Nilda Marsili
REINVENTAR EL SONIDO
Desde el inicio significó dejar la huella, decir: existo, vivo, estoy aquí en este inmenso universo donde hay un pequeño lugar que habito. Es mi mano, es una mano, es la mano de la humanidad la que quedo marcada en las paredes de una caverna. ¿Porque hacerlo?, ¿porque pintar?. En mi, siempre hubo un íntimo temor a no poder alcanzar la realidad, no poder verla, no poder entenderla, a que todo se vuelva incierto, a lo siniestro, a lo que no se muestra, frente a ese temor la necesidad de decir existe lo concreto, existe lo absoluto;
existo, estoy aquí, estoy viva… en el mundo de los vivos.
Veo el color…. me emociona…. Me emociona la humanidad y la capacidad del hombre de dejar su mano roja sobre la piedra. Con un lenguaje claro, transparente, después de veinte mil años, es su mano roja la que me muestra. Me muestra su mano… pintada de rojo y yo… entiendo su mensaje. No hay palabras que expliquen el gesto, el color, son emoción.
¿Por qué pinto?...Para atrapar el rojo, para atrapar la forma, para atrapar lo cierto, lo absoluto, …la emoción.
¿Por qué pinte la música?...
Después de tantos años pensando en la música, deseándola, aunque siempre separada de ella por un pequeño espacio… tal vez un abismo infranqueable. Pero el hombre es hombre…. y tengo una mano que puedo pintar de rojo y con ella pintar todo, hasta el sonido. Pintar de rojo. Acercarme a la música a través del color…, de la forma…, es una posibilidad…, me aprovecho soy humano, como aquel hombre que pinto su mano roja. ¿Por qué no acceder a la música desde el rojo? ¿Por qué no acceder a la música desde el color?. Tengo una mano roja y puedo reír. Puedo reírme de mis propias limitaciones, puedo reir a carcajadas a través del color. Y entonces solo cuenta el aire, la carcajada y el rojo.
Asumo mi suerte libre y con los ojos abiertos, esta es para mí la mejor opción.
Ahora entiendo que el arte es lo real, lo cierto, lo claro. El arte me rescata y me perdona ser finita, ser imperfecta, ser humana. Yo soy una mujer finita y con limitaciones, pero tengo mi mano pintada de rojo.
Lic. Stella Arber
Directora del MAC