Darío Ares - Mauro Guzmán - Ruy Krygier - Oligatega (Mateo Amaral, Maximiliano Bellmann, Alfio Demestre, Mariano Giraud) - Sebastián Pinciroli
La muerte como protagonista
Videodrome es una muestra de gran contundencia visual, realizada en soporte video, modo este de abarcar procedimientos y dispositivos de orden específico tecnológico para la realización audiovisual con intensión de utilizar este medio para producciones creativo-expresivas en el mundo de las multifacéticas artes visuales de nuestros tiempos y su expansión experimental.
En diálogo permanente con otras disciplinas, técnicas y expresiones comunicacionales, el video presenta una versatilidad en su práctica que le permite renovarse continuamente, tornándose abarcativo y lleno de posibilidades favoreciendo surgimientos o apropiándose, como en este caso, de procesos creativos de orden icónico, como el que se redefine en estas salas: el género cinematográfico de terror denominado “gore”.
Las imágenes apuntan directamente al cuerpo humano como exploración de lo sombrío y macabro, haciendo hincapié en lo necrológico.
El ser humano sometido a pruebas extremas, la propia corporeidad entra en límites inusuales de impulsos destructivos en una especie de danza trágica y funesta, provocando reacciones extremas, casi imposibles de visualizar por momentos. Recreado en las obras de arte contemporáneo como tema candente ya desde el Accionismo Vienés y sus representantes que no privaron al espectador de ninguna imagen extrema e hicieron de ellas su leit motiv.
De un realismo corrosivo lindando en crudismo en su búsqueda expresiva, se produce un corrimiento de los bordes de las sensaciones humanas a través de lo visual.
El linde gira alrededor del extremo de la vida, es decir, basa su desafío precisamente en la muerte y en todas las connotaciones siniestras que giran a su alrededor.
Ferocidad y salvajismo se imponen en estas escenas violentas que no son parte de la realidad, sino que son productos de performances implantados en ella, producidas para ingresar como realidades paralelas liberando así, la pura acción de explorar el campo psico-físico humano y sus límites, tanto de artistas como de espectadores.
El ritual del sacrificio humano y de animales nos llega desde tiempos inmemoriales, tal pulsión por la muerte hace que desde siempre, esta se pronuncie como una latencia que se impone, se determina, prospera y ocupa su lugar y hasta tiene sus adeptos para los cuales, el derramamiento de sangre y la muerte tienen atractivos y encantos especiales.
La elocuencia de las imágenes nos enfrenta con el poder que producen las representaciones de las mismas y con la cruda presencia de la materia degradada, su vulnerable fragilidad, su insolidez, a hasta su desintegración, así como también al creciente deterioro que produce la muerte. Sin duda una protagonista atípica en el MAC, cada video da cuenta de la hábil creatividad de los artistas para producir las escenas y no decaer en sus objetivos, los variadísimos recursos visuales utilizados nos producirán temores y hasta asco o repulsión. Mutilaciones, residuos patológicos, cadáveres y derramamiento de sangre, violencia y sensacionalismo se nos ofrece para evocar al Gore, aquel género cinematográfico de terror y por sobre todo, poner en el tapete el espectáculo de la muerte.
Lic. Stella Arber
Directora del MAC