestando, se van descubriendo algunos indicios, son pistas que nos dicen que allí hay otras cosas y así, aparece el conjunto complejo que hace a la totalidad implícita.
Carlos Gorriarena es un artista de este país, perteneciente a una generación donde algunos, como él, lograron escapar de la muerte. Marca de una época, grabada en la memoria individual y colectiva, que impregna su obra. Es probable que éste sea uno de los ejes inequívocos de su producción. Gorriarena nunca despreció las señales de su ineludible condición de ser mortal y por lo tanto, la vulnerabilidad que lo acompaña. Todos sus personajes, presentes o ausentes, aluden de alguna manera a ello, unos sutilmente, otros en forma brutal, y nos muestra sin reservas, la energía de los seres y sus acontecimientos.
Trata a la realidad como algo inasible, en mutación, y cuando creemos que hemos captado su verdadera intensidad, se producen otras mutaciones. Así se plantea una alianza entre los límites complejos de lo real y lo imaginario. Hay un sinuoso borde ficcional de constante deslizamiento por el mundo real, desplegado en sus telas, que se dejan abarcar completas por ese orden ambiguo.
Se comprende de este modo la síntesis entre objetos, personajes, forma y color, constituyéndose como particiones estructurales del tema central que siempre parece aludir a referencias explícitas de la escencia humana o de la propia experiencia pictórica.
Estas pinturas están impregnadas con toques de erotismo, de violencia, de guardados secretos que nos apuntan drásticamente, en una totalidad expresiva de una espontaneidad primaria, sabia, dotada de ironía e imprimiendo a la vez una seductora impronta estética.
El color tiene su papel protagónico, no es sólo una potente estructura más de la composición, sino que es tratado de un modo denso, contundente, y allí vemos otra vez lo simbólico en la obra de Gorriarena, con el color va señalando a la vez otros territorios que rayan con lo místico pasional.
Fundidos de blancos sobre blancos, modulaciones del color, matices tonales, fuertes contrastes, texturas vibrantes, líneas que bordean y limitan formas, son los juegos plásticos con los que el artista interviene las telas y de esta manera va dándonos cuenta del gran placer que le produce la pintura.
Encuadres recortados, planos rebatidos, figuras desparramadas en escena, perspectivas insólitas, son todos elementos que van ocupando el plano puntualizando nítidamente algunas señales de donde asirnos para poder reconocer las claves de sus agudas y mordaces propuestas.
Cuerpos y rostros informes, sombras categóricas, son representados por la agudeza del gesto, claro, directo y audaz, que es la manera expresiva de mostrar, que detrás de cada escena está la mueca malvada de la violencia, en una convivencia agónica, protagonizando la historia. Herencia que el artista recoge, implicando en ello al espacio vasto de la memoria, desde donde redimensiona su propia existencia y así la recupera, no sólo como un valor para hoy, sino como un sentimiento hacia la eternidad.
Carlos Gorriarena amalgama en sus obras la intuición poética con la emoción dramática, es un maestro del arte argentino y del mundo, un paradigma de la pintura contemporánea, un hacedor único del juego vital del arte, es un artista que ya es leyenda.
Lic. Stella Arber
Directora MAC UNL